Estar con el Señor es lo mejor que nos puede pasar. Estar con Cristo supone una experiencia preciosa y preciada. Conviene pasar horas con Jesús. Organizarse para estar al calor de su presencia en el Sagrario y su Palabra. Máxime en un mundo donde todo va muy deprisa y apenas hay tiempo para nada. Tenemos que aprovechar que nadie nos puede quitar la presencia de Cristo entre nosotros. Aún en momentos difíciles en los que no tengamos acceso al Sagrario o a su Palabra sabemos que vive entre nosotros. Vive entre nosotros. Nos alienta y nos impulsa a vivir a la altura de la vocación a la que hemos sido llamados: la santidad. Cada cual en el estado de vida que el Señor le haya elegido.