NoticiaClero Ramón Burgueño: «Por mi vocación, solo puedo agradecer» Ramón Burgueño // FOTO: Diario ABC Andalucía Publicado: 03/05/2021: 11507 Ramón Burgueño (Madrid, 1968) vino a Málaga hace 18 años, y cumple 25 años de sacerdote en julio de 2021. ¿Qué sentimientos afloran al celebrar el aniversario de tu ordenación sacerdotal? Ver que toda nuestra historia es un tesoro en vasijas de barro. Al volver al mirada atrás después de 25 años de sacerdocio, si me miro a mí, veo las limitaciones, las carencias, pero si miro al Señor, veo la obra grande que ha hecho en mí y en un montón de personas. ¿Quién es para ti Jesucristo? Para mí Jesús es el sentido y el compañero de camino, alguien que se identifica tanto conmigo que no puedo imaginarme la vida sin Él. Y no es por ser sacerdote, sino que creo que esto es para todo cristiano, para todo bautizado. Tener esa experiencia de que el Señor y yo somos uno. Y en mi caso, eso vivido en el ministerio, en el servicio a los demás en la Iglesia como sacerdote. ¿Estás contento con el ejercicio de tu ministerio en la diócesis de Málaga? ¿Por qué? Claro que sí. Al ser de ciudad, estaba acostumbrado a una vida muy cosmopolita, y al ordenarme e irme a Toledo, un contexto más rural, me di cuenta de que eso no era lo mío. Cuando me propusieron venir a Málaga me dijeron que me iba a encantar, porque el malagueño es alguien muy abierto, una persona de horizontes, que mira a lo lejos. Y ciertamente, estoy feliz. Será por la apertura del mar que nos abre también a todos los corazones. ¿A quién debes tu vocación sacerdotal? A mi madre y a mi abuela, si hay que buscar a alguien (ríe), y sobre todo al Señor, porque fue una cosa entre Él y yo. La fe se la debo a ellas, y luego la vocación al Señor porque poco a poco se fue abriendo camino como horizonte de sentido y de esperanza. ¿Volverías a ser sacerdote si volvieses a nacer? ¿Por qué? Claro, ¡por supuesto! Porque no hay mejor vida que esta. Si volviese a nacer ahora, volvería a ser sacerdote y me gustaría ver, durante las siguientes vidas, cómo va cambiando la Iglesia y el sacerdocio. Esa curiosidad que ya veremos desde el cielo. ¿Cómo has vivido sacerdotalmente estos últimos meses con la pandemia del Covid-19? Porque eres capellán del Hospital Carlos Haya. Trabajando mucho. Apenas he podido estar en casa, y cuando lo hacía es porque estaba malo. Toda la época del confinamiento, más las sucesivas olas, han sido muy duras. Esta última sobre todo. Quizás no nos hemos dado cuenta de la incidencia porque no estábamos encerrados en casa, pero en el hospital hemos estado muy mal. Yo iba mañana y tarde y no salí de ahí, tanto viendo enfermos como acompañando a compañeros sanitarios. Y ha sido duro. Se ha recibido bien porque había más medios, pero ha sido duro. Hay ganas de descansar un poco. La gran pregunta que hemos de hacernos todos es por qué el coronavirus está aquí y por qué sólo nos afecta a los seres humanos, y a lo que remite inmediatamente es a la solidaridad y al cuidado de la naturaleza, de la madre tierra, para que no se vuelva contra nosotros, una ecología social, económica y espiritual que tanto hace falta. Una palabra o lema que resuma tu ministerio Agradecimiento. Solo puedo agradecer, agradecer y agradecer. No somos nada, y recibimos todo. Así me lo planteo yo es lo que hago todas las mañanas y todas las noches, dar gracias.