DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

La acogida solidaria del pobre

Publicado: 15/03/1998: 917

Pastoral de Mons.Dorado
con motivo del
Domingo III de Cuaresma

El Papa Juan Pablo II ha enviado al Pueblo de Dios un Mensaje de Cuaresma muy sugerente, que lleva por título: "¡Venid, benditos de mi Padre, porque era pobre y marginado y me habéis acogido". Os animo a leerle y meditarle sosegadamente. En él nos invita "a abrir los ojos a la pobreza de muchos", pues la cercanía al pobre es camino privilegiado "para encontrar en la Pascua al Cristo que, dándose como alimento, inspira confianza y esperanza en nuestros corazones". Así podremos vivir nuestros anhelos de santidad y de conversión, de cara al Jubileo 2.000, en un clima "de solidaria acogida del prójimo, especialmente del más necesitado" (TMA 42).

En nuestra Diócesis, la pobreza tiene muchos rostros, como nos puso de manifiesto el estudio sobre "Las condiciones de vida de la población pobre de la provincia de Málaga y la ciudad de Melilla". Podemos fijarnos de una forma preferente en aquellos grupos que viven en situaciones más duras y dolorosas, y están llamados a ser "los primeros destinatarios" de nuestra atención.

Es una manera muy eficaz de aproximarnos a los pobres: conocer la realidad más cercana. Cada comunidad parroquial tiene que descubrir quiénes son los miembros concretos de la misma que necesitan ayuda de sus hermanos y qué tipo de ayuda resulta el más adecuado, pues en eso consiste abrir los ojos y el corazón a los hermanos más pobres.

La realidad que nos rodea, analizada a la luz de la fe, puede convertirse en un "signo de los tiempos", mediante el cual nos está hablando el Espíritu Santo. Por este camino, las Cáritas parroquiales hallarán su cometido concreto en cada parroquia y en cada barrio, viendo lo que los pobres necesitan.

En el plano personal, esta contemplación de la pobreza se convierte en una llamada de Dios para que vivamos un estilo de vida más austero y crezca nuestra generosidad en el compartir.

Nuestro estilo de vida, en el mundo del despilfarro y el consumo de unos pocos a costa del hambre de muchos, ha de ser una denun-cia silenciosa. ¡Pero una denuncia que tenga la fuerza convincen-te de los hechos!

Finalmente, todos podemos hacer algo por las personas que nos rodean: el anciano abandonado, el enfermo, la familia con hijos enganchados en la droga, el emigrante, el parado de larga duración que no se atreve a confesar su pobreza... La capacidad de sentirnos solidarios y hermanos está al alcance de todos. Y es una forma muy hermosa de confesar nuestra fe y de abrirnos a las bendiciones divinas. 

+ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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