DiócesisHomilías Mons. Dorado Solemnidad de San José. Intención por D. Fernando Orellana Publicado: 20/03/2006: 2048 Santuario de Santa María de la Victoria SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ: Intención por D. Fernando Orellana. 1. Saludo. Querida viuda de D. Fernando, hijos, nietos, sobrinos y demás familia. Queridos amigos del inolvidable cristiano cuya memoria hoy tenemos presente. Queridos fieles reunidos para celebrar la solemnidad de San José. El próximo verano Benedicto XVI preside en Valencia el encuentro internacional de las familias cristianas. Hoy vivimos un sencillo anticipo. Estáis aquí presentes muchos matrimonios que nos ofrecéis el testimonio de vuestra fidelidad mantenida y gozada desde el día de vuestro casamiento. El ejemplo de familias cuyo centro es Jesucristo, el Señor y su Evangelio. Que habéis luchado, en muchas ocasiones con circunstancias adversas, las propias de años pasados cuando en vez de padres erais hijos, en vez de profesionales erais estudiantes o iniciales trabajadores. Y lo vivimos en el día en el que la Iglesia celebra la solemnidad de San José, el esposo de María, el padre putativo de Jesús. El hombre de la santidad vivida en lo ordinario y cotidiano. Nazaret, Egipto, Belén, verdaderos templos de vida cristiana, en los cuales se vive el amor, el trabajo, las satisfacciones de la vida normal y las carencias que toda familia pobre debe soportar. José, con ese título que encierra toda su existencia: ‟varón justo‶. 2. ¿Qué misterio nos desvela la muerte de D. Fernando? Ante todo la esperanza de que para el la vida ha comenzado a ser plena y para siempre. Que ha conocido, sin el velo de la fe, a Dios Nuestro Señor a quien tanto ha querido y en el que ha creido durante sus muchos años de existencia. Que se ha encontrado con la Virgen Santa María. El hombre de la piedad filial que tantas veces se atrevió a pedir en su consulta: rece un ave maría por mí y por mi familia. Seguro que la María Santísima le ha acariciado y besado como lo saben hacer las madres. Y que en la caridad que se vive en el cielo, ha percibido que la presencia de Dios para su esposa, sus hijos, nietos no les faltará. Querida familia Orellana, dad gracias a Dios, que es experiencia muy interior incluso en los momentos de dolor, de sufrimiento. 3. El gran servicio del cristiano Fernando Orellana. Todos conocéis la peculiariedad de este hombre cuya vida ha sido ser esposo, padre y médico. Ese trípode ha estado bañado desde siempre por el convencimiento de que era su modo de santidad. Su casa y su consulta han sido lo que para otros es el púlpito, o el silencio del claustro, o el quehacer misionero a kilómetros de la familia y de la propia cultura. El Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, con ocasión de la canonización de Josémaría Escrivá, dijo: ‟Conociendo un poco la historia de los santos, sabiendo que en los procesos de canonización se busca la virtud heroica, podemos tener, casi inevitablemente, un concepto equivocado de la santidad porque tendemos a pensar: esto no es para mí, yo no me siento capaz de practicar virtudes heroicas, es un ideal demasiado alto para mí. En este caso la santidad estaría reservada para algunos grandes de quienes vemos sus imágenes en los altares y que son muy diferentes a nosotros, normales pecadores. Esa sea una idea totalmente equivocada de la santidad, una concepción que ha sido corregida –y esto me parece un punto central- precisamente por Josèmaría Escrivá.‶ En Málaga tuvimos la suerte de contar con el servicio episcopal del Beato Manuel González que en los años veinte del siglo pasado, repetía: ‟Bautizados, luego santos…‶ Por eso no es de extrañar hayamos podido conocer alguna correspondencia entre el fundador del Opus Dei y el Obispo del Sagrario Abandonado y reformador de nuestro Seminario. Deberíamos convencernos de que estamos llamados a la santidad por nuestra inserción en Jesucristo, el día del Bautismo. Y que es santidad para la mayoría de los cristianos se vive en lo ordinario, en lo cotidiano. Hace unos años, uno de los mejores maestros de espiritualidad del siglo, el P. René Voillaume, en su libro ‟En el corazón de las masas‶, titulaba un capítulo: ‟Valor apostólico de Nazaret‶. Nazaret no como lugar de preparación, sino como fuente de santidad y de misión evangelizadora. Nazaret, esto es, la propia casa, el trabajo, con esa rutina de lo que se repite y, al mismo tiempo, con esa sublimación de lo que se hace, por sencillo que sea, siempre que esté bañado de amor de Dios y del prójimo. Es el gran modelo de la santidad de los miles de bautizados. Yo creo que es la lección que nos ha manifestado el querido D. Fernando. Su esposa, sus hijos, sus nietos. Y su consulta, siempre con palabra amable, con atención técnicamente exquisita, con generosidad sin límites. Mas la fuente y la cumbre de esa vida ha sido la Eucaristía diaria y el rato de oración, además de saber ofrecer a Dios todo los pensamientos, sentimientos y actos, con el deseo de que se parezcan a los sentimientos de Jesucristo. Después su caridad inagotable. Ha hecho mucho bien que todos conocemos, pero el ha fallecido sin decirnos las muchas obras buenas que ha repartido sin que nadie las conozca. 4. Conclusión: Ante la imagen de Santa María de la Victoria de la que era tan devoto celebramos la Eucaristía, la Pascua del Señor. Y recordamos la Eucaristía de cada día, en su parroquia de la que se sentía tan cercano, de la Catedral en la que asistió durante muchos años a las misa de 8 de la mañana y ahora, su participación en la Eucaristía de las 8,30 de la mañana en el Monasterio de Santa Ana del Císter, acompañado siempre de una de sus hijas. Oramos por él. Y le agradecemos el testimonio de su vida, de sus buenas acciones, de su servicio. Como obispo, quiero expresamente agradecer a el y a su familia su sentido diocesano. Siempre han amado a la Diócesis de Málaga y han ayudado todo lo que han podido. Conmigo agradecen su servicio tantos cientos de sacerdotes, de religiosos y de religiosos que fueron atendidos con la mejor delicadeza y a los que, como mucho, pedía una intención en la Eucaristía por el y por su familia. El recuerdo de su vida es el regalo postrero que nos hace. San José, ruega por todos. Ruega por D. Fernando. + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Festividad de San Juan de Ávila. Celebración de las Bodas de Oro sacerdotalesHomilía Festividad de San José Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir