DiócesisHomilías Mons. Dorado

Santa Ángela de la Cruz

Publicado: 05/11/2008: 2246

Triduo: 3-5 noviembre de 2008

Día 5 de noviembre: “Rezar por los enfermos y los pobres”.


Hoy es un día de alegría y de acción de gracias de la diócesis de Málaga a Dios, por tener cuatro comunidades de Hermanas de la Cruz: en Pizarra, Málaga capital, Ronda y Archidona, que suponen para todos nosotros un estímulo diario para vivir en fidelidad al Evangelio.

El gran milagro que a todos sorprende es la misma vida de Santa Ángela de la Cruz. De familia muy pobre, debió trabajar para poder vivir. Y, al mismo tiempo, supo cuidar su vida interior, su experiencia de Dios, ayudada por mun sacerdote excepcional: D. José Torres Padilla.

Como buena cristiana, desea hacer la voluntad de Dios. Y lo que ella cree en un primer momento que es su camino, Dios le hace ver que la quiere para otro servicio muy peculiar. No serán las Hijas de la Caridad, ni las Carmelitas, sino la Compañía de las Hermanas de la Cruz.

La fuerte experiencia de Dios tiene el signo que manifiesta su verdad en el servicio a los más pobres, en los que descubre desde su juventud la presencia de Cristo.

¡Con cuánta sencillez y profundidad escribe: “Si vemos cosas extraordinarias en los santos, todo es de Dios y a Él sólo se le debe glorificar, alabar y bendecir” ¡

¿Qué mejor “don” podemos presentar al Señor que este convencimiento: “Todo es de Dios”?

En nuestra vida cristiana, el centro es Dios, manifestado en Cristo Jesús. Debemos decir como Santa Ángela: “Todo es de Dios”.

La Santa señala el camino hacia Dios: la virtud de la humildad que es “la contemplación de Dios como lo más admirable y querido”. Y todo ello desde un sentido profundo de la gratuidad. Escribe Sor Ángela a este propósito: “No está en la mano de la criatura el poder alcanzar por mucho que se trabaje, sino por un beneficio de su Amado y Dulce Dueño y Señor”.

Si entramos en cualquier casa de las Hermanas de la Cruz, encontraremos estos sabios letreros: abnegación, pobreza, penitencia, oración.

¿Cuál es la fuente de donde ha nacido este estilo, esta forma de vida? De la contemplación de la vida de Jesucristo y de la Cruz. La Cruz que es Victoria, será compañía permanente en la vida cotidiana de estas religiosas.

Los que hemos sido testigos del amor con que atienden a los enfermos y a los pobres, estamos convencidos de que no sería posible sin las cuatro virtudes anteriormente reflejadas: abnegación, pobreza, penitencia y oración.

Las cuatro virtudes tienen su razón de ser en la Palabra del Señor:

“Si alguien no renuncia a sí mismo, no puede ser mi discípulo”.
“Estos demonios no se vencen sino con penitencia y oración”.

Santa Ángela de la Cruz sabe muy bien la alegría y la dureza de la vida al servicio de los más pobres, realizado con humildad y sencillez, que ella quiere que sea el quehacer permanente de las Hermanas de la Cruz, y no las engaña. Y esa forma de vida sólo es posible con la gracia de Dios, viviendo un estilo muy peculiar que ella inició y que no ha sido cambiado en nada y en la que es permanente la llamada a la abnegación, pobreza, penitencia y oración, a imitación y en seguimiento de Cristo.
Mas todo enmarcado en la alegría, que tiene en San Francisco el mejor testimonio. Todos los que conocen a las Hermanas perciben el ambiente de alegría. Es el gran signo de la verdad de la forma de vida que Sor Ángela de la Cruz les invitó a vivir. Así lo expresa ella misma: “¡Qué dulces son las penas llevadas por tu amor –le dice al Señor-“. Llevar con alegría todos los trabajos y las penas que Dios me mande.

En esta Eucaristía queremos pedir a Dios, por intercesión de ella, para toda nuestra Iglesia diocesana de Málaga, un favor:

En primer lugar, que Jesucristo sea, como nos ha recordado el Papa, “recordado, amado e imitado, especialmente en una doble vertiente: en la Cruz y en su servicio a los pobres”. Nuestra vida está tentada de debilidad en una sociedad hedonista que sólo busca el bienestar material.

Hermanas de la Cruz, fieles todos, seamos, aunque suene a paradoja, “amigos de la Cruz”.

En segundo lugar, que redescubramos la necesidad de la ascética cristiana. Lo predicó el Señor y lo reiteró San Pablo y todos los santos. También Santa Ángela de la Cruz. Es necesario que seamos, como nos recomienda San Pedro: “sobrios”, esto es, austeros y más penitentes.

En tercer lugar, nuestra vida debe estar caracterizada por el amor a los pobres: amados desde la cercanía. Casi pidiendo disculpas por servirles, como ya había enseñado San Vicente de Paúl. Es fácil hablar de los más pobres, es popular defender de palabra la justicia y lo debemos hacer, pero el Señor nos manda a servir a los pobres, a acercarnos a las nuevas formas de pobreza, como lo harían hoy Santa Ángela de la Cruz y sus hijas.
Pidamos a Dios nuevas vocaciones para la Compañía de las Hermanas de la Cruz, para la vida consagrada y para los seminarios.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo Administrador Apostólico de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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