DiócesisHomilías Mons. Dorado

La Exaltación de la Santa Cruz

Publicado: 14/09/2008: 3132

S.I. Catedral

 

Lecturas:
Números 21, 4-9
Filipenses 2, 6-11
Juan 3, 13-17


1.- Actualmente la Cruz, en esta Fiesta, no se nos presenta a los cristianos en su aspecto de sufrimiento, de dura necesidad de la vida o incluso como camino para seguir a Jesucristo, sino en su aspecto glorioso, como motivo de honor, no de llanto. La Cruz era un instrumento de sufrimiento, pero gracias al amor de Cristo, se ha convertido en un instrumento de victoria. En Semana Santa cantamos a la Cruz con este himno:

“Victoria, Tú reinarás. ¡Oh Cruz, Tú nos salvarás!


2.- La Liturgia nos propone tres lecturas. En las tres, el misterio de la Cruz, siendo un instrumento de ignominia y de suplicio, se nos presenta en una celebración gloriosa, porque Cristo la transformó en un instrumento de salvación.

La Segunda Lectura nos presenta el célebre himno de la Carta a los Filipenses, donde San Pablo contempla la Cruz como el motivo de mayor exaltación de Cristo: “Se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en todos los abismos, y toda lengua confiese que Cristo es Señor para gloria de Dios Padre”. También el Evangelio habla de la Cruz como del momento en que “el Hijo del hombre ha sido levantado para que todo el que crea tenga por Él la vida eterna”. Y Jesús recuerda a Nicodemo el contenido de la Primera Lectura, que hemos proclamado del Antiguo Testamento: “Como Moisés levantó en el desierto la serpiente de bronce, que curaba a todos los que la miraban, así ha de ser levantado Vivo en la cruz el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él se salve. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos tengan vida eterna”. Es la fuerza del amor de Dios la que hace que la humillación de Jesucristo produzca la “exaltación de la Santa Cruz”. San Pablo dice que Dios le ha “superexaltado”.


3.- Son dos modos fundamentales de presentar la Cruz y el Crucifijo: en los primeros siglos, especialmente en el arte bizantino y en el arte románico, predomina el estilo glorioso, festivo, lleno de majestad. Es una presentación del Crucificado sin sombras de sufrimiento, sino radiante de majestad y victoria, no coronado de espinas, sino de joyas. En ese estilo se quieren poner de relieve no las causas, sino los efectos producidos por la Cruz: reconciliación, paz, gloria, seguridad, vida eterna. La Cruz que San Pablo define como “gloria” es “honor” del creyente,

La festividad de hoy se llama La Exaltación de la Santa Cruz, porque celebra este aspecto glorioso y “exaltante” de la Cruz.

La forma moderna es más dramática, más realista, en su cruda realidad. Es la representación del Crucifijo y de la Cruz como símbolo del mal, del sufrimiento del mundo y de lo que representa a la Cruz en sus causas, que habitualmente la ocasiona: el odio, la maldad, la injusticia y el pecado.

Los dos modos evidencian un aspecto verdadero del misterio.

La Fiesta de hoy destaca y nos invita a reconocer el aspecto glorioso de la Cruz. El misterio de Jesús puede presentársenos como un misterio tenebroso si no reconocemos que se explica únicamente con la fuerza del amor. Este amor procede de Dios, lo acepta el corazón de Cristo y se manifiesta en su sacrificio generosísimo en la Cruz. “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito”. Tanto nos amó Jesús que se entregó a sí mismo para nuestra salvación. Esta humillación suya produce la exaltación de la Cruz.

Esta es nuestra fe: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección. ¡Ven Señor Jesús!”.

 

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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