DiócesisHomilías Mons. Dorado

Pontifical de la Inmaculada Concepción

Publicado: 08/12/2004: 882

S. I. Catedral

1. La antífona del salmo responsorial ha puesto en nuestros labios y en nuestro corazón
la mejor oración: ‟Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas‶.

Hermanos, nos hemos reunidos esta mañana para celebrar el 150 aniversario de la
declaración del dogma de la Inmaculada Concepción. ‟Cantad al Señor‶, alabarle, darle gracias porque en María ha hecho maravillas que ninguno podíamos imaginar.

María que, como he indicado en reciente carta pastoral, ‟es de nuestra raza‶. María,
mujer joven, semita, que vivió hace 2000 años, en la ciudad de Nazaret. María que espera la
salvación de Israel, porque así se lo han enseñado sus padres y su vida está como la de tantas
mujeres de su tiempo, señaladas por la fe de su pueblo. No tiene privilegios sociales y nadie,
ni ella misma, conoce su futuro, ser madre de Dios.

Málaga ha configurado la  devoción mariana enalteciéndola con la expresión mejor de
su fe, de su idiosincracia. Y serán las imágenes con advocaciones distintas, y las coronas, los
palios y los mantos y la oración que se hace especial forma de rezar con el canto del pueblo.
Es expresión de mucho amor y como sana reacción  a la intensa vida escondida de María.

La mujer coronada, cantada, a la que se ama, se le venera, es María Santísima del
silencio, de la vida oculta en el pueblo de Nazaret, del sufrimiento que culmina en la cruz de
su Hijo. La madre fecunda en cuyo seno se encarna el Hijo de Dios y que un día, en
Pentecostés, ora con los once apóstoles que han quedado después de la resurrección de
Jesucristo y da impulso evangelizador a la Iglesia que inicia camino de predicación, de
celebración y de entrega de amor en favor de  los hombres.

Dios hizo en María maravillas. Y Málaga manifiesta su amor, veneración y gratitud a la
Virgen con las celebraciones litúrgicas, con el rezo del Ave María y de la Salve, con sus
templos dedicados a Ella y, desde hace siglos con formas de religiosidad popular nacidas y
desarrolladas por las Hermandades y Cofradías de Pasión y de Gloria.

La oración colecta nos ha recordado el contenido de la gracia de la Inmaculada
Concepción de María: ‟... en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado‶.
María es redimida de forma excepcional, María recibe, como fruto de la redención ser
preservada del pecado. Es redimida no por ser perdonada, sino por ser defendida del pecado
del tal manera que no llega a ella. Eso sólo lo puede hacer Dios.

Lo canta también el Prefacio de hoy: ‟... preservaste a la Virgen María de toda mancha
de pecado original, para que en la plenitud de la gracia fuese digna madre de tu Hijo y
comienzo e imagen de la Iglesia‶.

Es lo que hoy celebramos. Es el motivo de gratitud a Dios. Es nuestra alegría por María.
Alegría y confesión en la verdad de fe de la Inmaculada que ha sido tenida siempre presente
en la Iglesia. Así en siglo VI ya la declaran: ‟sin mancha, inmaculada, inocente, íntegra...‶

Nosotros que somos de la raza de María tenemos que sentirnos agradecidos a Dios.
Por lo que a hecho a María y por lo que supone de especial honor y consideración a todos los
humanos, representados en Ella.

La Palabra de Dios que ha sido proclamada  nos lo hace presente. El Génesis, en
forma de relato popular, nos ofrece la enseñanza profunda del misterio del pecado que se debe al hombre mismo Pero la intención buena de Dios en favor de nosotros, permanece. Por eso hay promesa de rehabilitación, de perdón. Nueva Eva estará en el origen de la victoria del bien sobre el mal.

Miles de años transcurren y por fin se realiza el acontecimiento de la salvación de Dios.
Al relato del Génesis se le contrapone el relato de la Anunciación. Las palabras de la primera
Eva: ‟La serpiente me engañó y comí‶ son vencidas por las de la Nueva Eva,  María de
Nazaret: ‟Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra‶

Repitamos: ‟Cantad al Señor, un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.‶


2. Contemplamos a María, y contemplémosnos a nosotros.

También nosotros hemos sido salvados,  redimidos. De otra manera que Ella, que fue
preservada. Nosotros, después del pecado, hemos recibido  por Cristo el perdón y la promesa.

Es la alegría que en esta fiesta debemos vivir. La alegría del perdón de Dios y de su promesa de salvación plena y total conseguidos por los méritos de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

María, Santísima. Nosotros, también llamados a la santidad desde el día del Bautismo.
Aquella famosa reiteración que se hizo popular en la Diócesis de Málaga, especialmente en
el Seminario del Beato Manuel González en los años veinte: ‟Estáis bautizados, luego santos‶.

A María dice el Ángel: ‟El Señor está contigo‶  Y la Iglesia nos  dice de forma
reiterada: ‟El Señor esté con vosotros‶, recordando las palabras de Jesús: ‟Estaré con vosotros
todos los días hasta el fin del mundo‶

A María comunica el Ángel: ‟El Espíritu vendrá sobre Tí‶. A nosotros se nos infunde
el Espíritu el día del Bautismo, somos confirmados en El y se  hace presente en la vida de la
Iglesia y de cada uno cada vez que celebramos la Eucaristía.

Por pertenecer plenamente al Espíritu Santo, Ella no ha entrado en el marco del pecado
del mundo. Ha sido pensada y querida para ser totalmente Templo del Espíritu y Madre del
Señor. Nosotros, perdonados de tantos pecados, somos asimismo templos del Espíritu de
Dios. San Pablo nos lo dice: ‟En vosotros está el Espíritu de Dios‶

María responde al Ángel: ‟Aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu
Palabra...‶ Nosotros hemos sido llamados, convocados, a ser discípulos del Señor, sus
seguidores, los que debemos vivir de acuerdo con su Palabra, con su Evangelio. Los
entregados a la causa de la evangelización o anuncio del Evangelio.

María  recibe de Isabel la primera exclamación de Bienaventuranza: ‟Dichosa tu que
has creído...‶ Vivió en la fe que supone la peregrinación de los que confían en Dios, con
etapas y circunstancias de oscuridad, de perplejidad, de angustia. ‟Tu padre y yo, dice María,
angustiados te buscábamos.‶  La mujer creyente, María, estará firme al pie de la cruz de su
Hijo‶ 
Pablo VI ha escrito de María, que ‟fue una mujer fuerte que conoció de cerca la pobreza
y el sufrimiento, la huida y el exilio‶.

María la mujer de la adhesión total y responsable a la voluntad de Dios, de acogida y
vivencia de la Palabra de Dios, de entrega al servicio de la caridad.  María, madre, esposa,
viuda, discípula siempre, entregada al servicio del Reino de Dios. Aquella que fue concebida
sin pecado, porque fue preservada de El, vivió en coherencia total a la maravilla que Dios había
hecho en Ella.

Así nosotros. Los que hoy agradecemos a Dios lo que hizo en María y que fue inicio de
su existencia entregada a la obra de la salvación como Madre Jesús y Madre de la Iglesia, dócil
a la Palabra de Dios, debemos renovar, como la mejor ofrenda, nuestra acción de gracias por
el Bautismo que nos ha hecho presente el perdón de Dios, su amor y promesa.

Y, al mismo tiempo, reiteramos nuestra alegría por ser discípulo de Jesucristo que, a
ejemplo de María manifestamos nuestra adhesión a la voluntad de Dios,  acogemos la Palabra
de Dios como indicador de nuestra existencia, nuestra entrega al servicio de hacer el bien.

Felicidades, María, madre de todos por haber sido preservada del pecado. En ti
encontramos el modelo de vivir como cristianos. Eres nuestro paradigma de vida creyente. Te
veneramos, te amamos y te pedimos que hagas  presente a tu Hijo Jesús nuestro
convencimiento y disposición a ser cada día más y mejores discípulos de El, fieles a su
Palabra, audaces en la misión, creadores de comunión entre los cristianos, parroquias,
asociaciones, comunidades, hermandades y cofradías.

María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Inmaculada, que recordemos siempre el
deseo expresado en el comunicado del Consejo Pastoral Diocesano al finalizar el curso
pastoral 2003-2004:
‟ Nosotros, sus discípulos, al sentir cercana la voz amiga del Señor,  recobramos el
ánimo evangelizador que orienta nuestro Proyecto Pastoral‶, que quiere que
caminemos más en común, más entregados a la misión y cada día mejor formados.


✝ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Homilías Mons. Dorado
Compartir artículo