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La donación de órganos: una nueva forma de vivir la fraternidad

Publicado: 17/02/1995: 1020

En fechas recientes, la asociación "Mensajeros de la Paz" se dirigió a las familias españolas, pues necesitaban hogares que desearan adoptar a niños con graves problemas físicos y psíquicos. La respuesta ha sido rápida y generosa, porque es mucha la bondad que anida en el corazón humano. Y muchas veces no existe una respuesta solidaria por falta de información.

Algo así puede estar sucediendo con el tema de los trasplantes de órganos. Miles de personas esperan, con la vida pendiente de un hilo. Los avances impresionantes de la medicina y la competencia de los profesionales han abierto nuevos cauces de lucha contra la enfermedad: los trasplantes de órganos. Gracias a ellos, se han abierto posibilidades de vida para enfermos que parecían irremediablemente condenados a morir. Actualmente se realizan con buen éxito trasplantes de riñón, de hígado, de médula ósea, de páncreas, de pulmón, de corazón... Pero son escasos los donantes. Más de 5.000 personas esperan, en España, un trasplante de órganos; y la media de espera para recibir un riñón es superior a los tres años.

Nadie debe sentirse obligado ni coaccionado a ser donante. Pero es una hermosa forma de vivir la fraternidad humana y cristiana. La Iglesia no sólo no pone obstáculos sino que alienta a todos los cristianos -y a todos los hombres de buena voluntad- a ejercer esta nueva posibilidad de vivir el amor fraterno. Con palabras del Papa, "tal gesto es tan saludable por el hecho de que no os mueve a realizarlo el deseo de intereses o de miras terrenas, sino un impulso generoso del corazón, la solidaridad humana y cristiana... Al donar sangre o un órgano de vuestro cuerpo (...), que vuestro gesto hacia los hermanos necesitados sea realizado como un ofrecimiento al Señor, el cual se ha identificado con todos los que sufren a causa de la enfermedad..."

¡Eso sí, respetando las pautas legales y éticas que tan bien conocen nuestros profesionales, y de las que deben informar siempre a los interesados en donar sus órganos! Tanto la Organización Mundial de la Salud como la Iglesia han hecho aportaciones muy ricas y matizadas en este terreno. 

La sociedad de Málaga es ciertamente sensible a esta necesidad, pero estamos lejos de ser verdaderamente generosos. Contamos con buenos profesionales y escasean los donantes. Andalucía, tan generosa siempre, está por debajo de la media nacional en cuanto a donaciones de órganos. Quizá por falta de información o por simple pereza. Sería hermoso y evangélico que nos tomáramos muy en serio esta forma de vivir la fraternidad para conseguir un cambio en nuestros hábitos. Lo más práctico es pedir información a los profesionales de la medicina sobre el carné de donante, las condiciones requeridas y la eficacia de esta ayuda. Y quien tome la decisión de ser donante, es conveniente que se lo comunique a la familia, para evitarles ansiedades si es que alguna vez llega la ocasión.

Y tal vez sea una cuestión que merezca el interés y el estudio de nuestros grupos de Cáritas y de Pastoral de Enfermos. Es otra forma -ciertamente moderna y muy eficaz- de vivir la fraternidad y de ejercer de buen samaritano. Otra oportunidad de romper esas cadenas que mantienen a miles de personas atadas de por vida  a la ayuda imprescindible de las máquinas.

+ Antonio Dorado,

Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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