DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Predicaban la Palabra de Dios con valentía (Pentecostés)

Publicado: 04/06/1995: 926

Carta de Mons.Dorado Soto
Fiesta de Pentecostés y
Día del Apostolado Seglar

1.- "Se pusieron a hablar"

Desde hace ya muchos años, la fiesta de Pentecostés es el Día de la Acción Católica. Porque ese día, la comunidad cristiana perdió el miedo, se sintió llena del Aliento de Dios y se echó a la calle (Hch 2,1-13). Había recibido el mandato del Señor Resucitado: "Id y haced discípulos de todos los pueblos..." (Mt 28,19). Pero aquellos hermanos en la fe no acababan de encontrar el momento ni la forma. Se reunían en el hogar cálido del Cenáculo, comentaban la Palabra del Señor y oraban. Pero su mundo terminaba allí.

Hasta que un día, mientras estaban orando, sintieron que su corazón se llenaba de Dios. Unos dicen que fue como un vendabal que estremeció los cimientos; otros nos hablan de una llama de fuego abrasador... Toda la casa quedó llena de una Presencia Invisible que los empujó a la calle: a la densidad de la vida.

Ese día la Iglesia tomó la palabra en medio de un mundo indiferente y hostil, y comenzó a hablar de Dios. Decían cosas tan extrañas a la cultura vigente, que unos los tomaban por locos y otros quedaban sorprendidos. Porque creían en la resurrección, oraban en comunidad, compartían lo que tenían y, a su modo, luchaban contra la pobreza. Su forma de vida y sus palabras llamaban poderosamente la atención (Hch 4,32-36).


A veces se sentían un poco desanimados y perdidos. Especialmente cuando se burlaban de ellos, cuando los amenazaban y les prohibían hablar de Jesucristo. Pero ellos volvían a reunirse, meditaban la Palabra de Dios y oraban juntos, hasta que la fuerza del Evangelio los inundaba de luz. Entonces, se sentían otra vez "llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía" (Hch 4,31).

Todo había comenzado a los cincuenta días de la Pascua, en Pentecostés. Y aún hoy, al celebrar la fiesta de Pentecostés y al actualizar litúrgicamente que la Iglesia se sintió llena del Espíritu Santo y salió a la calle para llevar la Buena Nueva a todos los hombres, los movimientos de Acción Católica no pueden
menos de sentirse convocados. Celebran su día porque también ellos se identifican con aquella experiencia original de Dios y  con la necesidad de echarse a la calle para la misión. En algunas Diócesis, como en la nuestra, esta jornada se extiende a todo el Apostolado Seglar. Pero es, de forma eminente, el Día de la Acción Católica.


2.- "De repente vino un ruido del cielo".

Sabían que debían evangelizar en un clima cultural poco propicio, y no acababan de encontrar la forma de hacerlo. Les sucedía algo semejante a lo que nos acontece a nosotros hoy: vemos la urgencia de una nueva evangelización y hemos realizado reflexiones muy serias. Pero no acabamos de ponernos en marcha.

Me pregunto si no habrá sonado la hora de Dios y si no se ha producido ya la señal. Hace casi dos años que la Conferencia Episcopal Española aprobó las Bases Generales de la Acción Católica Española. A mediados de abril se reunían en El Escorial, con el cardenal Pironio y convocados por la CEAS, 326 sacerdotes procedentes de 56 Diócesis, para trabajar en la renovación de la Acción Católica General. Entre ellos, había una presencia destacada de sacerdotes jóvenes y de seminaristas. Y a mediados de Mayo, en las II Jornadas de Militantes de la Acción Católica, se reunían 253 personas, seglares en su mayoría, procedentes de 47 Diócesis.

En sendos comunicados, estos hermanos y hermanas seglares y sacerdotes nos dicen que, mediante el relanzamiento de la Acción Católica, pretenden responder "a los retos que nos plantea el Apostolado Seglar, a las demandas de la Parroquia para que éstas sean más misioneras y a los vacíos de presencia pública existentes para hacer oir la voz de la Iglesia en la sociedad civil como presencia evangelizadora y transformadora de las realidades de increencia, indiferencia e injusticia que se dan" (II JORNADAS, Comunicado final).


3.- ¿Por qué la Acción Católica?

El Concilio Vaticano II recomienda especialmente esta forma de apostolado seglar asociado (AA 20; AG 15; ChD, 17). Y también aquí, lo esencial es el espíritu. Pues no se trata de recuperar formas caducas ni de reimplantar lo que se ha dado en llamar "régimen de cristiandad". Es el Concilio mismo el que nos ofrece las razones de esta opción.

3.1. "El fin inmediato de estas organizaciones (los movimientos de AC) es el fin apostólico de la Iglesia". No son movimientos de espiritualidad, sino movimientos apostólicos. Su tarea es "la evangelización y la santificación de los hombres y la formación cristiana de las conciencias, de modo que puedan impregnar con el espíritu del Evangelio las diversas comunidades y los diversos ambientes" (AA 20). Su apostolado no se limita a un carisma particular sino que se identifica con "el fin apostólico de la Iglesia".

3.2. "Los laicos... aportan su experiencia y asumen su responsabilidad en la dirección de estas organizaciones" (AA 20). Son ellos, los seglares, quienes dirigen las organizaciones, quienes estudian las situaciones concretas en el contexto de la Iglesia diocesana, quienes elaboran los programas de trabajo y quienes los desarrollan. Su trabajo se inserta en los Planes Diocesanos, tiene como punto de partida la parroquia y se realiza como fermento transformador en la sociedad. Su cometido fundamental no es la beneficencia ni la catequesis ni los espacios que cubren otras asociaciones. Su campo de trabajo es la vida secular: asociaciones de consumidores, de barrio, de la escuela, centros de trabajo, ayuntamientos, instituciones culturales, medios de comunicación...

3.3. "Los laicos actúan unidos como un cuerpo orgánico, de modo que se manifieste mejor la comunidad de la Iglesia y el apostolado resulte más eficaz" (AA 20). La Acción Católica es una forma de apostolado asociado, que arranca de la parroquia y se sabe enviado por la parroquia. Su consiliario natural es cada párroco y sus planes pastorales son los de la parroquia en cuanto comunidad misionera. Aunque su fin directo no es la catequesis ni "Cáritas" ni la visita a los enfermos ni la animación litúrgica, los miembros de la Acción Católica pueden también participar en todos estos servicios, pero sin descuidar por ello su campo específico de presencia evangelizadora y transformadora en medio de la vida.

3.4. "Los laicos, tanto si se han ofrecido espontáneamente como si han sido invitados... actúan bajo la dirección superior de la propia jerarquía" (AA 20). Esta comunión con la jerarquía se expresa en que es el Obispo de la Diócesis el que nombra a los responsables diocesanos propuestos mediante votación entre sus miembros; en que la Acción Católica hace suyo el Plan Pastoral Diocesano; en que trabaja en y desde la parroquia; y en que su "fin inmediato... es el fin apostólico de la Iglesia".

4.- A modo de sugerencias.

La Conferencia Episcopal Española ha optado por el relanzamiento de la Acción Católica General. También nuestro Plan Pastoral Diocesano propone esta acción para conseguir la formación integral del laicado, que es la segunda prioridad.

De momento, partiendo de las Mujeres de Acción Católica, se han ido dando, en Málaga, algunos pasos muy modestos pero prometedores. Se han incorporado nuevos miembros, se está siguiendo el Proceso de formación preparado por la Comisión Nacional, y se ha preparado un Cursillo de Iniciación. Para el próximo curso podría iniciarse el proceso en algunas parroquias más.

Aunque especialmente recomendada por el Concilio y por la Conferencia Episcopal, la Acción Católica no es la única forma de apostolado seglar asociado. Existen también otras formas de apostolado asociado que, conservando su identidad, pueden y deben seguir integrándose en las parroquias. Y a través de las parroquias, en la Diócesis. Es necesario que todos nos sintamos responsables activos en la Iglesia Local, desde la Iglesia Local y con la Iglesia Local. Y el cauce para una mayor comunión y cooperación puede ser la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar.

Aunque merece elogio también el apostolado personal de cada cristiano, el Concilio insiste en que "en el ámbito de la actividad de los laicos, se fortalezca la forma asociada y organizada del apostolado, pues sólo la estrecha unión de fuerzas puede conseguir plenamente todos los fines del apostolado contemporáneo" (AA 18). Porque la forma asociada permite disponer de planes de formación rigurosos y de estructuras que den solidez al grupo. Además, hace posible marcarse metas más complejas y sostenerse mutuamente.

La falta de un apostolado asociado de carácter parroquial puede ser una de las grandes carencias que tenemos en la Iglesia española. Tal vez por ello, la Conferencia Episcopal Española ha dicho: "Alentamos a los sacerdotes a apoyar y a acompañar la promoción de la Acción Católica General, que deberá estimular los esfuerzos de la parroquia, a fin de: impulsar la evangelización de los ámbitos en que está inmersa la parroquia; impulsar un laicado adulto, evangelizador y militante; y contribuir a la unidad de la comunidad parroquial en la misión, y a la corresponsabilidad de todos sus miembros" (CLIM 126). Pues "la nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará" (CLIM 148).

5.- "Los cristianos laicos, nuevos samaritanos" 

Sabéis que el vocablo "espíritu" significa, entre otras cosas, "aliento". A veces me pregunto si no nos falta fuerza evangelizadora; si no estaremos todos faltos de aliento.

Pentecostés nos recuerda que El -el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida- es el Aliento de Dios. Sólo El puede  llenar los corazones creyentes de la fuerza del amor, de la luz de la fe y de la creatividad de la esperanza. Para que volvamos a echarnos a la calle y demos cuerpo a la nueva evangelización.

"Si ayer la tentación de los cristianos pudo ser reducir el cristianismo al culto, hoy es, sin duda, la de separar la fe de los diversos ámbitos de la vida: familia, profesión, economía, política... Hoy la Iglesia ha de recorrer de nuevo viejos caminos y emprender otros nuevos, que se abren en nuestro tiempo a la evangelización: la familia, la juventud, el trabajo, la política, los medios de comunicación" (CLIM 146).

+ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

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