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150 aniversario de la Fundación de la Congregación de las Religiosas Adoratrices

Publicado: 19/05/2005: 2370

Homilía Mons. Dorado Soto
150 aniversario de la Fundación de la
Congregación de las Religiosas Adoratrices
19 de mayo de 2005
S.I. Catedral

1. Saludo inicial e introducción.

Los católicos vivimos este año especiales acontecimientos eclesiales.  La
muerte de un Papa , Juan Pablo II, que ha presidido  la Iglesia durante muchos años
y cuya vida y enseñanza millones creyentes de distintas religiones han agradecido a
Dios y el inicio del Pontificado de Benedicto XVI por quien oramos para que su
ministerio de Sucesor de San Pedro nos confirme en la fe, como un día pidió Jesús a
Pedro.

Estos dos hechos los vivimos en el Año especialmente dedicado a la Eucaristía
que es para  la Congregación de las Religiosas Adoratrices el centro explícito de su
vida. La obra fundada por Santa María Micaela, conocida como Madre Sacramento,
tuvo raiz de la misión que iniciaban en favor de la mujer explotada y desatendida, en
la Eucaristía. Adoración y Liberación han constituido y constituyen la fuente
permanente de la vida de las adoratrices y de sus obras. Desde los comienzos hace
150 años.

Es más, a medida que la respuesta a la misión confiada tiene que abrirse a
nuevos campos, a nuevas formas, y la manera  de vivir de las adoratrices ha de
buscar la mejor adaptación para el mayor servicio, siempre permanecerá la Eucaristía
como la fuente y la cumbre de la vida de la religiosa adoratriz. Prioridad que está
señalada en cada una de las religiosas adoratrices y de las personas que comparten
afecto y colaboración en sus obras.

Sacerdotes, religiosas, seglares aquí reunidos,  damos gracias a Dios por los
150 años de fundación de las Congregación de las Religiosas Adoratrices del
Santísimo Sacramento y de los 100 años de inicio de la casa de Málaga, que ha vivido
establecida en la Casa de la Calle Cristo de la Epidemía, durante años con la extensa
huerta que ayudaba al mantenimiento de tantas jóvenes como se acercaban a la casa
que al principio era un sencillo chalet, edificado junto a  muy pocas construcciones, a
la salida de Málaga, comienzo de la carretera que conducía a las provincias andaluzas
del interior.


Damos gracias a Dios porque la Congregación ha sido desde sus comienzos
respuesta en favor de la mujer indefensa, necesitada. Desde aquellos años en los que
se producía el difícil tránsito del mundo rural al urbano, siempre vivido en soledad por
las jóvenes, sin medio alguno de defensa colectiva, con nivel cultural muy bajo.

Las Adoratrices abrieron sus casas para ofrecer acogida, afecto, alimento,
formación, cultura, y también a Jesucristo, el  Evangelio de la gracia, del perdón, de la
promesa de salvación. Cuando la sociedad de hoy, gracias a Dios, se organiza para
hacer  trabajo de defensa de la mujer, de integración plena en la sociedad, de
transmisión de valores, la Congregación de las Adoratrices inició esta tarea hace 150
años, hace siglo y medio.

Nuestra oración quiere ser especialmente agradecida porque en diversos
momentos de la historia, especialmente al principio, muchas adoratrices superaron con
fe, centrada en la Eucaristía,  la incomprensión, el rechazo, la descalificación. Es la
norma que aparece siempre en las obras de Dios.

Esta tarde queremos hacer nuestra la conocida oración: ‟Por todo lo que ha
sido, gracias. Por todo lo que va a ser, sí‶. Gratitud por la historia de la Congregación,
actitud y compromiso de disponibilidad de la Congregación a todo lo que el Señor les
pueda pedir para responder a la misión que un día descubriò su fundadora y que
permanece tan actual: Adorar y Liberar.

Gracias a Dios por todo lo vivido, ayudado, enseñado, acompañado, sufrido y
gozado en las casas de las adoratrices repartidas por el mundo y, especialmente, en
la casa de Málaga. Por las obras de las que hay constancia, porque están reseñadas
en los anales de las casas, por tantas vidas gastadas al servicio de la misión, como
han sido y son la  enseñanza en los colegios y en los talleres, la cura de tantas  heridas
físicas y morales, permaneciendo noches y noches en vigilia hasta la recuperación
inicial de la persona que llegaba a la casa.

Gracias por las adoratrices que fueron cocineras, trabajadoras de la huerta,
porteras, por las religiosas que han escuchado siempre, que han sabido ofrecer cariño
Así año tras año, hasta que las fuerzas les hacían retirarse.

Ellas han sabido hacer vida las palabras de San Juan en su primera carta:
‟Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos‶

Todas tradujeron, de alguna manera, las palabras del profeta Ezequiel que se
han leido en la primera lectura:: ‟Como un pastor sigue el rastro del rebaño, cuando se
encuentra las ovejas dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré,
sacándolas del lugar donde se dispersaron, el día de los nubarrones y de la oscuridad‶

La Iglesia de Málaga y la sociedad toda, agradece vuestro trabajo entre
nosotros. La fidelidad mantenida durante un siglo, también en momentos de suma
escasez, de riesgos.


2. Nuestra petición a Dios por la Congregación de las Adoratrices.

Reunidos para celebrar la Eucaristía unimos nuestra oración e invitamos a todos
los católicos a pedir la luz y la fuerza del Señor para la Congregación.

En primer lugar, pedimos a Dios,  queridas religiosas, por vuestra fidelidad al
carisma recibido de Adorar y Liberar. Que estas celebraciones constituyan la mejor la
mejor ocasión para la renovación interior de todas. Sed mujeres de fe, alegres en la
vocación a la que habéis sido llamadas, generosas en la entrega, fraternas en vuestra
vida de comunidad y en el sentido de pertenencia.

Pedimos también porque acertéis a formas distintas de vivir la misión, hoy tan
necesaria, tan actual, tan urgente. La atención a la mujer violentada por tantas
maneras Vuestras casas, vuestros pisos, las muchas actividades de toda clase
ayudarán a vencer tristezas y desamparo, humillaciones y desprecios, a salvar vidas,
incluso de niños y niñas no nacidos. Hoy ampliada vuestra misión a tanta joven
inmigrante como llega a nuestro país en condiciones de explotación en más de un
caso. Contad, queridas religiosas, con nuestra oración, nuestra admiración, nuestra
cercanía fraterna.

Solicitamos del Señor el discernimiento en el Espíritu para que acertéis en
vuestras obras educativas, en la tarea de las residencias y en la decisión de poner en
práctica los criterios y las decisiones de  vuestros capítulos provinciales y generales.

A Santa María Micaela del Santísimo Sacramento agradecemos haber sido fiel
al don recibido. Después de 150 años la sociedad ha experimentado, como nos
recordó el Concilio, profundas y rápidas transformaciones, pero vuestra misión continúa
siendo cada día más necesaria.

Vivirla con el espíritu evangélico de la caridad, de la pobreza, de la
oración.Como Jesús a los pies de los apóstoles, así también vosotras a los pies de
tanta mujer, especialmente joven, que pide con insistencia que la Iglesia, a través de
vosotras, se ponga incondicionalmente a su servicio para ser liberadas de tanta
opresión como reciben. Ayudadles a ser libres y que encuentren que hay un Dios que
les ama, que está en ellas, que ha muerto y resucitado por todos.

Y que la Eucaristía continúe siendo el centro de vida. Porque en ella hacemos
presente el memorial de la Pascua de Jesucristo, su entrega que es la causa de que
nuestra existencia sea capaz de vivir para el prójimo, y hacer realidad lo que nos dice
San Juan: ‟No amemos con palabras y solamente de boca, sino con obras y de verdad‶
(1 Jn.3,18)


✝ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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