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Misa en Melilla con motivo del asesinato del Guardia Civil Antonio Molina

Publicado: 18/12/2002: 783

Misa en Melilla

Con motivo del asesinato del Guardia Civil Antonio Molina: 18, diciembre 2002


Queridos sacerdotes; Excmas. autoridades civiles y militares; queridos padres, familiares y amigos de Antonio Molina; querido pueblo de Melilla:


1.- Mientras los cristianos estamos preparando la celebración de las Fiestas de la Navidad, tiempo de alegría, de Paz y Esperanza por el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, unas manos asesinas han quitado la vida, de una forma violenta, al joven Guardia Civil Antonio Molina, hijo de esta noble ciudad de Melilla. Como Obispo de la diócesis, condeno, en mi nombre y en el de todos los hombres de buena voluntad, este vil asesinato que ofende gravemente al Autor y Señor de toda vida humana, destroza implacablemente a los familiares y provoca injustamente en la sociedad un miedo insufrible y un continuo sobresalto. Al mismo tiempo pido a todas las personas que unan sus esfuerzos para erradicar el terrorismo, que es una forma específica de violencia armada, a la que los Obispos hemos condenado en un documento reciente como “intrínsecamente perversa, nunca justificable, y como una estructura de pecado”.


2.- Mi primer recuerdo se dirige a la víctima mortal, Antonio Molina, que con el sacrificio de su vida seguramente ha salvado las de muchas personas inocentes. A ti, Antonio, te confiamos a los brazos paternales de Dios, rico en clemencia y misericordia.

Mi pensamiento se dirige también de una forma especial a vosotros: la esposa, el hijo, los padres y demás familiares de Antonio. Me uno a vuestro dolor y rezo para que nuestro Señor Jesucristo, hecho hombre por amor a nosotros, os dé serenidad y fortaleza en este duro trance.

Como han dicho las autoridades, debéis sentiros orgullosos de Antonio. En circunstancias como éstas es preferible estar entre las víctimas a estar entre los verdugos.

Pido a dios que os conceda su consuelo y su fortaleza. Y que os ayude a no dejar que os venzan la desesperación ni el resentimiento. Que cuando crezca ese niño, que se ha visto brutalmente privado de su padre, le ayudéis a entender que murió cumpliendo con su deber y dio su vida para ayudar a los demás.

Necesitáis y tenéis derecho a la proximidad afectiva y al apoyo efectivo de toda la sociedad. “Es una exigencia de justicia y de caridad” estar a vuestro lado y atender las necesidades y justas reclamaciones de las personas y de las familias que han sufrido el zarpazo del terrorismo.


3.- Recuerdo que todas las personas y grupos sin excepción tenemos la obligación moral de oponernos a estos atentados. No nos podemos resignar a soportar el recrudecimiento de la violencia, porque este camino sólo lleva a la destrucción de las víctimas y al aumento del sufrimiento del pueblo.

Manifestemos nuestro apoyo y nuestro agradecimiento a todas las personas que custodian nuestra seguridad.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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