DiócesisHomilías Mons. Dorado Clausura de curso académico centros diocesanos de formación Publicado: 03/06/2005: 877 Homilía Mons. Dorado SotoClausura de curso académico Seminario, I.S.C.R. ‟ San Pablo‶ y Escuela de Agentes de Pastoral 3 de junio de 2005 Acto de clausura del curso académico 1. Saludo. Queridos formadores, profesores, personal no docente y alumnos del Seminario, del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y de la Escuela de Agentes de Pastoral de Málaga (o de las Escuelas de Agentes de Pastoral si es que asisten). Ante todo, como obispo de esta Diócesis, quiero expresaros mi reiterada gratitud por el esfuerzo constante y por la valoración de la dimensión intelectual que habéis vivido durante el curso que ahora se clausura. Sé del interés de profesores y de alumnos. Los seminaristas habéis vivido un año más del proceso formativo que os lleva a discernir la voluntad de Dios sobre vuestra vida y para muchos estos meses han supuesto la casi confirmación de la llamada al ministerio ordenado que será determinada últimamente por la palabra del obispo cuando os nombre y os invite a recibir el sacramento del diaconado y del presbiterado. A los alumnos del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y de la Escuela de Agentes de Pastoral, la mayoría seglares, porque se unifican en vosotros dos actitudes realmente ejemplares: el interés por aprender teología, con su base filosófica, y vuestra preocupación por formaros para poder servir mejor la misión de .la Iglesia a la que amáis con todo vuestro corazón. De vosotros admiro el trabajo continuo de estudio que debéis compartir con vuestra vida profesional, vuestra vida familiar y, en muchos casos, por vuestro servicio en las parroquias respectivas y en los movimientos y asociaciones a los que pertenecéis. En este monte tan querido por todos los cristianos malagueños, doy gracias a Dios por lo vivido aquí desde el año 1924, a iniciativa del Beato Manuel González. Doy gracias a Dios porque cincuenta años más tarde, en 1974 y por decisión de Mons. Buxarrais Ventura se inicia el Centro Diocesano de Teología, hoy Instituto Superior de Ciencias Religiosas que fue respuesta valiente que tanto bien ha hecho y hace en la Diócesis. Y años más tarde el comienzo de las Escuelas de Agentes de Pastoral que han ayudado a la formación de muchos cristianos que colaboran en sus parroquias y en otros servicios apostólicos. Son cientos de alumnos que han pasado por las aulas cada viernes, durante el curso, de octubre a mayo. Detrás de los números encontramos siempre el esfuerzo de los profesores que desean transmitir conocimientos, experiencia y vida. La preocupación del día a día de los responsables de estos centros. Y la ilusión joven de quienes aprenden, independientemente de su edad. Y en todos y en cada uno la presencia de Dios que bendice el quehacer, el de enseñar y el de aprender y nos envía el Espíritu ‟que recrea la faz de la tierra‶.Esta tarde todos debemos dar gracias a Dios. 2. ¿Qué nos dice la Palabra de Dios? Que este trabajo lo debemos hacer con el convencimiento que nos concede la fe, y que se nos ha anunciado con palabras del Deuteronomio: Dios se ha fijado en vosotros por ‟el amor que Dios os tiene y para cumplir el juramento hecho a vuestros antepasados.‶ Estudiamos, oramos, trabajamos a partir de haber descubierto por la luz de la Palabra de Dios que nos ha sido dada, que Dios nos ama y porque nos ama quiere que seamos testigos y misioneros de su amor incondicional a los hombres. Este amor que es gracia y promesa, de ahí el sentido escatológico de la vida cristiana, es permanente, lo ha jurado Dios de tal forma que nada ni nadie lo puede anular. La Palabra de Dios también nos dice cuál es la actitud con la que debemos profundizar en el Misterio de Dios, en el contenido de la Revelación. Jesús rezó así, ‟Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los prudentes y se las has revelado a lo sencillos‶ Unos alumnos tienen más facilidades que otros para profundizar, para retener. Pero todos están llamados a ser penetrados por la Palabra de Dios y a conocer la reflexión que la Iglesia ha hecho durante siglos, con un corazón sencillo, lejos de la arrogancia, de la vanidad. Por último, estudiar teología es una manera de vivir el amor a todos que nos ha recordado San Juan en su primera carta: ‟Hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios‶. No estudiamos para competir, para rivalizar. Estudiamos para ahondar en el sentido de la Palabra de Dios que nos descubre la vocación a vivir la comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu, vivir la comunión entre todos los hombres por encima de razas, clases, ideologías. 3. Una formación para la evangelización Pido a Dios que este curso que se clausura haya servido, además, para redescubrir, afirmar y amar el sentido de Iglesia que somos los bautizados, llamados a vivir en Cristo Jesús. Es la enseñanza reiterada del Papa Benedicto XVI. No construimos nuestra Iglesia, escribía el entonces Cardenal Ratzinger, sino que somos la Iglesia del Señor, comunidad en camino. Iglesia que vive de la Palabra de Dios y de los Sacramentos. Iglesia que debe vivir el ansia de la unidad de todos los bautizados, de todos los cristianos, como lo ha reiterado el Sucesor de Pedro. Y porque somos la Iglesia del Señor, estamos llamados a ser testigos y profetas con la vida, la palabra y las acciones. No es hora de tener miedos y encerrarnos. Con la fuerza del Espíritu estamos convocados a proclamar, a proponer el mensaje recibido de Gracia, de Salvación, de Esperanza. Si la teología debe estudiarse en un clima de oración, de contemplación, hoy más que nunca debe ser para todos a manera de convocatoria para servir la misión. Porque, no lo podemos olvidar, ‟la evangelización es la razón de ser de la Iglesia‶. Os contemplo con inmensa alegría. La Diócesis de Málaga está llamada a un esfuerzo nuevo de testimonio y de misión. Cada día son más los grupos de diferentes culturas y religiones que son vecinos nuestros. Por tanto, cada día es más necesaria la presencia misionera de los que creen en el Señor y se sienten convocados para hacerle presente entre tantos hombres y mujeres, la mayoría muy pobres, que necesitan el trabajo, la vivienda, el respeto de su dignidad, pero también al redescubrimiento de un Dios que les ama, les bendice, está en ellos, y de que han sido salvados por Nuestro Señor Jesucristo. ✠Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Clausura del Octavario por la Unidad de los CristianosEn la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir