DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Comprometidos con la historia de cada día

Publicado: 01/05/2003: 961

Pastoral de Mons. Dorado Soto
Fiesta de San José Obrero

Los católicos estamos celebrando la Pascua. Iluminados y hasta deslumbrados por el acontecimiento de la resurrección de Jesucristo, intentamos mirar con los ojos de Dios Padre la historia de cada día, pues como dice el Concilio Vaticano II, “el mensaje cristiano no aparta a los hombres de la tarea de la construcción del mundo, ni les impulsa a despreocuparse del bien de sus semejantes, sino que les obliga más a llevar a cabo esto como un deber” (GS 34).

Consciente de esta grave responsabilidad, ante el día 1 de Mayo, fecha en que se celebra la festividad de San José Obrero y el Día Internacional del Trabajo, os invito a los miembros del Pueblo de Dios a descubrir, en la resurrección de Jesucristo, un motivo más para afrontar los importantes problemas del mundo laboral. La victoria del Señor sobre el pecado y la muerte reaviva y fortalece nuestra esperanza. Y todos sabéis que la esperanza firme es una fuerza poderosa, capaz de movilizar las conciencias y de poner en pie incluso a las personas que parecen más débiles.

He hablado de “importantes problemas” del mundo laboral. Comprendo que no me corresponde la misión de analizar técnicamente dicha situación ni la de presentar propuestas operativas, que es misión de los seglares. Precisamente su apostolado propio y específico consiste, a decir del Concilio, en “informar con espíritu cristiano el pensamiento, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive” (AA 13). Sin embargo, asesorado por los militantes cristianos y por la prensa de cada día, no tengo empacho en señalar que, entre los problemas laborales más graves de este momento, hay que incluir la alta siniestralidad que se da entre nosotros, la grave situación de precariedad en el empleo que sufren miles de trabajadores, la feminización de la pobreza y los abusos a que se ven expuestos los inmigrantes, especialmente los que carecen de los documentos pertinentes.

Son algunos aspectos serios de lo que Juan Pablo II ha llamado el conflicto entre el trabajo y el capital (cf LE 11); y durante los últimos años, en este conflicto siempre vivo, se ha debilitado mucho la posición de los trabajadores, que encuentran cada día más dificultades para defender sus derechos y para impulsar la justicia social.

Al tener en cuenta que el trabajo es un elemento básico de la vida, del desarrollo y del equilibrio de la persona, uno de los aspectos “en los que se revela toda la riqueza y a la vez toda la fatiga de la existencia humana sobre la tierra” (LE 1), deseo recordar a todos “el principio de la prioridad del ‘trabajo’ frente al ‘capital’”, principio “que se deduce de toda la existencia histórica del hombre” y que hunde sus raíces en la Biblia (cf LE 12). Sin embargo, da la impresión de que cada día se tiene menos en cuenta y se respeta menos este principio ético. A pesar de ello, es un pilar sólido de la enseñanza de la Iglesia sobre el tema y un elemento fecundo, que debe ser recordado en esta fecha emblemática.

Para los cristianos constituye sólo un punto de partida ante el compromiso con el mundo obrero. Necesitamos ampliar nuestra visión y profundizar más en la situación de injusticia. No sólo en lo que se refiere a la Diócesis de Málaga, sino con la mirada puesta en el hemisferio sur, donde mueren de hambre miles de personas cada día. Como he dicho hace pocas semanas en DIÓCESIS y no tengo inconveniente en repetir hoy, nuestro Proyecto Pastoral Diocesano establece que la “Diócesis debe recuperar la inquietud por esta dimensión formativa de la Doctrina Social”, para iluminar la situación concreta en la que estamos viviendo y para llevar a la vida el impulso transformador de la resurrección de Jesucristo.

 + Antonio Dorado,
Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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