DiócesisHomilías Mons. Dorado

Dedicación de la Iglesia de El Morche

Publicado: 22/07/2006: 987

Textos:

Nehemías 8, 2-10
I Corintios 3, 9-17
Juan 2, 13-21

1.- Celebramos hoy la consagración del nuevo templo de la parroquia de
Santiago el Mayor de El Morche.

La Liturgia de la Consagración, como podréis comprobar, es muy bella, rica y
expresiva en sus diferentes símbolos y ritos. Constituye, en su mismo despliegue, una
magnífica catequesis sobre el significado de esta celebración.


2.- Se inicia con el anuncio de la Palabra de Dios, que evoca sucesivamente la
Liturgia del Templo de Jerusalén, recién restaurado después del exilio o destierro de
Babillona (Primera Lectura: libro de Nehemías 8, 2-10).

Sigue la Segunda Lectura...

La Liturgia se consuma con la celebración de la Eucaristía, que es la que
consagra de verdad a toda la comunidad reunida para celebrarla y a este bellísimo
templo alzado para proclamar la Palabra de Dios, para repetir la Eucaristía todos los
días y para acoger a la comunidad cristiana.

Con ella comienza en el barrio un nuevo principio de vida, un centro de
encuentro y comunicación y una fuente de espiritualidad.

Pero entre la Palabra y la celebración de la Eucaristía, se desarrolla la solemne
oración dedicatoria; la unción del altar y de los muros con el crisma consagrado, la
incensación de los fieles, del altar y de las paredes y la iluminación esplendorosa, de
todo el espacio del templo.

Cada uno de estos signos tiene su capacidad expresiva y su fuerza
comunicativa.

Dejemos que nos hablen por sí mismos los gestos y las palabras. Mantengamos
el oído atento y la mirada despierta para que goce el corazón y la fe. Mientras tanto,
os ofrezco estas sencillas reflexiones.

3.- Quiero recordaros que la construcción de nuevos templos no es el fenómeno
más corriente de nuestro tiempo. Hoy son más frecuentes las torres de los bancos, los
comercios gigantes y las oficinas elegantes de las multinacionales.

Un templo digno y bello construido en un pueblo o en una ciudad, es un
testimonio que habla por sí mismo. Es una manera de expresar que Dios existe y que
Dios es Dios. Que Él no puede ser tratado como un valor marginal y residual. Que Él
es el mejor guardián y el mayor amigo del hombre. Que Jesucristo es el primero en
todo. Que adorar a Dios es una actividad nobilísima. Que la humanidad que olvida a
Dios no tiene más remedio que volverse inhumana.

Al contemplar vuestra Iglesia y vuestra torre os deseo que penséis y sintáis así.


4.- Quiero deciros asimismo que un templo es, ante todo, símbolo de un ser
viviente: la comunidad cristiana parroquial y diocesana. Este templo está llamado a ser
como el retrato de una parroquia llena de vida. Los templos hermosos, sin una
comunidad cristiana piadosa y evangelizadora, no son sino mausoleos fríos que no
pueden disimular su propio vacío.

Deseo formularos un vivo deseo: que la consagración de vuestra Iglesia
dinamice la vida cristiana de los grupos y de las personas que constituís esta
comunidad; que deje en vosotros una huella indeleble y que riegue vuestras raíces.

En vuestras raíces están, entre otros valores, la de fe de vuestros mayores y la
vuestra propia.

Que el nuevo templo os haga sentir la presencia del Señor entre vosotros: es
la casa de Dios.

Y que os ayude a ser una comunidad de fe, de oración y de caridad. Una
comunidad que ayude a ver que Dios existe, que vive con nosotros y que nos ama.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Homilías Mons. Dorado
Compartir artículo