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Clausura de la Visita Pastoral al Arciprestazgo de Los Ángeles

Publicado: 11/05/2006: 806

Clausura de la Visita Pastoral al Arciprestazgo de Los Ángeles

11 de mayo de 2006

En el Santuario de Santa María de la Victoria.


1.- La Visita pastoral un tiempo de gracia del Señor.

En este encuentro final quiero ante todo daros las gracias por vuestra entrega
sacerdotal y por la decisiva acción pastoral que, junto con vuestros colaboradores seglares y
religiosos, estáis llevando a cabo en cada una de las 11 Parroquias del Arciprestazgo de Los
Ángeles.

La Visita Pastoral, como nos dice la Exhortación Apostólica Postsinodal "Pastores Gregis" (n. 44) es un auténtico tiempo de gracia y un momento especialísimo para el encuentro del Obispo con los fieles y los sacerdotes.

Me he sentido muy reconfortado y gozoso, como Obispo vuestro, en vuestras
comunidades parroquiales, rodeado del cariño de vuestros fieles y constatando, con gran
alegría mía y de toda la Diócesis, el afecto que os profesan vuestros feligreses. No hay mayor
alegría para un Obispo que ver a sus sacerdotes venerados como buenos pastores en medio
del Pueblo de Dios.

En una Visita Pastoral como esta en la que, como Obispo, he tenido la gracia de
constatar cómo la Iglesia está presente, fundamentalmente a través de vosotros, sacerdotes,
y de vuestros más cercanos colaboradores, en medio de los niños, de los ancianos y de los
enfermos; en definitiva, en medio de los más pobres de nuestra sociedad; doy gracias a Dios
con vosotros por vuestra fidelidad a vuestra vocación y por la fidelidad de vuestros feligreses
a la Iglesia, nuestra Madre.


2.- Algunos rasgos más destacados de esta Visita Pastoral:

Esta conversación familiar de la homilía quiere iluminar y robustecer vuestra fe y
vuestra responsabilidad para vivir vuestras tareas eclesiales con el ánimo y las actitudes
requeridas por el Evangelio y la situación socio-religiosa de vuestro Arciprestazgo. Me voy a
referir a algunos rasgos de vuestras Parroquias y a señalar las tareas eclesiales más
importantes y algunas actitudes que el Señor y su Evangelio nos piden en esta situación.

2.1. En todas las Parroquias hay un núcleo de personas responsables y motivados,
muchos de ellos entregados y con moral, a pesar de la dura situación espiritual del barrio:
catequistas animosos, miembros de Cáritas, colaboradores en Economía, cofrades, visitadores de enfermos... Gente que cre, que ora y que ama a la Parroquia y a la Iglesia.

2.2. Bastante gente se siente vinculada a la Parroquia y a la Iglesia, de alguna manera.
Tiene su mérito en estos tiempos en que llueve tanto en contra de la Iglesia. Gente mayor en
su mayoría.

2.3. Más numerosos son los que tienen vínculos eventuales con la Parroquia (bautismos, primeras comuniones, matrimonios y entierros). Debajo de ellos subsiste un cierto sentimiento de pertenencia a la Iglesia, aunque sea débil. Hay que aprovecharlo y valorarlo.


2.4. Hay un vacío generacional muy notable en hombres y jóvenes en vuestras
Parroquias. Y, salvo notables excepciones, la catequesis no tiene apenas continuidad después
de la Primera Comunión. Es una sociedad que, en gran proporción, está muy secularizada y
es indiferente a la fe, aunque entre ellos hay numerosas gamas, que hay que saber distinguir
sin hacer generalizaciones peligrosas.

2.5. Un fuerte condicionante negativo repercute hoy sobre los jóvenes para acercarse
a la fe y a la práctica sacramental.

2.6. En las minoráis cristianas motivadas (gente como vosotros y otros) se observa una
mayor demanda de mejor formación y mayor espiritualidad.


3.- Algunas actitudes más necesarias:

3.1. Mantener y alentar la alegría de la fe. Por contraste con la indiferencia circundante,
hemos de apreciar más los signos de gracia y darle gracias al Señor por esas personas.

3.2. Frente a la tentación de pesimismo, la esperanza nos anima a trabajar más y a
buscar nuevos caminos en nuestro trabajo pastoral, sin caer en la rutina y la indiferencia.

3.3. Frente a la indiferencia de muchos y la animosidad negativa, el amor a esta gente y el dinamismo misionero: iniciativas de pastoral misionera, como la catequesis familiar, la animación de los grupos de Confirmación, la visita a los enfermos, la celebración digna de los Sacramentos, la acogida amorosa a la gente y la mejor formación en los agentes de pastoral. Hay que dedicar horas a la oración y a la formación bien programada. El Arciprestazgo tiene que montar un apoyo formativo básico y común.

3.4. Pensar en común, con espíritu renovado, cuáles son las opciones pastorales más
adecuadas a la situación del Arciprestazgo.


4.- Una trilogía inseparable:

El Santo Padre nos recuerda de nuevo en la Encíclica "Dios es Caridad", que "la
naturaleza íntima de la Iglesia (y de la Parroquia) se expresa en una triple tarea: Anuncio de
la Palabra de dios, Celebración de los Sacramentos y Servicio de la Caridad". Son tareas
que se implican mutuamente y no pueden separarse unas de otras (DCE, 25).

Os pido con todo mi corazón que llevéis a cabo en vuestras Parroquias la misión
profética de la Iglesia, anunciando a todos, y en toda ocasión, el Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo y el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica, especialmente en las homilías, en
la catequesis infantil, juvenil y de adultos, y en el trato personal con los niños, jóvenes y
mayores. "Es tiempo de hablar de Dios" "Iglesia, ¿qué dices de Dios?".

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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