DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

La Visita Pastoral: un deber apostólico muy grato

Publicado: 00/01/2003: 1276

Carta Pastoral a los feligreses del

Arciprestazgo de Archidona-Campillos

1. En vísperas de nuestro encuentro pastoral.

En vísperas de mi próxima Visita Pastoral, me dirijo a vosotros, queridos sacerdotes y católicos todos de las diferentes comunidades del Arciprestazgo de Archidona-Campillos, para anunciaros este encuentro y manifestaros personalmente el interés con que lo estoy preparando.

Dice el Concilio que, "en el ejercicio de su función de padre y pastor, los Obispos han de ser servidores en medio de los suyos: buenos pastores, que conocen a sus ovejas y a quienes éstas los conocen también; verdaderos padres, que se distinguen por el espíritu de amor y de solicitud por todos" (ChD 16). Estas palabras nos ayudan a entender qué es la "Visita Pastoral". 

Se trata de encuentros de familia, para orar juntos, para escucharnos, para intercambiar puntos de vista y ofrecer el  aliento necesario. En ellos, la palabra "Iglesia" recobra su sentido original de "asamblea" que se congrega en torno al Señor. Como hacían los primeros cristianos, nos reunimos también ahora para profundizar en la enseñanza de los Apóstoles, para vivir la comunión fraterna, para celebrar la fracción del pan y compartir la vida y las oraciones (Hch 2,42).

Este fragmento del libro de Los Hechos de los Apóstoles puede tomarse como una descripción condensada de lo que pretende la Visita Pastoral. Vamos a celebrar diversos encuentros para conocernos y convivir como hermanos, que se reúnen en torno al Señor Resucitado. Unos van a ser encuentros fraternos de diálogo para analizar nuestra fidelidad al Evangelio, nuestra forma de vivirlo y de proclamarlo en el mundo de hoy. Otros, encuentros de oración, para acoger lo que el Espíritu Santo quiera decirnos a todos y a cada uno.

Se trata de hacer visible nuestra comunión eclesial y nuestra realidad de Pueblo de Dios, que comparte una misma fe y que camina unido en el Señor. Pues a todos se nos ha confiado la tarea de evangelizar, a cada uno según el don recibido y el papel que le ha asignado el Espíritu, justo es que nos reunamos para poner en común lo que estamos haciendo y para dar gracias a Dios por las maravillas que va obrando con la cooperación de nuestra pequeñez.


2. "Con vosotros soy cristiano, para vosotros soy Obispo".

Son palabras de San Agustín muy conocidas, que deseo hacer mías gustosamente. Y el Santo concluye su afirmación así: "El primero (ser cristiano con vosotros) es un título de honor; el segundo (ser Obispo), de responsabilidad". Una responsabilidad


grande, pues "los Obispos, puestos por el Espíritu Santo, suceden a los Apóstoles como pastores de las almas". "Junto con el Sumo Pontífice y bajo su autoridad, dice el Concilio, han sido enviados
para perpetuar la obra de Cristo, Pastor eterno. Cristo, en efecto, dio a los Apóstoles y a sus sucesores el mandato y la potestad de enseñar a todas las gentes, santificar a todos los hombres y ser sus pastores".

A la profunda alegría de ser cristiano con vosotros, se une el ministerio de sucesor de los Apóstoles, con el mandato de enseñar a todas las gentes, de evangelizar. Tenemos que llevar la Buena Nueva del Evangelio a todas las personas y ambientes, para que el Señor transforme sus vidas desde dentro. Por ello, dedicaremos una parte de esta visita a cambiar impresiones con los catequistas, con los movimientos apostólicos, con todas las personas que trabajáis en Cáritas y en pastoral de la salud, con los profesores, los miembros de la pastoral familiar y con los jóvenes. Se trata de conocer y analizar juntos lo que se está haciendo, y de buscar caminos nuevos. Deseo compartir vuestras inquietudes, iluminar vuestro proceso con la experiencia de otras comunidades y alentar vuestros afanes y desvelos. Siempre en la línea, como veis, del primer objetivo de nuestro Proyecto Pastoral Diocesano, que trata sobre el nuevo "ardor e impulso" evangelizador: "el mismo entusiasmo de los primeros cristianos" (NMI, 58).

Y junto a la tarea apasionante de evangelizar, deseamos acrecentar la comunión eclesial. Es el segundo objetivo del Proyecto Pastoral: promover una "espiritualidad de comunión": hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión (NMI 43).
Por eso vamos a dedicar amplios espacios a orar juntos y a celebrar la Eucaristía. La comunión eclesial hunde sus raíces en los sacramentos. El bautismo nos une a Jesucristo muerto y resucitado y nos hace partícipes de la vida divina. Esta comunión  fontal con Dios se potencia y acrecienta de forma diversa en la celebración de los demás sacramentos, y es la raíz de la comunión eclesial de unos miembros con otros. Antes que ser una conquista o un logro humano, esta comunión eclesial es un regalo de Dios. En nuestros encuentros de oración y, de forma especial en la diversas celebraciones litúrgicas, nos abriremos al Misterio de Dios y acogeremos ese don que inunda luego las relaciones de unos con otros. La santidad de Dios y la comunión de vida con El, que se nos dan en los sacramentos, es la que nos convierte luego en una verdadera familia.


Finalmente, una parte importante de la misión de Pastor que el Señor me ha confiado, consiste en procurar que los agentes de pastoral tengan la preparación necesaria. Se trata de un anhelo permanente, que nosotros hemos elegido como tercer gran objetivo de nuestro Proyecto Pastoral: favorecer la formación que se hace "experiencia creyente": promover una pedagogía de la santidad". Es el que os ha impulsado a crear en el arciprestazgo escuelas de
catequistas, grupos de estudio de la Biblia, escuelas de oración, escuelas de padres, cursillos para novios... Y es también el que os anima a los sacerdodotes a participar en cursillos de formación permanente y en alguna tanda de ejercicios espirituales. Me interesa conocer todas las iniciativas, por insignificantes que parezcan. Pueden servir de acicate y de estímulo para otras comunidades.

La Visita Pastoral es un medio importante para cumplir la misión de sucesor de los Apóstoles en esta Iglesia de Málaga y Melilla, que el Señor ha tenido a bien confiarme. Y la estoy preparando con auténtica ilusión, pues como os he dicho en otras ocasiones, una de las experiencias más gratificantes para un Obispo es la de visitar las diversas comunidades y constatar en vivo las maravillas que Dios sigue obrando entre nosotros.


3. ¿Cómo podemos ir preparando la visita?.

El que este encuentro fraternal de fe tenga hondas repercusiones sobre la vida de nuestras comunidades y sobre la vida personal de cada uno de nosotros, depende de todos. Sabemos que la gracia de Dios no nos va a faltar, pero necesita nuestra cooperación seria.

Es una oportunidad que Dios nos ofrece a todos, para profundizar en nuestro amor a la Iglesia Diocesana y en nuestra fidelidad al Evangelio y a la misión evangelizadora. Permitidme algunas sencillas sugerencias, para que la Visita Pastoral no se quede en un trámite más o menos grato.

3.1. Situarnos en una actitud de fe. Estos encuentros son una gracia de Dios y tenemos que tratar de acogerlos con auténtico espíritu creyente. Por mi parte, intentaré vivirlos desde la óptica del Vaticano II, que nos recuerda que, sin mermar la importancia del Obispo, "existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la acción común" (LG 32), y que el Obispo se debe caracterizar "por decir las cosas claras y al mismo tiempo con humildad y delicadeza; y por la debida prudencia
unida, sin embargo, a la confianza" (ChD 13).

3.2. Orar para que el Espíritu abra nuestros corazones. Debemos recorrer un camino de conversión. Pero es un camino que, vivido con hondura, nos conduce hasta la Pascua del gozo y de la vida. Si nos mantenemos "velando en oración y cantando su alabanza", también nosotros hoy recibiremos la fuerza del Espíritu Santo, que es el Aliento de Dios que sostiene y guía nuestra misión evangelizadora, pues El renueva a la Iglesia sin cesar, la santifica y la lleva hasta la verdad completa.

3.3. Un esfuerzo de cada parroquia para preparar este encuentro. Me interesa compartir vuestra vida, vuestros logros y vuestras dificultades. Y es necesario que os reunáis, reviséis vuestros trabajos y pongáis en común lo que realiza cada grupo. Así podré comprender mejor vuestra situación y deciros también una palabra fraterna de esperanza.

3.4. Confrontar vuestro programa pastoral con el arciprestazgo y con el Proyecto Pastoral Diocesano. Es importante que aprovechemos esta ocasión para avanzar más decididamente en la pastoral de conjunto. Así tendremos un sentido de Iglesia más vivo y abierto, y cada comunidad podrá convertirse en estímulo y en punto de referencia para las demás.


4. Rezad por mí.

Me gustaría poder hablar con todos y escuchar a todos. También a aquellos vecinos que no comparten nuestra fe.

De una forma especial, deseo saludar a los enfermos, a los ancianos y a todos los que os encontráis en situaciones de sufrimiento grave. Vosotros, mientras camináis con vuestra cruz tras las huellas de Jesucristo, podéis decirnos palabras llenas de autenticidad evangélica y de sabiduría.

Los agentes de pastoral, que edificáis día a día la Iglesia con vuestra fe y vuestros desvelos, sois una gracia de Dios de inapreciable valor. No permitáis que el cansancio o la dificultad de la misión evangelizadora hagan mella en vosotros. Os suplico que me habléis con esa franqueza que debe caracterizar  siempre un diálogo entre cristianos. Seguramente tampoco yo tenga las respuestas que buscáis, pero confío en tener la capacidad de escucha y compartir a que tenéis derecho.

Y vosotros, queridos sacerdotes, mis colaboradores más cercanos e íntimos, compartís el peso más grande de la misión. Deseo que podamos charlar con absoluta transparencia y en un clima de abierta confianza. Espero que en estos encuentros el Espíritu Santo nos "aliente" a todos en nuestro caminar evangélico y en nuestra misión sacerdotal.

Entre tanto, os suplico que oréis por mí, para que "al ir a vosotros, lo haga, como deseaba San Pablo al visitar a las diversas comunidades, con la plenitud de las bendiciones de Cristo". Y estad seguros de que también yo rezaré por vosotros.

Os envío a todos mis mejores deseos y os dirijo el ruego de que encomendéis a María, nuestra Madre, esta Visita Pastoral.

+ Antonio Dorado,

Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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