DiócesisHomilías Mons. Dorado Homilía en la Basílica del Santo Sepulcro. Peregrinación a Tierra Santa Publicado: 11/11/2005: 1322 Peregrinación Diocesana a Tierra Santa Basílica del Santo Sepulcro, Jerusalem 11 de noviembre de 2005 En el Credo recitamos: ‟fue crucificado, muerto y sepultado...‶ El evangelio está escrito en clave de ‟descenso‶ de Dios. ‟Se encarnó... se hizo hombre, como uno cualquiera.. Bajo a Nazaret y les estaba sujeto... Semejante en todo a nosotros a excepción del pecado‶. ‟Fue sepultado...‶ Olvidamos con frecuencia este paso que constituye experiencia de la Pascua. ‟Padeció, fue crucificado, muerto y sepultado.‶ No queda más que esperar la resurrección. Pero antes, toda nuestra contemplación se hace silencio lleno de gratitud por lo que no comprendemos. Que el Hijo de Dios descendiera al seno de una mujer y, al final de su vida terrena, al seno de la tierra. Como cualquier hombre o mujer. Os invito a contemplar este misterio. Este realidad dura de la existencia que es morir, que es ser sepultado. Y agradecer al Señor que haya querido que el designio de salvación incluyera también este paso, estas horas de permanecer en el sepulcro. En la mañana del domingo de resurrección le buscarán y ya no encontrarán su cuerpo. El ángel que estaba a la puerta del sepulcro, anuncia. Ha resucitado... Pero ahora, tal como nos recuerda esta Basílica, Jesús fue sepultado. Es posible que María llorase su soledad y su sufrimiento a la afuera de la tumba. Y con San Ignacio de Loyola, pedir a Dios la gracia de sentir ‟dolor con Cristo doloroso, lágrimas, pena interna de tanta pena que Cristo pasó por mí‶. No es momento de muchas palabras, sino de abrir el corazón en demanda de la gracia de ser agradecido siempre porque el Señor sufrió, murió y fue sepultado por nosotros, por nuestros pecados. Y lo hacemos como peregrinos. San Jerónimo, que vivió en una cueva cercana a la del nacimiento de Jesús decía a un grupo de peregrinos: ‟Es imposible enumerar a todos los obispos y a todos los mártires que vinieron a Jerusalén. Estaban convencidos de que algo faltaba a su fe o a su ciencia, creían no poder alcanzar la perfección si no adoraban a Cristo precisamente en aquellos lugares donde el Evangelio había irradiado su esplendor desde la cruz antes que en otras partes‶. Y añadía el santo: ‟Cantaremos infatigablemente. Lloraremos a menudo, la oración no se interrumpirá, heridos por el amor ardiente del Salvador repetiremos al unísono: He encontrado a aquél que mi alma buscaba, lo tendré bien cerca y ya no me separaré de Él‶. Pero, además de contemplar y agradecer, ¿que otra dimensión de la fe debemos renovar en este día? María Magdalena buscó al Señor. Lo encontró ya resucitado, en el huerto. Pedro y Juan, no pudieron contener la ausencia del Señor y ‟corrieron hacia el sepulcro‶. La vida cristiana es siempre ‟búsqueda del Señor‶ que se nos da en su Palabra, en la Eucaristía y que está presente en su Iglesia. No podemos sentarnos en el camino, en ocasiones como los discípulos de Emáus, desanimados. Busquemos siempre al Señor. Es verdad que lo encontraremos, sobre todo, en el misterio del sufrimiento, de la muerte. Pero con la confianza de que no es experiencia definitiva sino anticipo de la Resurrección, de la plenitud de la luz y del amor. Os invito a contemplar, con silencio orante, el hecho histórico de la sepultura del cuerpo de Cristo. Y, como María Magdalena a buscarle siempre. Aunque nos pueda parecer que no le encontramos. A lo mejor escuchamos su voz y nos falta reconocerle para así poder decir como ella, ‟Rabí‶ que significa, Maestro. Es la petición que os invito hacer en favor de nuestra Diócesis. Que busquemos siempre al Señor, especialmente cuando nos parece que se ha escondido, que no acertamos a encontrarle. Recordamos la enseñanza de San Juan de la Cruz acerca de la ‟noche oscura‶. En la oscuridad de la tumba estaba el cuerpo crucificado de Jesucristo. Siempre dador de esperanza, porque Él venció a la muerte, está resucitado, como primogénito de la común vocación a resucitar a la que todos somos convocados. ✠Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Acción de gracias por la beatificación de Carlos de FoucauldHomilía en la Basílica de la Anunciación. Peregrinación a Tierra Santa Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir