DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Jesucristo nos llama (DOMUND)

Publicado: 20/10/2002: 869

El año pasado, los cristianos españoles aportamos 14.755.742 de euros para las misiones (casi 2.500 millones de pesetas). Ésta es la parte de nuestra contribución que se puede contabilizar, porque en las cosas de Dios lo fundamental no se puede traducir en cifras. Y entiendo por lo fundamental el amor generoso de nuestros misioneros, el sacrificio de los enfermos que ofrecen sus sufrimientos por las misiones, la ofrenda de los niños encuadrados en  la “Infancia misionera” y la oración continuada y ferviente de todo el Pueblo de Dios.

Es una importante contribución a la tarea de anunciar el Evangelio, que brota de nuestra fe en el Señor y del encargo que nos dejó de proclamar el Evangelio a todos. La intensidad misionera de una comunidad cristiana es un reflejo fiel de la hondura de sus convicciones evangélicas, pues sólo cuando estamos convencidos de que Jesucristo es la plenitud del hombre descubrimos la importancia de que todos le conozcan, le amen y le sigan. Porque nuestros esfuerzos misioneros no nacen de la compasión humana para con los empobrecidos, sino de la certeza de que el hombre necesita a Dios y de que la puerta y el camino hacia Dios es Jesucristo. Por eso, los misioneros lo mismo van a compartir su experiencia evangélica con los pobres del Tercer Mundo, que con los ricos del Japón. Es Dios quien reparte las vocaciones y ministerios y el misionero se limita a acoger la llamada divina para ir donde le envía el Señor, sin poner condiciones.

Precisamente este año se cumple el 450 aniversario de la muerte de Francisco Javier, que falleció en la isla de Sancián el 3 de Diciembre de 1552. Durante siglos ha sido un hermoso ejemplo para miles de hombres y mujeres, y todavía hoy su vida es un testimonio atractivo para numerosos jóvenes que tienen la gran suerte de descubrirla. La Comisión de Misiones de la Conferencia Episcopal Española nos propone este año su figura como un ejemplo luminoso, a la par que nos recuerda que “Jesucristo nos llama al relevo misionero”. Y es que también los misioneros envejecen y necesitan personas que vayan a compartir su tarea. Aunque suelen permanecer para siempre en su lugar de trabajo, las fuerzas no les responden del todo y la sintonía con los jóvenes de aquellos países exige también la presencia de jóvenes misioneros y misioneras.

Sin olvidar la importancia de la ayuda económica y la centralidad de la oración y el sacrificio por las misiones, la campaña del Domund de este año quiere prestar una atención particular a suscitar vocaciones misioneras. Jesucristo necesita sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares que vayan a proclamar el Evangelio con obras y con palabras entre quienes todavía no le conocen. Y la primera condición consiste en ser seguidores suyos y estar convencidos de que el Evangelio salva también al hombre de hoy.  Es decir, personas de profundas convicciones evangélicas, maduras en la fe y que tienen claro el sentido de la misión. El Señor llama y envía a proclamar el Evangelio, y todo lo demás que se realiza en las misiones está en función de este objetivo primordial: evangelizar, en el sentido en que explicó magistralmente esta tarea el Papa Pablo VI, en su Exhortación Apostólica “La evangelización de los pueblos”. Pues sin el nuevo ardor en que tanto insiste Juan Pablo II no resulta fácil aceptar con alegría y esperanza la vida del misionero.

Os invito a seguir siendo generosos en la colaboración económica, a intensificar la oración por las vocaciones misioneras y a que, especialmente vosotros, los jóvenes de nuestras comunidades cristianas, abráis el corazón a la llamada de Jesucristo.

+ Antonio Dorado,

Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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