DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Fiesta de San José Obrero

Publicado: 30/04/1996: 1270

Carta del Obispo de Málaga
ante el 1º de Mayo


Hace poco más de un siglo, el mundo obrero empezó a celebrar el 1 de Mayo con una gran manifestación. Fue un paso importante para unir esfuerzos y conseguir una mejora de su situación laboral y humana: jornada de ocho horas, derechos sociales que hoy consideramos básicos, mejoras de las duras condiciones de trabajo... Es claro que se han conseguido logros importantes, pero la situación actual vuelve a ser grave. Y quizá resulta más difícil hallar las soluciones justas. Por eso, esta jornada conserva todavía su plena vigencia.

El paro alcanza cifras alarmantes en la España de hoy. Y golpea especialmente a los jóvenes y a los mayores de cincuenta años. Los unos se sienten frustrados ante la imposibilidad de encontrar su primer empleo para independizarse y fundar la propia familia. Los otros, cuando han perdido su trabajo por los duros reajustes, se ven humanamente hundidos ante la falta de perspec-tivas para mantener a los suyos y para sentirse valiosos. Y junto al paro, ha surgido en los últimos tiempos esa tremenda amenaza que consiste en la precariedad del empleo. La combinación de estos dos elementos obligan al trabajador a mantenerse sumiso y dócil, aceptando en silencio las condiciones que le quieran ofrecer.

No es extraño que estén surgiendo en nuestro país nuevas formas de pobreza que la Iglesia ha denunciado y sigue denunciando repetidamente. En Málaga, igual que en las restantes Diócesis españolas, estamos celebrando ya la fase diocesana del Congreso sobre la Pobreza que culminará en Octubre. Y la reflexión iniciada nos está dando a conocer problemas nuestros muy serios. Junto con Badajoz y alguna de las islas, Málaga es la provincia menos industrializada de España; la productividad de nuestras industrias es muy baja; la especialización, deficiente; y casi todo el tejido industrial se halla excesivamente concen-trado en torno a la capital. Por otra parte, dependemos en un porcentaje muy alto del turismo, que es un fenómeno cambiante y escapa a nuestro control.

Estas son algunas de las cuestiones que han señalado recientemente los expertos. Y debajo de las mismas, hay problemas humanos dolorosos que afectan a personas con rostro concreto.

Decir todo esto el día 1 de Mayo, puede resultar innecesario por sabido. Pero me parece útil recordarlo. Entre todos tenemos que profundizar en el conocimiento de los hechos, en el análisis de sus causas y en la búsqueda de soluciones. Dios nos ha confiado este mundo realmente hermoso y somos nosotros, los hombres, quienes tenemos que encontrar caminos nuevos para salir de la crisis mediante el esfuerzo solidario de todos. El Estado asistencial, ha dicho en fechas recientes el Papa, no parece ser la solución adecuada. Necesitamos fórmulas nuevas y audaces.

Además de contar con nuestra inteligencia y con nuestros esfuerzos, los creyentes disponemos de la fe. Ella nos da la fuerza de la esperanza para seguir luchando y el sentido de la fraternidad, para buscar caminos más solidarios y justos. Y la Iglesia, esa Iglesia que somos todos los bautizados, cuenta con las reflexiones espléndidas y sabias de su doctrina social. Necesitamos ayudarnos entre todos para dar el paso adelante. Aunque sean pasos muy pequeños. Lo que cuenta es que vayan en la línea de la solidaridad, de la defensa de la persona, de la lucha contra el fraude de todo tipo, del trabajo bien hecho y de la opción preferencial por los más pobres.


+ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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