DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

María nos invita a regresar a casa

Publicado: 00/05/1999: 1042

Pastoral de Mons. Dorado
con motivo del Mes de Mayo

El Papa Juan Pablo II nos invita a que, durante el año 1999, contemplemos a María, que "se presenta ante la mirada de los creyentes como ejemplo predilecto de amor, tanto a Dios como al prójimo"; y a que redescubramos y presentemos al Pueblo de Dios su maternidad, que "se sentirá en este año como afectuosa e insistente invitación a todos los hijos de Dios, para que vuelvan a la casa del Padre" (TMA 54). Son dos sugerencias muy oportunas para celebrar el mes de Mayo y para dar contenido a las numerosas fiestas marianas que se avecinan.

Sabemos que nuestro pueblo ama entrañablemente y venera con ardor a la Santísima Virgen. Quizá su fe necesite purificarse y madurar, pero es un punto de partida muy sólido y valioso para continuar la evangelización. Sería hermoso que cada templo de la Diócesis ofreciera diariamente un espacio de oración en torno a la persona de María. El modo más sencillo y popular es el rezo del rosario. Pero puede completarse con breves lecturas bíblicas, que expliciten cada uno de los sagrados misterios y que hagan más asequible su contemplación creyente.

También las "letanías" ofrecen posibilidades muy ricas y prácticas para organizar un tiempo de oración. ¿Quién no se siente aludido cuando invocamos a la Virgen como "Auxilio de los cristianos" o "Consuelo de los afligidos"? Hoy resulta fácil  hallar textos profundos de la tradición cristiana que comentan con gran altura y belleza el contenido de estas invocaciones. Y pueden dar pie a jugosos comentarios sobre el sentido de nuestra invocación y el papel de la Virgen en las diversas circunstancias en que podemos encontrarnos.

Un aspecto muy sugerente y actual que nos señala el Papa es el de partir de esa devoción mínima a la Virgen, que hay todavía en muchos cristianos, para reavivar la fe y profundizar en el conocimiento del Evangelio. No es raro que personas con una fe débil, acudan al templo en estas fechas, con ocasión de alguna  fiesta mariana. Puede ser una ocasión propicia para presentar la persona de la Virgen y cómo Ella nos lleva a Jesucristo. También puede dar pie a presentar las peregrinaciones programadas con ocasión de año jubilar y a iniciar la preparación necesaria.

Aparte de estos encuentros comunitarios, todos tenemos la posibilidad de poner de manifiesto nuestro amor a la Santísima Virgen y de profundizar en él. Pero tened muy en cuenta que este amor no es auténtico cuando se queda en un sentimentalismo vago. El verdadero amor se conoce por sus frutos: porque nos acerca más a Dios y porque acrecienta nuestro amor a los demás. La oración confiada a la Virgen es un elemento esencial de nuestra devoción, pero sólo es verdaramente evangélica cuando produce abundantes frutos de buenas obras. Y no olvidemos nunca, especialmente en las situaciones más difíciles y de más desaliento, que María es Madre y Abogada nuestra.

+ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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