DiócesisHomilías Mons. Dorado

Agradecer la Encarnación. Laudes

Publicado: 26/03/2006: 1002

Un movimiento espontáneo que surge de la contemplación de la Encarnación es la gratitud.

            1.-  Es duro afirmar que muchos rechazaron la llegada y oferta generosa de Dios. Es el drama que se produjo al principio: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron”. Ese Dios no nos interesa. “No había lugar para ellos”. Este drama sigue todavía. El rechazo de Dios, “la apatía silenciosa”.

            2.- Nosotros somos creyentes. Os invito a oír las primeras voces que manifiestan sentimientos de gratitud por la Encarnación:

-       Santa Isabel en la Visitación. “¿De dónde a mí que me visite la Madre de mi Señor?” (Lc 1, 43).

-       María: el canto del Magnificat. María habla de Dios emocionada y agradecida (Lc 1, 47).

-       Tres meses más tarde, Zacarías: el himno del Benedictus (Lc 2, 68 ss.).

Tres formas de expresar la gratitud. En ellas expresan que no es lo primero la respuesta que deben dar, sino caer en la cuenta del don que reciben, Lo más importante no es lo que yo deba hacer, sino lo que Dios está realizando en nosotros: el amor incontenible que brota de la Encarnación.

            Por eso la primera palabra no es el compromiso. La primera actitud es dejarse sorprender, guardar luego silencio y decir “gracias” despacio y muchas veces. El don de Dios es enorme hasta el extremo. No se puede amar más ni más intensamente.

            La gratitud va surgiendo cuando nos detenemos ante el don y caemos en la cuenta de quien lo realiza.

            Y es preciso acercarse también con devoción a María, la “llena de gracia”, esclava obediente a la Palabra de Dios. La humanidad tiene una deuda permanente, impagable, por la colaboración con el proyecto salvador de Dios.

            4.- La segunda actitud es acoger el don. Es dejarnos amar. Lo primero que Dios pide no es que yo le ame, sino que me deje amar. “Déjate lavar”, le dijo a Pedro, que no soportaba ver a Cristo a sus pies, de rodillas.

Un modo de agradecer al que viene es acogerlo. “A los que le recibieron les dio ser hijos de Dios”.

            Ejemplos:

            + cómo Juan recibió a María “en su casa”.

            + Zaqueo recibió con gozo a Jesús en su casa. Y con él entró la alegría.

            + como María: “Hágase en mí según tu Palabra”

5.- Un tercer modo de agradecer la Encarnación es reconocer y respetar la dignidad y la grandeza del hombre. Así lo cantó María. Desde la Encarnación el hombre recuperó su grandeza: “en cierto modo Dios se unió con la humanidad entera” (GS).

            Dios desplegó su brazo poderoso a favor del hombre. Agradezco la Encarnación cada vez que reconozco la dignidad incomparable e intocable del hombre.

            Desde la Encarnación Dios y el hombre son inseparables. “Quien se da cuenta de que Dios se ha hecho hombre, ya no puede vivir de manera inhumana”.

6.- Por último diré que el canto es la expresión normal de la gratitud. Cantar es la manifestación espontánea de quien se ve sorprendido por un don inesperado. La alegría es una manera de decir gracias a la Encarnación. “Nuestra fuerza es la alegría en el Señor” (Neh 8, 10).

+ Antonio Dorado Soto,

Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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