DiócesisHomilías Mons. Dorado

Domingo VI de Pascua

Publicado: 21/05/2006: 883

1.- La fe cristiana es inseparable del amor. Consiste en descubrir que Dios nos ama, porque es nuestro Padre, que nos ha manifestado su amor en Jesucristo.

“Todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer”, dice Jesús en el Evangelio de hoy. “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo. Permaneced en mi amor”.

Cuando la persona descubre que Dios sí existe, que es infinitamente bueno, que está presente en su historia; cuando advierte que su existencia no es consecuencia del azar, sino de una decisión amorosa de Dios Padre, se puede afirmar que ha encontrado el mejor de los tesoros.

“Os he hablado de esto –dice Jesús—para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a su plenitud”.


2.- Ante este hallazgo gozoso, el creyente se pregunta cómo se debe comportar y cuál es el principal mandamiento. A lo que responde la Segunda Lectura de la Misa que amemos a Dios sobre todas las cosas y que amemos de verdad a todo hombre, hasta dar la vida por él, porque “el amor es de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”.

El amor es un sentimiento humano que se debe convertir en obras. Como dice el Evangelio de hoy, el que ama a Dios “cumple sus mandamientos”. En especial el mandamiento nuevo que consiste en amar como Jesucristo nos ha amado. Y ama a Dios y al hombre el que respeta los derechos humanos y lucha para que se llevan a la práctica; el que es justo y promueve la justicia; el que es tolerante y trabaja por la paz.


3.- Pero amar no es un cometido fácil, pues el corazón del hombre es egoísta y nos impulsa a dominar; y la cultura dominante nos presenta a los otros como adversarios y como competidores y rivales.

Por eso nos enseña la Iglesia que el amor que viene de Dios es un gran regalo; y que el Espíritu Santo que Dios da “a todo el que le teme y practica la justicia”, nos libera y nos capacita para amar. Él es el Aliento de Dios Vivo que transforma el corazón de sus hijos, que nos purifica como el fuego y nos inunda de bondad.

Cuando la persona se abre por la Fe a esta Presencia amiga y misteriosa, ve como su vida se llena de amor y de alegría, de grandeza de alma y mansedumbre, de paz y de paciencia. Es como resucitar con Jesucristo, según dice San Pablo. O como pasar de la muerte a la vida, para convertirse en ese hombre nuevo que ha nacido del Agua y del Espíritu de Dios.
4.- Hoy celebramos en toda la Iglesia la Pascua del Enfermo; que es celebrar el Amor de Dios que acompaña al hombre en su vida. Hoy recordamos a los enfermos de toda nuestra diócesis y de nuestras parroquias. Queremos acompañar espiritualmente a toda persona y especialmente cuando ésta pasa por el sufrimiento y siente la fragilidad.

Con motivo de la Pascua del Enfermo, queremos acercarnos a todos los que sufren a causa de la enfermedad, a sus familias y a quienes trabajan en los lugares en los que el hombre, frágil por la enfermedad, busca ser curado, cuidado y consolado.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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