DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Hicisteis bien en mostraros solidarios conmigo

Publicado: 29/06/1997: 823

En su carta a los cristianos de Filipos, san Pablo nos ha dejado un testimonio espléndido de gratitud. Escribe desde la cárcel, conmovido por la actitud entrañable de estos hermanos, que le han enviado a uno de ellos para que le manifieste su apo-yo, le lleve algún dinero y esté cerca para ayudarle en lo que pueda. "El Señor me llenó de gozo porque otra vez floreció vues-tra solicitud por mí... Hicisteis bien, les dice, en mostraros solidarios de mis sufrimientos".

Esta relación cordial y generosa entre el Apóstol y los cristianos de Filipos puede servirnos de ejemplo para celebrar el Día del Papa. Coincide con la fiesta de san Pedro, día 29 de Junio, porque el Papa es el sucesor de Pedro en su misión de "principio y fundamento perpetuo y visible de unidad tanto de los Obispos como de la muchedumbre de los fieles". Y nos recuerda a los católicos que el Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, es el Pastor de toda la Iglesia, pues tiene "potestad plena, suprema y universal". Mediante su servicio y sus desvelos, y asistido por el Espíritu Santo, procura que el Pueblo de Dios camine unido en la misma fe y en la misma esperanza.

Es verdad que cuenta con la ayuda fraterna de los Obispos. Pero es necesario que todos y cada uno de los cristianos nos sintamos responsables como personas adultas y hagamos posible que la Iglesia "sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz". Puesto que todos somos el Pueblo de Dios, conviene que todos cooperemos a potenciar la comunión eclesial mediante la confesión de la misma fe, la práctica del mismo amor y el anuncio del mismo Evangelio. Que también hoy pueda decirse de nosotros que nos queremos de verdad y que ayudamos al Papa en su tarea de potenciar la comunión eclesial.  

El Papa de quien hablamos es una persona concreta: Juan Pablo II. Ese hombre venerable que se ha ganado el aprecio y la admiración de creyentes y no-creyentes, y que, a sus 77 años de edad, sigue trabajando incansablemente en la tarea evangelizadora y en el servicio al hombre. A él le corresponde el magisterio supremo en la Iglesia, y en sus numerosos documentos así como en sus viajes, además de predicar los contenidos centrales de la fe cristiana, ha impartido una enseñanza viva y abundante en favor de la justicia y de la paz, de los derechos humanos, de la familia, de la libertad de los pueblos, de la vida y de la primacía de la persona sobre los intereses econonómicos. Ha sido y sigue siendo una de las voces más libres y más críticas de nuestro tiempo, sin hacer concesiones a las tendencias dominantes.

Los cristianos de Filipos supieron expresar su apoyo entrañable y solidario a San Pablo cuando el Apóstol lo necesita-ba más. Y yo os propongo que todos y cada uno ofrezcamos al Papa un apoyo semejante cuando le vemos un tanto desgastado por los años y por su incansable actividad en favor de todas las Igle-sias. Podemos hacerlo de diversas maneras. Una especialmente va-liosa es tratar de conocer y de dar a conocer su enseñanza en cuestiones tan vitales como la justicia social, la paz, la defen-sa de la vida, la familia. Otra no menos urgente es cooperar, en la medida de nuestras posibilidades, a llevar adelante la nueva evangelización con un renovado ardor creyente. Al alcance de to-dos están actividades tan sencillas como orar por él, fomentar la unión en nuestras comunidades, dar a conocer quién es en verdad Juan Pablo II...

Y como expresión visible, os pido que colaboréis en la colecta que se hará el día de san Pedro, para enviar lo recaudado al Santo Padre. Es una forma concreta de expresar nuestra gratitud y afecto a quien ha gastado su vida en el servicio a todos.

+ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

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