DiócesisHomilías Mons. Dorado

Santa Ángela de la Cruz

Publicado: 05/11/2006: 1590

Convento de las Hermanas de la Cruz de Málaga

1.- Hoy es un día para dar de nuevo gracias a Dios por Santa Ángela de la Cruz, una mujer providencial, una mujer creyente, un gran don del Amor de Dios. “Que Dios se lo pague a Dios”, como decía ella, porque –añadía- “Él nos ha tomado de su cuenta”.

En este año, en el que nuestra diócesis tiene como programa pastoral “Fortalecer y transmitir la Fe”, queremos fijar nuestra mirada en este modelo de mujer creyente. “¡Qué cosa tan grande es Dios!”, decía esta mujer que hacía de estas palabras oración y que veía a Dios en todas las cosas y todas las cosas le llevaban a Dios. “En honor de la Santísima Trinidad, para exaltación de la fe católica y crecimiento de la vida cristiana… definimos y declaramos Santa a Sor Ángela de la Cruz y la inscribimos en el catálogo de los Santos”, dijo el Papa el día de su canonización.

Hoy los cristianos y otros andaluces que no comparten nuestra fe nos sentimos orgullosos de Santa Ángela de la Cruz.


2.- Su vida y su camino de fe no fueron fáciles. Nació pobre entre los pobres y se puso a trabajar, con sólo 16 años, en un taller de zapatos. Quiso ser religiosa de clausura, pero no le acompañaba la salud. Más tarde intentó ingresar en las Hijas de la Caridad, pero tampoco cuajó su vocación, debido a su salud precaria.

Y es que Dios tenía otros planes para ella: sumergirla en las barriadas pobres de Sevilla, la Sevilla del siglo XIX, acuciada por el hambre.

Madre Angelita conocía la situación de los enfermos que, sin ayudas sociales, morían abandonados en sus casas.

Impulsada por su gran Fe, comenzó a visitarlos para aliviar sus dolencias. Pronto se vio desbordada y buscó ayuda. Fue la semilla que germinó en las Hermanas de la Cruz, esas mujeres que van en pareja, con sus humildes alpargatas y su hábito marrón.

Y es que las santas no son personas venidas de otra galaxia ni de otro mundo. Humanas como nosotros, tienen que vivir sus profundas crisis de fe y ese proceso interior que los Santos llaman “noche oscura” del espíritu. Santa Ángela de la Cruz padeció estas experiencias muy a fondo. En una especie de diario, nos dice el 27 de diciembre de 1874:

“Estos días siento cuatro cosas. La primera, la rabia que nace de la ira y coraje que me da por todo. Por eso, cuando la tengo, bramo como los toros y como los perros, quiero morder y hacerlo pedazos todo”.

“Y de esta rabia nace la segunda, que es la desesperación, haciéndoseme insufrible lo que veo, lo que tengo que hacer… y no encontrando en mi interior fuerzas para sobrellevar la vida”.

“La tercera es mucha sequedad. Estoy en la presencia de Dios como un incrédulo que nada le mueve. No por falta de fe, porque… estoy pronta a derramar hasta la última gota de sangre por defenderla…”

“De esto viene la cuarta: estoy a oscuras”.

Como veis, esta gran creyente conoció la oscuridad de la Fe; pero se fió de Dios que modeló su corazón como barro en manos del alfarero y la convirtió en Santa Ángela de la Cruz, modelo de mujer creyente. Ella lo decía: “todo de Dios, nada mío”. Veía a Dios en todas las cosas y todas las cosas le llevaban a Dios. Y pasó entre nosotros haciendo el bien.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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