DiócesisHomilías Mons. Dorado Convivencia fin de curso de la Fundación Diocesana de Enseñanza “Santa María de la Victoria” Publicado: 21/06/2003: 787 “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia”. (Mt 6, 25-34) Este pasaje evangélico forma parte del Sermón de la Montaña y trata un tema de gran actualidad. Estas palabras nos impresionan porque también nosotros participamos de ese afán de la gente. ¿Qué nos enseña Jesús en esa página evangélica? 1.- Los versículos 25-34 están llenos de imágenes: las aves, los lirios el alimento, el vestido, la hierba seca, el campo donde la hierba crece… Además de las imágenes estáticas están las imágenes dinámicas: se describe el trabajo de los campos como sembrar, segar, recoger en graneros… 2.- No es fácil captar su estructura. ¿Cuáles son sus fundamentos? Lo que marca el ritmo de todo el pasaje son algunos imperativos: a). el imperativo tres veces repetido “no andéis preocupados” es la clave de orden ético y moral: • “No andéis preocupados diciendo: ¿qué comeremos?” “No andéis preocupados por el día de mañana”. Ese es el motivo fundamental del texto. b). Hay un segundo imperativo, quizá más importante todavía, en el versículo 33: “Buscad ante todo el Reino de Dios y lo que es propio de él, y Dios os dará lo demás”. En esos dos imperativos: - lo que se debe hacer, y - buscad el Reino de Dios está la estructura de la página evangélica. En la primera parte se expresa el “no andéis preocupados” por algunas analogías (… como las aves del cielo y los lirios el campo) y ciertas motivaciones: (“si a los lirios del campo…”). Todo tiene su culminación positiva en la afirmación: “Buscad el Reino de Dios…” (Parábolas paralelas: la parábola del sembrador y el relato de los invitados a la boda…). 3.- ¿Qué mensaje nos transmite a nosotros? ¿Qué es lo que Jesús nos pide? - No nos pide una vida de personas desaprensivas e irresponsables. No una ociosidad irresponsable. Como dice San Pablo: “Hemos trabajado con esfuerzo y fatiga día y noche…” “El que no quiera trabajar que no coma”. Jesús no quiere de nosotros una ociosidad irresponsable. - Y mucho menos sus palabras justifican la voluntad de quienes dan la espalda a las preocupaciones ahogándolas en el alcohol o la droga o la diversión. - Ni nos invita a no colaborar con la acción de Dios. - Ni a entregarnos al destino como los estoicos, que no creen en Dios. 4.- ¿Qué es lo que nos pide? La clave de la enseñanza está en el versículo 33: “Buscad ante todo el Reino de Dios y lo que es propio de él”. Las preocupaciones quedan descartadas porque buscamos el Reino. Es la pasión del Reino, la acogida gozosa de ese extraordinario acontecimiento que cambia la historia humana y que ve a Dios intervenir para perdurar y salvar a la humanidad. Las otras preocupaciones son relativas, secundarias y subordinadas. Lo que Jesús nos pide es “la primacía de Dios”. No la primacía de un Dios abstracto o genérico, sino la primacía del Padre que viene a nuestro encuentro. El Reino es para nosotros el don del Hijo que nos hace hijos con Él, llamándonos a una eternidad feliz en la contemplación del Reino del Padre. “Buscad el Reino de Dios y lo que es propio de Él” expresa la actitud filial de acoger con fe la gran noticia de que Dios nos busca en su Hijo con amor, convirtiéndonos en una sola cosa en el Hijo y divinizando toda nuestra vida. Éste es el gran mensaje que la gente necesita con urgencia: palabras que sean consoladoras, palabras que indiquen un tesoro más grande, un bien inmenso, de forma que a la luz de ese bien las mismas preocupaciones vuelvan a cobrar sentido. La primera forma de Evangelización consiste en difundir a nuestro alrededor esa serenidad que nace de la percepción del sentido de la vida: irradiar en torno nuestro, con nuestro modo sereno y convencido de hacer las cosas, que la vida tiene un sentido, que vivir no es una aventura absurda y ciega, que existen valores por los que merece la pena vivir, que vale la pena ser honrados, justos, sinceros, es ya un primer servicio de evangelización. La gente tiene una necesidad enorme de todo esto. Porque actualmente la duda de si vale o no vale la pena vivir con un cierto orden o de si no será mejor vivir de forma desordenada, según las apetencias del momento, está muy extendida. Esta incertidumbre existencial, este pesimismo sobre la vida produce desgana, frustración, aburrimiento, una búsqueda constante de distracciones y excitaciones y en casos límite también desesperación. ¡Cuánto bien puede hacer hoy un cristiano seglar sólo con creer en lo que hace, en el campo familiar y profesional! ¡Cuánto consuelo surge de este primer y sencillo modo de evangelizar! + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Vigilia de adoración de fin de AñoProfesores de Religión y Catequistas (Melilla) Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir