DiócesisHomilías Mons. Dorado

Oración por la Unidad de los Cristianos

Publicado: 25/01/2005: 837

“Cristo, fundamento único de la Iglesia” (I Cor 3, 1-23)

1.- Del 18 al 25 de enero celebramos la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Las circunstancias actuales del mundo hacen cada vez más necesaria esta deseada unidad.

Poco a poco la humanidad va consiguiendo una comunicación universal, poco a poco entramos en una etapa de universalidad y globalización. La unidad material y política, reclama la unidad espiritual.

En este marco mundial de unidad, la unidad de los cristianos es más urgente y apremiante.

El lema escogido para este año orienta perfectamente nuestras reflexiones y nuestro camino: “Cristo, fundamento único de la Iglesia”.

Lo más importante no es la unidad funcional y organizativa, sino la unidad profunda de la fe amorosa en el mismo Dios, la esperanza de la misma salvación, la convivencia en el amor verdadero del Espíritu Santo.

San Pablo lo dijo con palabras cinceladas:

“Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre que está sobre todos y actúa en todos” (Ef 4,. 5).


2.- En nuestra diócesis de Málaga, donde convivimos una presencia importante de confesiones cristianas, debemos desarrollar en nosotros el “espíritu ecuménico”. Me permito ofreceros unas sugerencias prácticas:

a). Sentir y sufrir el hecho de la división. Es doloroso no poder celebrar juntos la Eucaristía los que creemos en el mismo Jesucristo, y deberíamos anunciar con palabras comunes la proximidad del único Reino de Dios.

b). Orar por la unidad. Si sentimos el dolor de las divisiones, pediremos a Dios que devuelva a su Iglesia el don de la unidad, el gozo del acercamiento y de la comprensión entre los hermanos.

c). Valorar los males de la división. No podemos vivir encerrados en nosotros mismos. Las divisiones entre los cristianos fomentan enfrentamientos, escandalizan a los pueblos, retrasan el anuncio y el acercamiento del Reino de Dios.

d). Creer en la Unidad. No podemos resignarnos a las divisiones como si fueran irremediables. Hay que pedir a Dios que nos ilumine y nos dé la fortaleza necesaria para recuperar la unidad perdida. El mundo entero tiene que llegar a unificarse en la adoración de un mismo Dios por su Hijo, Jesucristo, el Salvador de todos los hombres.

e). Trabajar según  las posibilidades de cada uno. Siempre que hablamos o actuamos en la Iglesia, o fuera de ella, hemos de buscar el esplendor de la unidad por encima de la variedad y de las legítimas diferencias. En la Iglesia lo común es siempre más importante que todas las diferencias.

Todos unidos sufrimos esta herida de la división y rezamos a Dios para que nos conceda el don gratuito de la unidad, para alabanza de su nombre y para servir mejor a la unidad entre los hombres y los pueblos.

 


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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