Vida DiocesanaDoctores tiene la Iglesia

Cirilo, el presunto culpable

San Cirilo de Alejandría
Publicado: 17/08/2015: 4148

Su temperamento era fuerte, su personalidad vehemente, su defensa de la doctrina implacable. Acumuló tantos enemigos que cuando falleció, Teodoreto de Ciro dijo: "su muerte alegra a los vivos y entristece a los muertos".

Sobrino y sucesor en el episcopado de Teófilo, el patriarca de Alejandría que vimos al tratar de Juan "boca de oro", Cirilo participó en el Sínodo de la Encina que depuso a Juan Crisóstomo como Obispo de Constantinopla y le arrojó al destierro. Y para colmo, le han culpado de la muerte de Hipatia, la filósofa neoplatónica. No obstante, la Iglesia le considera santo y Doctor. Y puede decirse que en buena medida gracias a su firmeza doctrinal, los cristianos de hoy y de siempre saludamos a la Virgen María con el título "Madre de Dios".¿Cómo es posible conciliar todo lo anterior?

Parece indudable que Cirilo era apasionado y enérgico, expeditivo y poco dado a los compromisos. Pero era precisamente el hombre adecuado en aquel lugar y en aquel momento: con seguridad, para aquellos que tuviesen un carácter dulce y suave, aquel patriarcado resultaría ingobernable. Porque en la Alejandría de aquella época, el pueblo no se andaba precisamente con contemplaciones. Baste recordar que en 361, nueve años antes de nacer Cirilo, una turbamulta sacó de una iglesia al obispo Jorge, lo despedazó, quemó sus restos y los arrojó al mar; y en 457, trece después de su muerte, unos incontrolados arrastraron al obispo Proterio por las calles y luego lo quemaron, esparciendo sus cenizas (1).  De manera que no es de extrañar que Cirilo tuviese que poseer un ánimo dispuesto y decidido para dirigir su diócesis en aquel tremendo avispero. Aunque de ahí a culparle de la muerte de Hipatia hay una gran distancia.

Es evidente que el atroz asesinato de Hipatia por la chusma fue un crimen repugnante. Los propios cristianos -algunos de sus discípulos, como Sinesio de Cirene, lo eran- condenaron este linchamiento. E incluso el propio Cirilo criticó duramente al pueblo por su carácter violento y turbulento en su Homilía para la Pascua de 419. Pero no existe absolutamente ninguna prueba de que Cirilo fuera quien instigase la ejecución de Hipatia. Ninguno de sus contemporáneos -y, como hemos dicho, no fueron pocos sus enemigos- le atribuyó el crimen. Sólo medio siglo después, el pagano Damascio, enemigo en extremo de los cristianos, en su Vida de Isidoro, le imputó el hecho -como decimos, sin prueba alguna-, iniciando una secuencia de invenciones en que participarían sucesivamente a lo largo del tiempo la enciclopedia bizantina Suda del siglo X (cuya fuente en este particular es justamente Damascio); el irlandés Toland (1670-1722) -que destacó especialmente por criticar a las instituciones eclesiásticas-; el ferviente enemigo de la Iglesia Católica Voltaire; el decadentista y superado historiador Gibbon; y así hasta llegar a nuestros días, donde la dogmática políticamente correcta ha condenado definitivamente -eso sí, siempre sin pruebas- a Cirilo. Pero es más, no ya la falta absoluta de pruebas, sino incluso la lógica y la coherencia apuntan la inocencia de Cirilo; pues aunque fuera por conveniencia política, si alguna vez se le hubiera pasado por la imaginación ordenar la eliminación de Hipatia, el inteligente obispo hubiera desechado rápidamente la idea, ya que el linchamiento de la respetada filósofa lo que consiguió fue cubrir de oprobio (v. Sócrates Escolástico) a los cristianos de doctrina ortodoxa frente a los demás sectores de la población alejandrina. 

Más allá de esta polémica sin fin, lo que realmente destaca en Cirilo, y justifica sobradamente su consideración como Doctor de la Iglesia, fue su firmeza doctrinal frente al nestorianismo y, por ende, su encendida defensa de la atribución a María del título "Madre de Dios".

Los nestorianos, seguidores del obispo de Constantinopla Nestorio, consideraban que la persona de Cristo nacido de María, no es idéntica a la persona del Verbo engendrado por el Padre; es decir, que las dos naturalezas en Cristo, la humana y la divina, no están unidas hipostáticamente. Según ellos, entre las dos naturalezas, la humana y la divina, no habría unión, sino una simple relación. Por consiguiente, en Cristo, no se pueden atribuir las propiedades divinas al hombre ni las propiedades humanas a Dios. Consecuencia de ello, ya que el hombre que hay en Cristo no es Dios, sino "su portador", la Virgen María sólo puede ser designada como la Madre de Cristo (Christotokos) y no la Madre de Dios (Theotokos), dado que la persona nacida de María no puede identificarse con la persona del Verbo Encarnado por Dios Padre.

Frente a esta tesis, Cirilo se opondrá de modo decidido, defendiendo que "nosotros confesamos un solo Cristo y Señor, no adorando un hombre "con" el Verbo, para no dar pie a la idea de división al decir "con". De hecho, adoramos a un solo y mismo Cristo, pues el cuerpo del Verbo no le es extraño, y es con este cuerpo como está sentado, en lo sucesivo, junto a su Padre. No son dos Hijos los que se sientan con el Padre, sino uno solo, a causa de la unión con su propia carne. ... No hay que dividir en dos al único Señor Jesucristo" (Carta 4, Patrología griega 77 , 45 B). "Nosotros no dividimos entre dos hipóstasis o prosopa (personas) las palabras de nuestro Salvador en el Evangelio. Y es que Cristo no es doble, y aun entendiendo que son dos realidades diferentes, ha sido reunido en una inseparable unidad, exactamente tal como es el hombre, un alma y un cuerpo (2) . Sin embargo, el hombre no es doble, es solo uno, hecho de dos ... Las expresiones divinas, y también las humanas, son pronunciadas por un único y mismo ser. Por tanto, hay que atribuir todas las expresiones del evangelio a un único prosopon, a una única hipóstasis encarnada del Verbo de Dios" (Carta 17, patrología griega 77, 116AC)

Para solucionar el debate, que le costará a Cirilo incluso ser arrojado a prisión por el emperador en tanto se resolvía la cuestión, fue convocado el Concilio de Éfeso en 431. Y en él, aprobando ya en la sesión I la Carta II de Cirilo a Nestorio, se determinó que "las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero de ambas resulta un solo Cristo e Hijo ... porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen".

Así, se confesaba que María llegó a ser con toda verdad Madre de Dios mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno: "Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional, unido a la persona del Verbo, de quien se dice que el Verbo nació según la carne" (3) .

Y esta conclusión teológica tiene, como ha puesto de manifiesto Benedicto XVI, también una gran importancia para nuestra vida en relación con Dios: "La fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una Persona que da un nuevo horizonte a la vida" (Deus caritas est, 1). San Cirilo de Alejandría fue un incansable y firme testigo de Jesucristo, Verbo de Dios encarnado, subrayando sobre todo la unidad, como repite en el año 433, en la primera carta (PG 77, 228-237) al obispo Sucenso:  "Uno solo es el Hijo, uno solo el Señor Jesucristo, ya sea antes de la encarnación ya después de la encarnación. En efecto, no era un Hijo el Logos nacido de Dios Padre, y otro el nacido de la santísima Virgen; sino que creemos que precisamente Aquel que existe antes de los tiempos nació también según la carne de una mujer". Esta afirmación, más allá de su significado doctrinal, muestra que la fe en Jesús Logos nacido del Padre está también muy arraigada en la historia, pues, como afirma san Cirilo, este mismo Jesús entró en el tiempo al nacer de María, la Theotokos, y estará siempre con nosotros, según su promesa. Y esto es importante:  Dios es eterno, nació de una mujer y sigue con nosotros cada día. En esta confianza vivimos, en esta confianza encontramos el camino de nuestra vida" . (4)

Cirilo de Alejandría fue proclamado Doctor de la Iglesia por el papa León XIII en 1882.

(1)   El historiador romano Amiano Marcelino alude al conocido y tradicional carácter turbulento y sedicioso de su población (Historia del Imperio Romano del 350 al 378, XXII: "conocida es, por la voz misma de los oráculos, la proverbial turbulencia del populacho de esta ciudad, y su tendencia a insurreccionarse sin causa")

(2)   Cirilo también usa como analogías el carbón encendido, la leña que arde y la lana teñida

(3)   Catecismo de la Iglesia Católica, n. 466 y 495; DS 250 y 251

(4)   Benedicto XVI, Audiencia General, 3 de octubre de 2007


 


Francisco García Villalobos

Secretario general-canciller del Obispado de Málaga.

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