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Eucaristía en la muerte del Rvdo. D. Antonio Velasco Gómez

Publicado: 24/12/2006: 982

Eucaristía en la muerte del Rvdo. D. Antonio Velasco Gómez

Domingo IV de Adviento


1.- La muerte de un ser querido –y D. Antonio lo ha sido mucho para todos nosotros- es siempre para los cristianos un motivo especial de oración. Necesitamos comunicarnos con Dios. Y para esto nos hemos reunido en esta celebración de la Santa Misa: para orar, para ponernos en contacto con Dios, darle gracias, implorar su misericordia y consolarnos mutuamente con la Palabra de Dios, que nos dice que Dios nuestro Padre ama a D. Antonio más que ninguno de nosotros y que a quienes creen que Jesucristo ha muerto y ha resucitado, cundo mueren, Dios se los lleva con Él a gozar de su amor infinito, de su Bondad misericordiosa, del esplendor de su Belleza y de su Amistad eterna. Un día u otro nos irá llamando a cada uno en esta fiesta del Reino, donde esperamos volver a encontrarnos con D. Antonio Velasco. Los antiguos profetas y el Apocalipsis presentan este encuentro del hombre con Dios y con la humanidad redimida como un banquete de familia, una situación de alegría y de plenitud, porque allí no hay dolor ni tristeza… y Dios enjugará las lágrimas de todos los ojos.

Para D. Antonio ha llegado el encuentro que anheló en su continua búsqueda de Dios y confiamos en que le ha dado el regalo de la Salvación, que es estar siempre con el Señor.

Con el consuelo que nos da la Palabra del Señor de que D. Antonio está ya y estará siempre gozando con Dios, en esta Eucaristía:

• Damos gracias a Dios por las maravillas que ha realizado en D. Antonio y a través de su ministerio sacerdotal.

• Bendecimos a Dios que le ha sostenido en su vida y le ha purificado en su enfermedad.

• Meditamos ante su cadáver en el misterio cristiano de la muerte y recogemos con suma atención el grito amoroso e interpelador de Dios en la muerte de una persona tan querida para nosotros.

• Deseamos que nuestro querido hermano D. Antonio esté ya experimentando la Verdad de las palabras del Señor: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré. Yo soy manso y humilde de corazón. En Mí encontraréis descanso”.

• Y esperamos que ya haya comprobado, como decía San Pablo: “Que nada ni nadie, ni la aflicción, ni la angustia, ni peligro alguno, ni la vida, ni la muerte, nos pueden separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”.

Descansa en paz, querido Antonio. Y que seas muy feliz en esta primera navidad que celebras en unión con Dios y la Santísima Virgen.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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