DiócesisHomilías Mons. Dorado

Virgen de la Merced

Publicado: 24/09/2007: 1424

1.- “Sacar a los omes de captior es cosa que place mucho a Dios, porque es obra de merced”. Cuando el Rey Sabio escribió esta frase en el siglo XIII, tal vez no era consciente de que estaba empleando las mismas palabras que le había dicho la Virgen a un hombre de Dios, San Pedro Nolasco. Fueron los frailes Mercedarios quienes dieron a María el hermoso nombre de Nuestra Señora de la Merced, que es como llamarla madre y liberadora de todos los cautivos.


2.- El sentido de esta expresión –Virgen de la Merced- no se limita sólo a la función de liberar cautivos o presos en la cárcel.

El Papa Juan Pablo II, en la encíclica “Redemptoris Mater”, escrita en el año 1987, amplía el verdadero sentido de esta advocación con estas palabras:

“Dependiendo totalmente de Dios y plenamente orientada hacia Él por el empuje de su fe, María, al lado de su Hijo es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La Iglesia debe mirar hacia Ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad el sentido de su misión”.


3.- Justamente un siglo antes, el 16 de marzo de 1878, en Málaga, D. Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno, bajo la protección e inspiración de la Virgen, funda la Congregación de las Hermanas Mercedarias de la Caridad.

Él soñaba, como Jesús, “pasar haciendo el bien a la humanidad en Dios, por Dios y para Dios”, dejándose interpelar por las necesidades de los más pobres. El carisma de esta Congregación lo describe con estas palabras: “Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas, no dejar, si fuera posible, en todo el mundo, un solo ser abandonado, afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos”.

Más tarde, a vosotras, os decía:

“¡Cómo llenará vuestro corazón, cómo os parecerá hermoso el día que podáis decir, al terminarlo: hoy he curado esta llaga, he dulcificado tal desgracia, he enjugado las lágrimas de alguien que sufre, con una palabra de consuelo!”.


4.- Sois “mercedarias de la caridad”. Acentuando sobre todo un aspecto fundamental que es la “misericordia”, que es un amor entrañable al necesitado que no se lo merece: ser misericordiosas, como Dios es misericordioso. A la Virgen la llaman “Madre de misericordia”, que sintoniza con el necesitado y actúa haciendo todo lo posible.

Por eso creo que la espiritualidad de las Mercedarias de la Caridad se concreta en vivir con plenitud las llamadas “obras de misericordia”, que la Iglesia concreta en 14:

A). Siete espirituales:

• Enseñar al que no sabe: problemas de la ignorancia religiosa y necesidad de la catequesis.

• Corregir a los pecadores (corregir al que yerra).

• Perdonar a los que nos ofenden.

• Dar buen consejo al que lo ha de menester.

• Soportar a las personas molestas.

• Rogar a Dios por los vivos y por los muertos.

B). Y otras siete corporales:

• Dar de comer a los hambrientos.

• Dar de beber a los sedientos.

• Vestir al desnudo.

• Dar posada al peregrino.

• Visitar a los enfermos y presos.

• Enterrar a los muertos.

La medida de su misericordia Dios la mostró de modo tangible e inequívoco en su Hijo.

Para servir a los pobres el Evangelio del amor, de la misericordia y de la ternura de Dios, necesitamos vivir el amor y la entrega a Jesucristo Redentor y el amor a Santa María de la Merced.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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