DiócesisHomilías Mons. Dorado “El Domingo del Buen Pastor” Publicado: 13/05/2008: 1765 Domingo IV de Pascua. Ciclo A 1.- De las varias imágenes que en el Nuevo Testamento intentan describir quién es Jesús para nosotros (el Señor, el Cordero, el Hijo del hombre, la Luz, el Siervo, la Verdad, la Vida...), en este Domingo 4º de Pascua, cada año se nos presenta Jesús como el Buen Pastor, siguiendo el capítulo 10 del Evangelio de San Juan. De este capítulo cada año se lee un pasaje distinto. En este Ciclo A, escuchamos sus primeros versículos, los que se refieren a Cristo como el Pastor auténtico y también como la Puerta de entrada para pastores y ovejas. 2.- El protagonista de hoy es Cristo mismo quien se declara a sí mismo como el Buen Pastor y la Puerta. El pueblo que escuchaba a Jesús comprendía la alegoría religiosa de Pastor. Miraban a Dios como realidad y arquetipo del Pastor Bueno, como lo describe el Salmo Responsorial; y acusaban de malos pastores a los dirigentes indignos. El Mesías esperado tenía que ser Acción y Presencia de Dios en medio del Pueblo. Cristo afirma su identidad de Mesías y Salvador. Para la Iglesia de los Apóstoles y de las Catacumbas, el Buen Pastor era símbolo del Amor de Cristo. 3.- Pero hoy Jesús se presenta sobre todo como la Puerta por la que hay que entrar y salir. Puerta significa acceso, entrada, mediación, acogida para el pueblo en su deseo de salvación y libertad que sólo viene de Dios; no hay otra puerta, sino Cristo. Y en la parábola se descalifica a todos los que se arrogan la misión de salvador. En un mundo que busca respuestas al sentido de la vida y ensaya caminos y puertas diferentes para la felicidad o el progreso, la respuesta de Dios es hoy clara: la puerta verdadera es Cristo, el Señor. Y en la parábola se descalifican a todos los que se arrogan la misión de salvadores. 4.- En la Bula de convocatoria para el Gran Jubileo del año 2000, que se inauguró con la apertura de la Puerta Santa, se explica el sentido de esta alegoría. Jesús dijo: “Yo soy la Puerta” para indicar que nadie puede tener acceso a Dios Padre sino a través de Él. Esta afirmación que Jesús dijo de sí mismo, significa que sólo Él es el Salvador enviado por el Padre Dios. Hay un solo acceso que abre de par en par la entrada en la vida de comunión con Dios: este acceso es Jesús, única y absoluta vía de salvación. Sólo a Él se pueden aplicar las palabras del Salmista: “Aquí está la puerta del Señor; por ella entran los justos”. La indicación de la puerta recuerda la responsabilidad de cada creyente de cruzar su umbral. Pasar por esa puerta significa confesar que Cristo Jesús es el Señor, fortaleciendo la fe en Él para vivir la vida nueva que nos ha dado. Es una decisión que presupone la libertad de elegir y, al mismo tiempo, de dejar algo, sabiendo que alcanzará la vida divina: “Yo he venido para que tengan vida”. 5.- En este contexto celebramos hoy la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que es una invitación a considerar con atención un aspecto fundamental de la vida dela Iglesia: la llamada al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada, con las cuales, el Padre Celestial, de quien proviene toda dádiva y todo don perfecto, continúa enriqueciendo a su Iglesia. Por eso hoy es un día de alabanza a Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, por el don de numerosas vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada en sus diversas formas. Dios se manifestó como Padre a través de hombres y mujeres que, impulsados por la fuerza del Espíritu, consagran su vida sin reservas al servicio de los hermanos. Mediante el ministerio sacerdotal Dios ofrece la garantía permanente de la presencia de Cristo Redentor, haciendo crecer la Iglesia gracias a su específico servicio. Y mediante las diferentes formas de vida consagrada se manifiesta el amor incondicional de Dios en las diferentes dimensiones de la vida humana. A través de quienes han abandonado todo por seguir a Cristo, consagrados enteramente a la realización del Reino. + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Domingo IV del Tiempo Ordinario. Ciclo ADomingo IV de Pascua Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir