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Domingo III de Adviento. Ciclo C

Publicado: 17/12/2006: 1158

Domingo III de Adviento.

1.- La Liturgia de este tercer Domingo de Adviento es una invitación a la alegría. Las dos primeras Lecturas y el Salmo proclaman la auténtica alegría: “Estad siempre alegres en el Señor” porque “el Señor está cerca”, dice San Pablo. Y “porque el Señor está en medio de ti, regocíjate, alégrate y goza”, le grita Sofonías a Jerusalén. Sentir la presencia del Dios Salvador infunde la alegría a los santos y la paz activa a los fuertes.


2.-  Juan el Bautista nos enseña a encontrar el camino hacia Dios en la propia vida y en las circunstancias de cada día.

El Evangelio según San Lucas nos ofrece un resumen de lo que Juan el Bautista decía a la gente cuando preparaba la segunda Navidad. Jesús es el único y auténtico Salvador, dice San Juan. Los demás somos sólo servidores. Jesús nos salva al incorporarnos a Él por medio del Sacramento del Bautismo y hacernos hijos de Dios y templos vivos del Espíritu Santo.

Juan les decía que el encuentro con Dios, si es verdadero, tiene que cambiar la vida del hombre, que ya no puede seguir siendo el mismo. Lo expresaba con estas palabras: “dad frutos dignos de conversión”.

Y los discípulos le preguntaban: “Entonces, ¿qué tenemos que hacer?”


3.- Juan contesta a la pregunta de sus discípulos concretando algunos de esos “frutos” o actitudes del hombre que ha rectificado (convertido) el rumbo de su vida, orientándolo hacia Dios.

a). La primera actitud general para todos es, según el Bautista: “compartir lo que tenemos con los que lo necesitan”. Así de simple y así de claro. Mientras haya quien carezca de vestido y comida, es decir, de lo indispensable para el desarrollo de una vida humanamente digna, no es cristiano retener lo que sobra. Juan Pablo II, en uno de sus viajes a España, decía esto mismo en un  lenguaje más actual: “Pensad en los más pobres, pensad en los que no tienen lo suficiente.., Distribuid vuestros bienes con ellos… Dadles parte de forma programada y sistemática… Mirad un poco alrededor… ¿No sentís remordimiento de conciencia a causa de vuestra riqueza y abundancia?”.

Y añadía, concretando más: “el que tenga dos sueldos pingües, que deje uno; el que tenga dos trabajos bien remunerados, que deje uno para que otros hermanos encuentren su puesto en la mesa de la vida”.

b). La segunda actitud es “la honradez profesional”: “No exijáis más de lo que está fijado o establecido”. Si es verdad, como se escribe, que existe corrupción, tenemos que erradicarla entre todos: cumpliendo con nuestro trabajo, dando el peso y la calidad justos, frenando el afán de lucro y la estafa, buscando el bien común, favoreciendo y siendo ejemplo de lo que llamamos la honradez profesional.

c). La tercera actitud, dice el Bautista, es “no hacer extorsión a nadie”. Para un cristiano, cualquier poder o responsabilidad sólo se justifica como servicio al otro, especialmente al más débil. Aprovecharlos para el fraude, la explotación o la violencia, es prostituirlos, porque no se trata de proteger los propios intereses, sino de buscar el bien común.

En resumen: la Palabra de Dios nos invita hoy de nuevo a preparar la venida del Señor regenerando la propia vida con la práctica de la caridad y la justicia.

Así el Señor nos dará la gracia “de llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante” (Colecta del día).


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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