Por el presente, yo, pregonero de la Juventud Cofrade 2014, manifiesto que:

Pertenezco a la Iglesia, que nace de Jesús y esta verdad es proclamada ante toda discusión que pueda surgir de cualquiera de mis declaraciones. En ningún momento mi pregón fue sometido a supervisión alguna por parte de mi Cofradía de la Humildad y por ende ésta queda desligada de cualquier postura u opinión vertida.
Jamás, reitero, jamás fue mi intención cuestionar los dogmas irrefutables que vertebran la doctrina católica y que se erigen como hoja de ruta de quienes manifestamos nuestra pretenencia a la Iglesia. Jamás, reitero, jamás, pretendí aportar un prisma destructivo sobre cuestiones morales cordialmente discutidas y valoradas en el seno de la comunidad católica. Cuanto intenté fue aunar distintos planteamientos que contribuyan al siempre enriquecedor contraste de pensamientos.  Pido perdón por lo inoportuno de las declaraciones vertidas y mi manifiesta torpeza para matizar mediante la palabra el contenido del pregón referente a la postura de la Iglesia.  Pido perdón por el malestar causado en la autoridad eclesiástica, que es la mía como miembro incondicional del redil del cual es Jesús nuestro pastor, por el cariz de cuanto dije, reiterando mi error por no aclarar mis reflexiones de forma precisa, en tanto que estas no pretendieron postularse contrarias a las defendidas por la Iglesia Católica.
Mi hermandad y sus Sagrados Titulares están por encima de toda polémica surgida, rogando tanto a la autoridad eclesiástica como a los medios de comunicación la no  identificación de mis desafortunadas palabras con la misma.  Ansío que el Señor de la Humildad sepa iluminar a los destinatarios de este escrito para brindar el perdón que siempre ofreció sin condiciones, enterrando el rencor bajo el peso de su amor fraterno.

Atentamente,

Miguel Gutiérrez.