Publicado: 07/04/2007: 1139

S.I. Catedral


1.- Las mujeres que corren al sepulcro en la madrugada del Domingo son las primeras en vivir la experiencia de la Resurrección del Señor. Esta experiencia las conduce de la incredulidad a la Fe.

Ellas aman intensamente al Señor, pero no creen en él. Está muerto, completamente muerto, definitivamente muerto. Pero aman. Y el amor nos predispone para la Fe. Porque le han seguido, le escuchamos decir:

“Me matarán, pero volveré a la vida” (Lc 9, 22).

La fe gozosa y activa de estas mujeres nace de la confluencia de tres factores: la experiencia pascual, el amor previo al Señor y la evocación de su Palabra.


2.- ¡Cuánto necesita nuestra Fe ser confrontada por la escucha de la Palabra de Dios, por el amor del Señor y por la experiencia pascual! Nuestra vida ordinaria se despliega muy mayoritariamente en un ambiente de indiferencia religiosa. Lejos de ser despertada y fortalecida por el contraste con el clima dominante, corre el riesgo de atenuarse, de enfriarse y de perder vigor y entusiasmo. Es semejante al fuego que hemos encendido a las puertas, al inicio de la celebración. Sometido a la intemperie ambiental, necesita para consolidarse el mismo triple alimento: escuchar reiteradamente la Palabra de Dios; amar intensamente al Señor en sí mismo y en los hermanos y hermanas; recibir el soplo de la experiencia que nos haga sintonizar y gustar por dentro con el mensaje cristiano.

Por la gracia de Dios somos creyentes. Sabemos por esta fe que Cristo está vivo: ¿No le falta a nuestra fe el brillo pascual? ¿No necesita un buen refuerzo de convicción, de valentía testimonial, de alegría y de esperanza?


3.- La fe de la Iglesia de Málaga se volverá más genuinamente pascual cuando sean muchos grupos y comunidades que se reúnan en todas las parroquias de la diócesis para aprender a realizar una lectura creyente de la Palabra de Dios. El tema central de nuestro Proyecto Pastoral Diocesano es la Fe y pretende “fortalecer la Fe de los practicantes, reiniciar en la Fe a los no practicantes y proponer la Fe a los no creyentes”.

Por la palabra Fe entendemos “la experiencia cristiana”. Por eso, “fortalecer y transmitir la Fe” es lo mismo que fortalecer la “experiencia cristiana” de los que ya estamos bautizados y transmitir esa experiencia salvadora a los que todavía carecen de la misma.

La clave pastoral que adopta nuestro Proyecto es “el primer anuncio y la Iniciación Cristiana”, que es lo mismo que anunciar y hacer la propuesta de la Fe en Jesucristo a aquellos que no le conocen o son indiferentes a Él, y acompañar a los que quieren acoger la Fe y reavivar y sostener la Fe de la comunidad eclesial hasta adquirir la madurez en la vida cristiana. Dicho de otra manera, queremos ayudar:

• a adquirir una formación básica, articulada y sistemática de la Fe,
• avivar la experiencia de encuentros con Cristo en la oración y la celebración de los sacramentos de la Iniciación Cristiana,
• y descubrir el significado profundo de la Caridad y la íntima unión que existe entre la Fe y la Vida.

La parroquia es el ámbito fundamental en el que desarrollar los objetivos propuestos. Y queremos unas parroquias renovadas que sean, al mismo tiempo:

• casas y escuelas de oración,
• casas y escuelas de comunión,
• y casas y escuelas de misión.

Si, con la ayuda del Espíritu Santo, sabemos dar vida a estos proyectos, veremos resplandecer en nuestras parroquias y en nuestra diócesis el brillo y la alegría de la Fe pascual.


4.- La fe, impregnada por la experiencia de la Resurrección de Jesucristo es necesariamente expansiva. La Buena Noticia de que Jesucristo está vivo, y por ello es posible, la verdadera libertad, el auténtico amor y al genuina alegría, la inagotable esperanza, la plena vida más allá de la muerte es un mensaje vital para toda la humanidad. La mayor estafa que podríamos cometer contra ella consistiría en dejar de ofrecerlo, por comodidad, por temor al rechazo o por falta de confianza en la gracia de Dios que trabaja en todo corazón humano. Desnaturalizaríamos el mensaje pascual si lo anunciamos con desgana, con rutina o con una actitud escéptica.

Nos queda la Palabra de Dios. Y si muchos en nuestro entorno no quieren escucharla, nos queda el Amor (con mayúscula), convertido en un servicio humilde, abnegado, generoso, que es una manera elocuentemente generosa de ofrecer el Mensaje Pascual.

No nos engañemos. En este ambiente de espesa indiferencia religiosa, de crédito escaso a la Iglesia, de desafección e incluso de agresividad, hay muchas personas que, llegado el momento, toman la vida en sus manos y se preguntan: “¿esto es todo?”. Estas personas comienzan a despuntar entre nosotros. ¿No es ésta la experiencia de muchos de vosotros?


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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