DiócesisHomilías Mons. Dorado

Festividad de San Ciriaco y Santa Paula

Publicado: 18/06/2007: 1341

1. “Bendito sea Dios Padre y su Hijo Unigénito y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros”.

Con estos sentimientos de bendición estamos celebrando la Eucaristía los cristianos de Málaga en la Fiesta de nuestros Santos Patronos, San Ciriaco y Santa Paula, martirizados por lapidación el 18 de junio del siglo IV.

Bendito sea Dios, porque ha tenido misericordia con nosotros, con la Diócesis de Málaga, dándonos desde los primeros siglos el testimonio de fe de los Santos Mártires, de Ciriaco y Paula.

Bendito sea Dios, que con su gracia ha hecho que la memoria de estos testigos haya permanecido.


2. El testimonio de los mártires.

¿Qué nos enseñan nuestros Patronos?

2.1. Ante todo a creer en Dios.  Como dice el libro del Deuteronomio, “reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es el Único Dios, allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra”.

Fe en Dios y fe en lo que Dios nos ha revelado que somos. Qué bella y profundamente nos lo dice San Pablo: “El Espíritu da un testimonio concorde, que somos hijos de Dios... herederos de Dios, coherederos con Cristo”. San Cirilo de Alejandría escribió:

“El nombre de Padre conviene a Dios más propiamente que el nombre de Dios. Este es un nombre de dignidad, aquél significa una propiedad sustancial” .

En este mundo nuestro, tan lleno de secularismo y materialismo, la devoción a los Patronos nos debe conducir a potenciar la fe en el Dios que es Trinidad, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Lo cual significa que somos hijos de Dios Padre, hermanos de Cristo, el Señor y Templos del Espíritu Santo.

La verdadera devoción nos conduce a enraizar nuestra identidad cristiana que es esencialmente vivencia y camino de Fe en Jesucristo.

La religiosidad y la devoción popular tienen sentido cuando son expresiones de la Fe; esto es: acogida de lo que Dios nos ha revelado acerca de cómo es Él y de cuál debe ser nuestra forma de vida, la que corresponde a quienes somos discípulos y seguidores de Él y de los valores evangélicos.


2.2. La devoción a los mártires es una llamada a ser testigos del Señor.

Nos decía Juan Pablo II: “Quiero proponer a todos el gran signo de esperanza constituido por los numerosos mártires, testigos de la fe cristiana. Ellos han sabido vivir el Evangelio en situaciones de hostilidad y persecución, frecuentemente hasta el testimonio supremo de la sangre”. Los mártires, como dice el Apocalipsis 12, 11 “vencieron en virtud de la sangre del Cordero, y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte”.

Podemos destacar como rasgos comunes de los mártires los siguientes: fueron hombres y mujeres de Fe y oración, particularmente centrados en la Eucaristía y en la devoción a la Santísima Virgen; por ello, cuando les fue posible, incluso en el cautiverio, participan en la Santa Misa, comulgaban e invocaban a María con el rezo del Rosario; eran apóstoles y fueron valientes cuando tuvieron que confesar su condición de creyentes; fueron fuertes cuando eran maltratados y torturados; perdonaron a sus verdugos y rezaron por ellos; a la hora del sacrificio mostraron serenidad y profunda paz, alabaron a Dios y proclamaron a Cristo como el Único Señor.

El cristiano es, ante todo, “testigo del Señor”. En la medida que deseamos acrecentar la devoción a los Patronos, debe crecer el testimonio de vida cristiana de los miembros de la Hermandad y de todos los devotos de los Patronos.

En vez de sólo quejarnos de lo que estimamos no es según el Evangelio, debemos, ayudados por el ejemplo de nuestros Patronos,”ser testigos valientes y audaces del Señor”.


3.- “Mirar al ayer con gratitud y al futuro con esperanza”.

El recuerdo de los Santos Mártires, la celebración de su Fiesta, nos debe actualizar un doble sentimiento. En primer lugar, contemplar nuestra historia cristiana con una actitud de acción de gracias. Málaga tiene una historia de vida cristiana muy antigua.

La historia de la Málaga cristiana no comienza al final del siglo XV, después de la Reconquista. Muchos siglos antes el Evangelio había sido predicado. El Concilio de Elvira está firmado por el Obispo Patricio. La nuestra es una historia de muchos santos y santas no canonizados, pero que fueron verdaderos ejemplos de fidelidad a Jesucristo.

Y nuestra historia más reciente ha vuelto a ser de nuevo Iglesia de mártires. Ellos han dado gloria a Dios con su vida y con su muerte, que se convierten para todos nosotros en signos de amor, de perdón y de paz.

Os anuncio con profunda alegría que el día 28 de octubre de este año, Dios mediante, tendrá lugar en Roma la beatificación de 498 hermanos nuestros en la fe, de los muchos miles, que dieron su vida por amor a Jesucristo en España durante la persecución religiosa de los años 30 del pasado siglo XX.

La Iglesia reconoce ahora solemnemente que murieron como mártires, como testigos heroicos del Evangelio.

Entre ellos serán beatificados el que fue Rector de nuestro Seminario, D. Enrique Vidaurreta, nacido en Antequera y el diácono Juan Duarte, natural de Yunquera. Os invito y os animo a todos a que participéis en la peregrinación que organizan en nuestra diócesis para acudir a Roma a la fiesta de la beatificación.


4.- Pero, al mismo tiempo, debemos contemplar el futuro con esperanza. Dios nos dice que Él está con nosotros. Nunca nos abandona. Somos un pueblo que peregrina con la fuerza del Espíritu hacia el Reino definitivo.

Os animo a los actuales responsables de la Hermandad a trabajar para acrecentar la verdadera devoción a los Patronos. El criterio que os debe guiar en vuestro esfuerzo es ayudaros a fortalecer vuestra Fe en Jesucristo y a transmitirla a las nuevas generaciones, para ser testigos de Jesucristo y de su Evangelio.

“Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”. En esa heredad recordamos con especial amor a San Ciriaco y Santa Paula, nuestros Patronos.

 

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Homilías Mons. Dorado
Compartir artículo