DiócesisHomilías Mons. Dorado

Homilía en la Basílica del Santo Sepulcro. Peregrinación a Tierra Santa

Publicado: 11/11/2005: 1303

Peregrinación Diocesana a Tierra Santa
Basílica del Santo Sepulcro, Jerusalem
11 de noviembre de 2005


En el Credo recitamos: ‟fue crucificado, muerto y sepultado...‶

El evangelio está escrito en clave de ‟descenso‶ de Dios. ‟Se encarnó... se hizo
hombre, como uno cualquiera.. Bajo a Nazaret y les estaba sujeto... Semejante en todo
a nosotros a excepción del pecado‶.

‟Fue sepultado...‶ Olvidamos con frecuencia este paso que constituye
experiencia de la Pascua. ‟Padeció, fue crucificado, muerto y sepultado.‶

No queda más que esperar la resurrección. Pero antes, toda nuestra
contemplación se hace silencio lleno de gratitud por lo que no comprendemos. Que el
Hijo de Dios descendiera al seno de una mujer y, al final de su vida terrena, al seno de
la tierra. Como cualquier hombre o mujer.

Os invito a contemplar este misterio. Este realidad dura de la existencia que es
morir, que es ser sepultado.

Y agradecer al Señor que haya querido que el designio de salvación incluyera
también este paso, estas horas de permanecer en el sepulcro. En la mañana del
domingo de resurrección le buscarán y ya no encontrarán su cuerpo. El ángel que
estaba a la puerta del sepulcro, anuncia. Ha resucitado...

Pero ahora, tal como nos recuerda esta Basílica, Jesús fue sepultado. Es
posible que María llorase su soledad y su sufrimiento a la afuera de la tumba.

Y con San Ignacio de Loyola, pedir a Dios la gracia de sentir ‟dolor con Cristo
doloroso, lágrimas, pena interna de tanta pena que Cristo pasó por mí‶.

No es momento de muchas palabras, sino de abrir el corazón en demanda de
la gracia de ser agradecido siempre porque el Señor sufrió, murió y fue sepultado por
nosotros, por nuestros pecados.

Y lo hacemos como peregrinos. San Jerónimo, que vivió en una cueva cercana
a la del nacimiento de Jesús decía a un grupo de peregrinos:

‟Es imposible enumerar a todos los obispos y a todos los mártires que vinieron
a Jerusalén. Estaban convencidos de que algo faltaba a su fe o a su ciencia,
creían no poder alcanzar la perfección si no adoraban a Cristo precisamente en
aquellos lugares donde el Evangelio había irradiado su esplendor desde la cruz
antes que en otras partes‶.
Y añadía el santo:

‟Cantaremos infatigablemente. Lloraremos a menudo, la oración no se
interrumpirá, heridos por el amor ardiente del Salvador repetiremos al unísono:
He encontrado a aquél que mi alma buscaba, lo tendré bien cerca y ya no me
separaré de Él‶.


Pero, además de contemplar y agradecer, ¿que otra dimensión de la fe
debemos renovar en este día?

María Magdalena buscó al Señor. Lo encontró ya resucitado, en el huerto.

Pedro y Juan, no pudieron contener la ausencia del Señor y ‟corrieron hacia el
sepulcro‶.

La vida cristiana es siempre ‟búsqueda del Señor‶ que se nos da en su Palabra,
en la Eucaristía y que está presente en su Iglesia.

No podemos sentarnos en el camino, en ocasiones como los discípulos de
Emáus, desanimados. Busquemos siempre al Señor. Es verdad que lo encontraremos,
sobre todo, en el misterio del sufrimiento, de la muerte. Pero con la confianza de que
no es experiencia definitiva sino anticipo de la Resurrección, de la plenitud de la luz y
del amor.

Os invito a contemplar, con silencio orante, el hecho histórico de la sepultura del
cuerpo de Cristo.

Y, como María Magdalena a buscarle siempre. Aunque nos pueda parecer que
no le encontramos. A lo mejor escuchamos  su voz y nos falta reconocerle para así
poder decir como ella, ‟Rabí‶ que significa, Maestro.

Es la petición que os invito hacer en favor de nuestra Diócesis. Que busquemos
siempre al Señor, especialmente cuando nos parece que se ha escondido, que no
acertamos a encontrarle.

Recordamos la enseñanza de San Juan de la Cruz acerca de la ‟noche oscura‶.
En la oscuridad de la tumba estaba el cuerpo crucificado de Jesucristo. Siempre dador
de esperanza, porque Él venció a la muerte, está resucitado, como primogénito de la
común vocación a resucitar a la que todos somos convocados.


✝ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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