DiócesisHomilías Mons. Dorado 75º aniversario de la llegada de las Hermanas de la Cruz a Archidona Publicado: 15/10/2004: 1655 Archidona 1. Memoria agradecida a las Hermanas de la Cruz. Queridos sacerdotes, queridas Hermanas de la Cruz, queridos vecinos de Archidona... ¡demos gracias a Dios! al celebrar el 75 aniversario de la venida de las Hermanas de la Cruz a Archidona. El 15 de Octubre de 1929, tuvo lugar la bendición de la casa por el Obispo, el recordado Beato Manuel González, el Obispo de la Eucaristía, de los sacerdotes y seminaristas y de los pobres. El Obispo que tuvo el gran don de haber conocido y tratado a Santa Angela de la Cruz y que estuvo presente en los momentos anteriores a la muerte de la santa. Cómo impresiona imaginar aquél momento en el cual dos santos están cerca. El Beato Manuel González para ofrecerle su oración y su bendición. Y Santa Angela de la Cruz para hacer el esfuerzo de abrir los ojos y sonreír. Poco después expiraba y D. Manuel reza por Sor Angela de la Cruz y da gracias a Dios por la vida de aquella sencilla mujer y por su obra, la Congregación de las Hermanas de la Cruz. Han transcurrido 75 años de presencia y servicio de la Congregación en Archidona. La comunidad ha vivido momentos y circunstancias fáciles y difíciles. La historia española de estos 75 años ha estado cargada de sucesos importantes. La fidelidad de las Hermanas a su peculiar espíritu nos asombra y es motivo para que nosotros renovemos nuestro compromiso de fidelidad como cristianos y como hombres y mujeres de bien que viven en este pueblo de Archidona. Demos gracias a Dios por tanto enfermo y enferma pobre cuidado, y, sobre todo, amado con especial delicadeza y respeto. Demos gracias a Dios por tanto anciano y anciana visitado y escuchado. Las Hermanas de la Cruz hablan poco, quizás por eso escuchan con paciencia y con amor. Y el anciano siente que está menos solo, se siente más acompañado. Demos gracias a Dios porque el testimonio de las Hermanas de la Cruz, con su vida austera, su caminar rápido, su silencio casi permanente, su pobreza vivida con el más radical espíritu franciscano, que es evangelio, nos ha hecho pensar en más de una ocasión y nos han ayudado a salir de nuestro egoísmo, de nuestra apatía, de la tentación de indiferencia. Nos han ayudado a ser mejores cristianos. Demos gracias a Dios porque en ellas se hace visible en Archidona lo que es la vida religiosa. El Convento de los Mínimas, hasta hace unos años, la presencia de los Escolapios y de las Hijas de la Caridad, junto a las Hermanas de la Cruz, constituían el ejemplo del seguimiento en radicalidad de Jesús, con servicios distintos, pero complementarios que fueron un bien que nunca Archidona podrá agradecer de forma suficiente. Hoy son las Hermanas de la Cruz la única presencia de vida religiosa apostólica en esta ciudad. Ellas son predicación del Evangelio, de forma silenciosa, para todos los habitantes de Archidona. Por eso, muy especialmente, damos gracias a Dios Estoy seguro que incluso los no creyentes os agradecen vuestra presencia y vuestro quehacer en favor de los pobres, Hermanas de la Cruz. 2. Las fuentes de la espiritualidad de las Hermanas de la Cruz. Hemos dado gracias a Dios, y damos gracias a las Hermanas de la Cruz, por lo que hemos contemplado: su vida y su amor a los más pobres. Cada día, a cualquier hora, ante circunstancias diversas. Pero nos hacemos una pregunta, ¿dónde beben esa espiritualidad? ¿Cuál es la fuerza que les hace mantener la fidelidad a sus compromisos religiosos y su entrega a los más pobres de cada pueblo y ciudad, según el espíritu y la forma de vida de Sor Angela de la Cruz? La Palabra de Dios que hemos proclamado nos señala la fuente.*** ‟Si repartes el pan con el hambriento y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz.‶ La razón de tanto servicio, de día y de noche, al enfermo pobre, al que llega a las puertas del convento, es la clara voluntad de Dios que nos dice que el sacrificio primero que él acepta es hacer el bien a los más necesitados. Dios no quiere la necesidad, la pobreza. No es voluntad de Dios que ningún hombre, ni mujer, niño, joven o anciano, tenga hambre o no tenga vivienda, o ropa que vestir, o que se encuentre tan solo que no perciba la cercanía del prójimo. Es el mensaje reiterado de Dios y recogido en la Palabra de Dios. Cuando Israel olvida este precepto de Dios, los profetas lo recuerdan de forma insistente. Por eso el sacrificio diario de las Hermanas de la Cruz es remediar las necesidades, sin preguntarse por qué aquél hombre o mujer sufre, si es culpable o no. Están convencidas que donde hay una necesidad, la misión del cristiano es solucionarla, sin preguntar nada, sino respetando mucho. *** ‟Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe‶ El amor es el primer carisma, como dice San Pablo, el camino más excelente. El amor que Dios nos tiene y que tiene a todos. El amor que el Espíritu ha depositado en nuestros corazones. Por eso encontraremos a las Hermanas de la Cruz en la capilla desde las primeras horas del día y las primeras de la noche. Y siempre al salir o entrar en casa. La capilla será centro de encuentro de las Hermanas que aman de forma especial ‟al Amor de los amores‶, al Señor presente en la Eucaristía. Todo es suma austeridad en las casas de las Hermanas de la Cruz. Con una excepción, la capilla. Porque en ella está presente real y sacramentalmente, la manifestación más plena del inmenso amor de Dios. Las Hermanas saben muy bien, porque la Palabra de Dios así lo enseña, que tanto amó Dios a los hombres que nos entregó a su Hijo, para que nos hiciera presente su inmenso amor. Vivir sintiendose amada y amando a los demás, especialmente a los más pobres es el don más excelente que Dios nos quiere conceder. San Francisco de Asís es el mejor ejemplo del gran principio de fe: DIOS ES PADRE Y NOSOTROS SOMOS TODOS HERMANOS. Sor Angela lo vivió y lo enseñó a las Hermanas y continúa viviéndose así. Si no fuera por la fuerza del amor de Dios ellas no podrían amar como aman y servir como lo hacen. Hacer de la propia vida traducción del amor de Dios a todos, es moralmente imposible. El origen hay que encontrarlo en el don del amor de Dios que el Espíritu deposita en nosotros. *** ‟Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.‶ Santa Angela de la Cruz descubrió esta Palabra de Jesús y la hizo vida y quiso transmitirla a las Hermanas. Y la Congregación después de tantos años no ha permitido que se maticen, o se olviden. El seguimiento de Jesús, lleva consigo tomar la cruz y seguirle. Por eso las Hermanas besarán con frecuencia al crucificado , y lo contemplarán. Y vivirán asumiendo la cruz de la pobreza, como forma de vida, y la humildad, tan especial en el franciscanismo. Que bellamente lo dice San Francisco de Asís: ‟Ahora yo sea Jesús pobre y crucificado‶. Y ser servidor siempre, comenzando por la vida de la propia comunidad. Como resultado, la alegría, que tan fácilmente descubrimos al acercarnos a los conventos de las Hermanas. Hermanas de la Cruz y hermanos todos, que la celebración de estos 75 años nos mueva a dar gracias a Dios, a dar gracias a las Hermanas y a desear que nuestra vida cristiana sea más auténtica, más seguidora de Jesús. Será el mejor regalo que podemos ofrecer con motivo de la celebración de este aniversario. Santa Angela de la Cruz, ruega por nosotros. ✠Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Eucaristía homenaje a D. Guillermo RovirosaExequias por el Rvdo. D. Diego Ernesto Wilson Plata Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir