DiócesisHomilías Mons. Dorado

Apertura Curso Académico de los centros de formación diocesanos

Publicado: 07/10/2005: 741

Homilía Mons. Dorado Soto
Apertura Curso Académico del
Seminario, I.S.C.R. San Pablo y de las E.A.P.
7 de octubre de 2005

1. Saludo.

Queridos Vicario General y Vicarios Episcopales, Rector del Seminario, Director
del I.S.C.R. y Responsables de las Escuelas de Agentes de Pastoral, profesores y
alumnos.

Demos gracias a Dios por ‟las maravillas que hace en nosotros‶. Es la primera
oración que debe brotar al encontrarnos por primera vez con motivo del comienzo de
curso. Cuando contemplamos la historia del Seminario de Málaga, especialmente
desde la reforma que más ha influido en él, la del Beato Manuel González, la historia
del Instituto Superior de Ciencias Religiosas que en su primera y original etapa fue el
Centro Diocesano de Teología, decidida su erección por el entonces obispo Mons.
Buxarrais y los años de servicio de las Escuelas de Agentes de Pastoral, al comienzo
con la sede de Málaga y posteriormente ampliadas a Antequera, Ronda, Marbella y
Torre del Mar, debemos dar gracias a Dios.

Porque a través de esas Instituciones se formaron sacerdotes y diáconos.
Acogieron sabiduría teológica y bíblica religiosos, religiosas y seglares, muchos de ellos
hoy con su Diplomatura y Licenciatura y se formaron para un mejor servicio
evangelizador en las Parroquias y en las Delegaciones.

Unido al estudio de la Teología y de otras ciencias afines y complementarias,
en el Seminario se ha consolidado  la formación espiritual y pastoral de los candidatos
al sacerdocio. En el Instituto Superior de Ciencias Religiosas y en las Escuelas de
Agentes de Pastoral se ayudó a descubrir la riqueza de carismas distintos a los
propios, la llamada a servir la misión apostólica, y se ahondó en la mejor espiritualidad
que tiene su fuente en el amor y seguimiento de Jesucristo.

A todos, queridos ex-alumnos y alumnos, se os ha ofrecido un sentido hondo
de Iglesia, vivido con fe. Habéis crecido en sentido de pertenencia, en amor y
disponibilidad para desde ella ser testigos y anunciadores de la fe, según las
peculiaridades de las distintas vocaciones y las necesidades que la propia Iglesia
Particular de Málaga descubre y a las que hay que ofrecer respuesta.

Demos gracias a Dios por las maravillas que ha hecho el Señor, que hace y que
continuará haciendo. Como María, debemos decir: ‟Ha mirado la humillación de su
esclava... grande es su nombre‶. Y demos gracias por los sacerdotes que las han
dirigido, por los profesores y por cuantos han aportado su trabajo y colaboración a
través de estos años.


2. Actitudes ante este nuevo curso.

Mas al iniciar el curso, unido a la acción de gracias, debemos renovar actitudes,
tanto los responsables de los centros aquí reunidos, como los profesores y alumnos.

Me consta del trabajo de los profesores, del interés y esfuerzo de los alumnos,
de la fidelidad al Magisterio de la Iglesia, especialmente a la enseñanza del Sucesor
de Pedro. Pero el estudio de la teología es algo más que ‟una excelente materia de
enseñanza‶, como ha dicho el Cardenal Danneells.

‟La certeza que buscamos -continúa el Cardenal belga- nace del estupor de un
encuentro... la verdad del cristianismo es un misterio que viene a nuestro
encuentro y siempre más grande que nosotros. Una realidad viva que hay que
reconocer humildemente y no un objeto de posesión que hay que conquistar‶.

Tenemos la tentación de buscar certezas sólo mediante la coherencia lógica de
un discurso. Entonces es tarea ‟ajena a toda piedad‶, dijo el Concilio de Trento.

El verdadero estudio de la teología nos conduce a la experiencia del Dios
revelado por Jesucristo y la ejercita en una vida interior densa que la expresa, confiesa
y da testimonio de ella.

Es lo que da solidez al conocimiento teológico y al descubrimiento de la praxis
pastoral que debemos servir en favor de la comunidad cristiana y de todos los hombres
que, a veces sin saberlo, buscan a Dios. Como oramos en una de las plegarias
eucarísticas: ‟Acuérdate de aquellos cuya fe sólo tu conoces...‶

Yo pido a Dios que crezca en vosotros la sabiduría del teólogo y la experiencia
del contemplativo. Así provocará que las personas contemporáneas se interroguen
acerca de la existencia de Dios y de lo que es para nosotros: liberación y promesa,
salvación plena.


3. Crecer en sentido de Iglesia, es otra de las actitudes a intensificar durante los
años de estudio.

‟Los cristianos tenemos que entender, vivir y enriquecer nuestra fe dentro de la
Iglesia‶ ha escrito Mons. Fernando Sebastián.

‟La fe personal de cada uno, de cada grupo, de cada comunidad es siempre la
asimilación personal de la fe de la Iglesia Católica.‶

Sentir en la Iglesia, sentir con la Iglesia, sentir la Iglesia, ‟Madre y Maestra‶, es
fundamental para la vivencia de la fe cristiana. La actitud indiferente y de crítica
permanente de la Iglesia, oscurece los principios teológicos que creamos haber
aprendido con más claridad.

Porque la fe que reflexionamos es la fe los Apóstoles, vivida y predicada por la
Iglesia. Nuestro hoy, en aquello que cree, hunde sus raíces en los tiempos apostólicos.
‟Creo en la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.

Desde ese sentido de Iglesia, necesitamos perseverar en nuestra tarea sin
desánimo, con una nueva fe en el futuro y en las personas por las que trabajamos.
Necesitamos acoger la permanente efusión del Espíritu que se nos da en la Eucaristía
cada día.

Vivamos el gozo de creer y  de reflexionar teológicamente dentro de la
comunión eclesial.


4. Animar la entrega evangelizadora.

Vivimos en tiempo difíciles para la fe, no sólo en España. Nuestro mundo sufre
no sólo la pérdida de valores sino que Dios es negado u ocultado.

Ante ello debemos escuchar las palabras del Señor: ‟Id  y anunciad a todos los
hombres...‶ El conocimiento que adquirimos durante los años de estudios en los
distintos centros de formación diocesanos, tiene una finalidad principal: ser mejores
evangelizadores.

La Iglesia es esencialmente misionera. Como escribió Pablo VI, la razón de ser
de la Iglesia es la evangelización. Pues bien, confío que las distintas promociones de
alumnos promuevan en las Parroquias, en las Asociaciones, en las Cofradías, un
reforzamiento de las acciones pastorales, con creatividad y audacia, tanto al interior de
la comunidad eclesial como en los distintos ambientes.

La fuerza transformadora del Espíritu viene ‟en ayuda de nuestra debilidad‶
como decía San Pablo. Porque amamos al Señor, porque amamos al prójimo,
queremos gritar con nuestra vida y con nuestra palabra que Él es nuestro Salvador,
que Él es camino, la verdad y la vida. Que Él es la promesa que se nos ha dado.

A Santa María de la Victoria, encomendamos un año más la tarea que ahora
comenzamos  y que deseamos vivir durante el curso con la alegría de la fe, con el
consuelo de la esperanza, con la entrega de la caridad.

+ Antonio Dorado Soto,

Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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