DiócesisHomilías Mons. Dorado Campaña contra el Hambre Publicado: 09/02/2003: 1262 Domingo V del Tiempo Ordinario. Ciclo B. Campaña contra el Hambre 1.- Hemos escuchado en el Evangelio de hoy la segunda mitad de aquella crónica de ‟Un día de Jesús en Cafarnaúm‶, que empezamos a considerar el Domingo pasado. Podemos conocer así cómo distribuía su tiempo el Señor y a qué se dedicaba un día normal: su actividad habitual era enseñar su doctrina, atender a los enfermos, alternar con los discípulos y hacer oración. Uno de los objetivos de su actividad fue ‟levantar, sanar, socorrer‶ al hombre caído, enfermo, oprimido, humillado. San Marcos menciona globalmente dos clases de milagros: los que dan al salud al hombre y los que escenifican la victoria contra el Mal, personificado en Satanás. San Pedro concretó la vida de Jesús en una afirmación que es programa de toda la existencia cristiana: ‟Pasó haciendo el bien‶ 8(Hch. 10, 38). 2.- En este día en que celebramos la ‟Jornada contra el hambre en el mundo‶, que organiza ‟Manos Unidas‶, la Iglesia nos invita a fijar nuestra mirada en toda esa inmensa población del llamado Tercer Mundo que se agolpa a la puerta del primer mundo de los ricos, con toda su pobreza, su vida infrahumana, su hambre, su incultura, su falta de paz y sus permanentes conflictos. Entre las diversas sendas por las que se puede ‟levantar‶ al hombre caído, sanar a los enfermos, luchar contra el hambre y avanzar hacia la paz, la Asociación ‟Manos Unidas‶, promovida por la Iglesia, ha elegido una (una senda o camino), que está al alcance de casi todos. Fiel a sus raíces evangélicas, hace más de 40 años comenzó a trabajar llevando a cabo proyectos de desarrollo que implican activamente a los beneficiarios. Con la imaginación que caracteriza a las mujeres, empezaron por recaudar algún dinero mediante sistemas que no desentonaran con el Evangelio. Bien administrados, esos fondos se convirtieron para crear riqueza y educar a las personas que los llevaban hacia adelante. Así, lo que comenzó como un grano de mostaza, se ha convertido en un árbol frondoso cuya sombra alcanza a los rincones más alejados de la tierra. Porque, en la actualidad, Manos Unidas está presente en todos los pueblos y regiones castigados por el subdesarrollo, el hambre y la guerra. Los miembros de Manos Unidas, y sus simpatizantes, saben que su respuesta no es la solución ideal, pero están contribuyendo a que se conozca mejor el problema y a que cada día se impliquen más personas en la lucha contra la pobreza. Además de ser un ejemplo visible de que la fe en Dios y el amor que brota del Evangelio mueven montañas, nos ofrecen un cauce para trabajar por la paz, combatir la pobreza y alentar el desarrollo de los empobrecidos. Es una manera de ‟pasar por el mundo -como Jesús- haciendo el bien‶. Por eso vale la pena colaborar en la medida de nuestras posibilidades. No importa que su acción parezca insuficiente frente a la magnitud del problema. Un cristiano no debe olvidar nunca la espiritualidad de las parábolas del grano de mostaza y de la levadura. Ni la historia de David frente a Goliat. Nosotros sabemos bien que, en estas cosas de Dios, después de emplear a fondo, y con inteligencia, los recursos que están a nuestro alcance, debemos seguir confiando en que él es quien construye la casa y nos levanta la ciudad. + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Domingo XVII del Tiempo Ordinario. Ciclo BDomingo V del Tiempo Ordinario Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir