DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Dios ama al extranjero (Dt 10, 18)

Publicado: 28/09/1997: 1040

Carta Pastoral del Obispo de Málaga Día de las Migraciones

El domingo 28 de Septiembre, celebramos los cristianos el Día de las Migraciones. Como es sabido, el sentido de estas jornadas consiste en llamar la atención sobre un problema grave que requiere la cooperación solidaria de todos. Y en este caso, de llamar nuestra atención sobre la situación de los inmigrantes que habitan en nuestros pueblos y ciudades.

Los cristianos tenemos una tradición muy rica sobre el trato que hemos de dar al extranjero. Entre los preceptos de la Antigua Alianza figura éste: "No maltratarás al forastero ni le oprimirás, pues forasteros fuisteis vosotros en Egipto" (Ex 22,20). Y en el libro del Levítico se llega más lejos, pues nos enseña que tenemos que amarle y mirarle como a uno de casa (cfr Lv 19, 34), porque Dios le ama y le protege (cfr Dt 10, 18). El Génesis, por su parte, nos muestra a Dios, que sale al encuentro de Abraham bajo la figura de un extranjero (cfr Gn 18,2-9).

Esta rica tradición la hará suya Jesús, que nos enseña que acogiendo al forastero, le acogemos a El (cfr Mt 25,35). De ahí que el ejercicio de la hospitalidad constituya uno de los deberes del cristiano (cfr Rm 12,13), especialmente cuando se trata de acoger al extranjero (cfr 3Jn 5).

Esta doctrina tiene una gran actualidad hoy. Por una parte, son millones de personas los que visitan nuestra Diócesis cada año. No debemos conformarnos con mirarlos cual simples turistas, que vienen a descansar y a disfrutar de nuestra geografía y de nuestra riqueza cultural. Por encima de todo, son personas y como tal hemos de tratarlos.

Más grave es la situación de los trabajadores que han venido de otras naciones. Unos pocos afortunados han conseguido tener su documentación en regla. Es necesario que seamos nosotros quienes tomamos la iniciativa de integrarlos en nuestros barrios, en nuestros colegios, en nuestros sindicatos y asociaciones de todo tipo. Empezando por ayudar a las familias a reagruparse y a integrarse, aprendiendo nuestro idioma.

Más delicada es la situación de quienes carecen de una documentación en regla y son víctimas de atropellos repugnantes en cuestión de salarios, de vivienda y de un respeto mínimo a su dignidad. Especialmente dolorosa es la situación de mujeres jóvenes, que gentes sin escrúpulos han traído con engaño. No es fácil decidir cuál es el comportamiento más adecuado, pero no podemos guardar silencio y menos mantenernos al margen. El drama de estos hermanos, es nuestro drama y su dolor, nuestro dolor. Habrá que buscar la solución más evangélica en cada caso, desde la denuncia a quienes los explotan hasta la ayuda de todo tipo a quienes están siendo explotados.

Finalmente, tenemos que prestar nuestra cooperación para que los diversos centros de acogida dispongan de un mínimo de condiciones de habitabilidad que esté acorde con la dignidad de las personas y a que no se prolonguen situaciones que degradan y llevan a la desesperanza y a estallidos de violencia.

El lema que lleva la jornada de este año dice que "en casa hay sitio para un hermano más". Es una invitación a no mirar como rivales a quienes llegan buscando un puesto de trabajo, a integrar en nuestra sociedad a quienes se han establecido entre nosotros, a seguir insistiendo en una revisión de la Ley de extranjería y a encontrar juntos caminos de integración y de ayuda fraterna para los emigrantes.

+ Antonio Dorado,

Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Cartas Pastorales Mons. Dorado
Compartir artículo