Este año no habrá fiesta en el patio con manteles de flores, refrescos, medias noches y sobre todo besos, muchos besos, de todos aquellos que se ven de año en año; porque si hay algo que abunda en esta fiesta es el cariño de los voluntarios, los acogidos, los trabajadores y las hermanas, los sacerdotes y todas aquellas personas que se sienten parte de la Casa del Sagrado Corazón.

Para todos ellos, ha querido dedicar unas palabras, Patricio Fuentes, el director del Cottolengo de Málaga:

«Como podéis imaginar, no podremos compartir el encuentro tan entrañable y tan especial de todos los años. Conmemoraremos este día con la Misa, en la que tendremos una vez más un recuerdo especial por nuestros acogidos, familiares y amigos que han fallecido con motivo del COVID y también por todos nuestros hermanos que han sufrido o están sufriendo en este momento la Pandemia. También daremos gracias a Dios por habernos ayudado a superarlo, desde donde nos haya tocado estar: en casa confinados, en las habitaciones de la casa, o cuidando y atendiendo a los enfermos y personas vulnerables.

Y por supuesto, nos acordaremos de todos nuestros voluntarios, con quienes celebramos todos los años este día tan especial. Daremos gracias a Dios por su cercanía, su presencia en la distancia y en el respeto, nos acordaremos de su preocupación y su dolor por no poder estar cerca físicamente y en la esperanza de que pronto la casa recupere la alegría y la vida compartida de siempre.
Tendremos presente también a tantas personas que nos ayudan a sostener la casa económicamente o con donaciones.

En este día del Sagrado Corazón, quiero aprovechar para comunicaros que nuestros acogidos pueden recibir visitas o salir a dar un paseo. Podéis acompañarlos ya y compartir vuestro tiempo con ellos. Con medidas de prevención y con cita previa (para poder organizar que no haya muchas personas en ningún momento), pero podéis venir cuando queráis, llamando antes a la Casa para que apuntemos vuestra cita. Recuerdo a todos que esta es una norma de sanidad que estamos obligados a cumplir, y además es bueno para preservar la salud de todos y que no haya ningún brote del coronavirus.

Seguimos encomendados al Sagrado Corazón de Jesús. Con toda confianza le pedimos ayuda para que se detenga esta pandemia y nos ayude a vencer el virus de la indiferencia, del egoísmo y del olvido, como nos recuerda el Papa Francisco».