NoticiaClero «Venid a un lugar tranquilo y apartado» Publicado: 25/01/2018: 11071 CARTA ABIERTA. José Emilio Cabra, coordinador de la Delegación para el Clero, con motivo de los Ejercicios Espirituales del clero, que tienen lugar en dos tandas, desde el 28 de enero al 2 de febrero y del 4 al 9 de febrero. Los doce volvían de la primera misión que les había encomendado Jesús. Después de instruirlos a conciencia, los había enviado a hacer lo mismo que él: predicar, curar, anunciar el Reino de Dios. Y ahora se reencontraban, entre cansados y entusiasmados, con deseos de contar lo que habían vivido. Jesús –contento también, seguro, de volver a verlos– quiere aprovechar el momento y procura llevárselos a un lugar apartado para compartir la experiencia. Y los amigos se irían encantados, reclamados como andaban por unos y otros, tanto «que no tenían tiempo ni para comer». Sería estupendo poder pasar un tiempo a solas con el Maestro. Cada año, los sacerdotes estamos invitados a repetir aquella misma experiencia de los apóstoles: en medio del curso, entre la dispersión y el ajetreo de la vida pastoral, se nos ofrece la posibilidad de pasar unos días a solas con Jesús. Los ejercicios espirituales nos permiten pararnos, poner nuestra vida ante el Señor y escuchar con serenidad qué tiene que decirnos. A solas, aunque no solos. Durante los días de ejercicios, compartimos la oración, la liturgia, el silencio, con los hermanos sacerdotes. Rezar juntos es una manera única de fortalecer los vínculos de fraternidad, de sentirnos reunidos alrededor de Jesús: somos distintos, como lo eran los doce, pero es el mismo Señor el que nos convoca para estar con él. También podría parecer que esos días aparte, que tanto nos cuesta reservar en la agenda, «nos apartan» de la tarea, de la vida parroquial, de las preocupaciones de la gente. Que al retirarnos, nos alejamos del día a día de aquellos que estamos llamados a servir. Sabemos que no es así: la tarea de orar por nuestro pueblo es la primera misión de un pastor. Y nada nos acerca más a nuestra gente que sentirnos unidos al Buen Pastor. Al final, a los apóstoles les duró poco el retiro con Jesús. «La gente los vio partir, y muchos los reconocieron y corrieron allá a pie de todas las ciudades» (Mc 6, 33). Cuando ve a tantos que se acercan «como ovejas sin pastor», Jesús se conmueve y se pone a atenderlos con calma. Los ejercicios espirituales nos ayudan a sintonizar con los mismos sentimientos de Jesús, a modelar un corazón como el suyo, y nos devuelven renovados al Pueblo de Dios que servimos. Estos días, en las tandas convocadas, se nos ofrece una nueva oportunidad. Ojalá la disfrutemos.