DiócesisHomilías Mons. Dorado Apertura del curso académico Publicado: 01/10/2004: 820 Apertura del curso académico 1 de octubre de 2004 1.- Con la invocación al Espíritu Santo y en el nombre del Padre, del Hijo y del mismo Espíritu Santo, iniciamos un nuevo curso escolar de nuestros centros de estudio y me parece útil recordar que las tareas fundamentales de nuestro trabajo son ayudar a conocer, celebrar, vivir, y contemplar el Misterio de Cristo y capacitarnos para participar activamente en la vida y misión de la Iglesia. Todo el trabajo en estos centros tiene un marcado acento pastoral. 2.- La Primera Lectura nos presenta la figura de Job. Tras haber pedido cuentas a Dios, haberle desafiado a un careo por su comportamiento incomprensible, Job cae en la cuenta de que Dios es “siempre mayor”, y de que el hombre tiene que “dejar a Dios ser Dios”. Es una invitación a la humildad ante el Misterio, al que tenemos que acercarnos “descalzos” y “de rodillas”. En este momento cultural, los cristianos, y de modo especial los estudiosos de la Teología, tenemos que mantener muy vivo el diálogo con la cultura moderna, y hacer ver que la fe no está al margen de la razón ni en contradicción con ella, “para que la realidad llamada religión sea presentada con verdadera seriedad intelectual, el cristianismo aparezca ante cualquier hombre como una actitud ante la vida intelectualmente seria, la teología logre expresar una vida personal auténticamente religiosa y que la Teología no sea ajena a ninguno de los conflictos y a ninguna de las urgencias que la sociedad actual ofrece o impone”. En este sentido va la invitación que nos ha hecho el Papa en sus encíclicas “Veritatis Splendor” y “Fides et ratio”. Pero esta búsqueda intelectual no debe caer en el otro extremo: el orgullo intelectual y la autosuficiencia, que pretende someter la fe al tribunal de la razón instrumental o a la tiranía de la ciencia. El teólogo necesita también humildad para dejarse acompañar en su búsqueda por el magisterio de la Iglesia. El reciente documento “Dominus Jesus”, tan criticado por sectores minoritarios, es un punto de referencia obligado para ese diálogo leal con la cultura moderna y para la presentación del Evangelio al hombre de hoy. Lejos de frenar la búsqueda o impedir el diálogo con los no católicos, con los no creyentes, lo hace posible desde la identidad cristiana. 3.- El Evangelio está tomado del pasaje en que Jesús ha enviado a 72 discípulos por delante de Él a proclamar el Evangelio. Y critica la actitud de dos ciudades ricas y autosuficientes que son incapaces de escuchar la Palabra y convertirse. Es un aviso saludable a los profesores y a los alumnos: no os vaya a suceder que el trato con Jesús se convierta en mera teoría que no nos lleve a la vida y a la conversión. Cuando San Pablo exhorta a Timoteo a que predique la “doctrina sana”, no se refiere sólo a la doctrina ortodoxa, sino a un mensaje sanante, que da vida, porque, como dice el Señor, “Verbo mea spíritus et vita sunt”. La calidad de un profesor, de unas clases y de un estudio de la Teología, no se puede medir sólo por los contenidos intelectuales, sino por la conversión que provoca en el profesor y en los alumnos. Necesitamos una Teología Kerigmática. Con palabras de San Anselmo: que te busque, Señor, deseándote; que te desee buscándote; que te halle amándote. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, “se necesitan catequistas (teólogos) dotados de una fe profunda, de una clara identidad cristiana y eclesial y de una honda sensibilidad social”. 4.- En esta tarea formativa, os sugiero cuatro líneas de actuación, sin detenerme a explicarlas: a). Centrad vuestro estudio y vuestra búsqueda en Jesucristo, tal como lo presenta y lo confiesa la Iglesia (NMI, 21-22). b). Sed buscadores apasionados de la verdad. El Evangelio es una cuestión de verdad, no sólo de eficacia, de ejemplaridad o de utopía. En este sentido el evangelizador es el hombre (o mujer) de la verdad, no sólo de la bondad. Debe ser hombre de buena inteligencia y no sólo de buena voluntad; de buena razón, además de buen corazón. c). Mantened la confianza en la razón. Y esto significa que hay que estudiar Teología con hondura, hay que confrontar sus afirmaciones con nuestros saberes y hay que saber dar argumentos. d). Y llevad a la práctica cuanto vais asimilando. Una Teología que no esté respaldada por una intensa vida de fe, es una Teología muerta. + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Jueves SantoApertura de curso académico de la Universidad Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir