DiócesisHomilías Mons. Dorado Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario. Ciclo C Publicado: 18/11/2007: 3299 Penúltimo Domingo del Tiempo Ordinario. Leemos en el Evangelio según San Lucas un fragmento del que los libros llaman “Sermón escatológico o trascendente”. Responde a la pregunta: ¿hay algo después de la muerte? El texto de hoy es una antología de diversos avisos y reflexiones del Señor en torno a la caducidad de las cosas de este mundo. Viene a decir: “todo fenecerá”. Pero, al otro lado de este sombrío “fin” o “final”, se abrirá el “principio” o “comienzo de una vida eterna gloriosa”. Eso será el tema principal del próximo Domingo. 1.- “No quedará piedra sobre piedra” (v. 5.8). Días antes Jesús había predicho llorando la ruina y la destrucción de Jerusalén (Lc 19, 41-44). Ahora anuncia la destrucción del Templo. Templo y Ciudad formaban una inmensa estructura de opulencia, belleza y solidez. Para muchos era la garantía segura de perennidad. Cuarenta años más tarde (el año 70), las legiones romanas arrasaron Ciudad y Templo. “No quedará piedra sobre piedra”. Es una lección austera de que nada de este mundo es definitivo. Para Jesús, profeta, lo mismo que en años anteriores para Jeremías, Miqueas y Ezequiel, la ruina de Jerusalén con su templo constituye un impresionante signo del juicio de Dios por la infidelidad de su pueblo. 2.- “Que nadie se engañe”. Muchos, por aquel tiempo, vivían en la persuasión de que era inmediato el “fin del mundo”: aquel “Día de Yahvé” que anunciaron los profetas (en la Primera Lectura y el Salmo). Algunos inquietos en Tesalónica, hasta dejaron de trabajar (Segunda Lectura). “Que nadie os engañe”, les dice el apóstol San Pablo. Una abundancia de falsos mesías excitaba esa obsesiva expectación del fin. No pocos anunciaban para después una era de felicidad material, paradisíaca. El “sermón escatológico”, según San Lucas, declara que ni las guerras ni las revoluciones ni otras calamidades, ni la misma destrucción del Templo de Jerusalén, constituyen “señales creíbles” de que “el fin del mundo” está llegando. 3.- “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. Antes de la gloriosa venida del Señor (v. 27), antes de la agonía y fin de este mundo, les queda a los fieles de Cristo mucho que hacer y que sufrir en este mundo. El Evangelio subraya las persecuciones (v. 12-19), denuncias, interrogatorios, traiciones, odio ambiental, cárcel, muerte, … de los testigos de la Fe. Cristo les infundirá sabiduría para serlo (v- 13-15). La consigna del Evangelio dirigida a los cristianos perseguidos es ésta: “PERSEVERANCIA”. La palabra griega que usa San Lucas significa “permanecer firmes bajo una presión”. Constancia en la actitud de sacrificio y paciencia activa y fecunda (Lc 8, 15). No ceder a las solicitudes de rebajar la Fe. Fidelidad acrisolada en la prueba. Todas las auténticas iniciativas de Dios entre los hombres, llevan el sello de la PERSEVERANCIA. En ella está la fuerza invencible de los humildes y la “salvación de las almas”. + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario.Domingo XXXII del Tiempo Ordinario. Ciclo C Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir