DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

La Caridad es servicial

Publicado: 01/06/1997: 2076

Carta Pastoral del Obispo de Málaga
Día de Caridad

El domingo 1 de Junio, celebramos la fiesta del Corpus Christi y el Día Nacional de Caridad. Vamos a acompañar al Santísimo Sacramento por nuestras calles y plazas, como expresión viva de que la fe no es un asunto privado ni el Reino de Dios que pregona el Evangelio puede quedarse encerrado entre los muros del templo. Jesús nos habla de un Reino de verdad, de vida, de gracia, de justicia y de paz, que se empieza a construir ya en la tierra, aunque no sea de este mundo (Jn 18,36). Y vamos a proclamar también el Día Nacional de Caridad, porque el amor fraterno, que nosotros llamamos caridad para indicar que no los regala Dios, es el alma de este Reino.

La Eucaristía, "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11) como nos recuerda el Concilio, es inseparable de la caridad, el "mandamiento nuevo" (cfr Jn 13,34). Los primeros cristianos lo sabían y lo practicaban: no sólo se reunían para "la fracción del pan" (la Eucaristía), sino que esta unión sacramental con el Señor resucitado los llevaba luego a compartir sus bienes entre sí y con los más pobres (cfr Hch 2,42-44).

Esta idea llegó a calar de manera tan honda en la conciencia del Pueblo cristiano, que nos dice un Padre de la Iglesia en el siglo V: "Porque Cristo murió por nuestro amor, cuando hacemos conmemoración de su muerte en nuestro sacrificio, pedimos que venga el Espíritu Santo y nos comunique el amor; suplicamos fervorosamente que aquel mismo amor que impulsó a Cristo a dejarse crucificar por nosotros, sea infundido por el Espíritu Santo en nuestros propios corazones".

Es, por tanto, natural que la celebración del Corpus Christi, para venerar el Cuerpo y la Sangre del Señor, nos lleve espontáneamente a poner de manifiesto nuestro amor a los demás. Porque el amor al Santísimo Sacramento resulta inseparable del amor a las personas concretas. Y muy especialmente, del amor eficaz y servicial a los más necesitados.

Igual que ha sido constante en celebrar la Eucaristía, la Iglesia ha tenido siempre una conciencia muy clara de su deber para con los pobres. Así nos lo atestiguan los imnumerables fundadores de Institutos religiosos para servir a los pobres y esos nobles edificios que sirvieron de hospitales, escuelas y centros de acogida para personas abandonadas.

Hace ahora cincuenta años, la Iglesia española vio la necesidad de coordinar los esfuerzos para atender más eficazmente a los necesitados y para ir al encuentro de las personas más abandonadas. Fue así como nació Cáritas. Se trata un organismo dinámico para ofrecer a quienes se encuentran en apuros todos los servicios y la ayuda que estén a su alcance, hasta que logren valerse por sí mismo. Y en sólo cincuenta años, se ha ganado la confianza del pueblo cristiano e incluso de numerosas personas que no comparten nuestra fe. Se la ha ganado por su entrega, por su creatividad ante necesidades de todo tipo, por su rapidez en acudir donde la necesitan y por su constante actitud de revisión y de autocrítica. Cualidades éstas que la convierten en una institución moderna, emprendedora y flexible.

Al celebrar hoy el Día Nacional de Caridad, os invito a todos a que aportéis una ayuda generosa a la colecta que Cáritas organiza. Sabéis bien que esta institución católica responde con seriedad a la cofianza que depositáis en ella. El lema de este año dice: "Si eres solidario, cumples. Hoy, cumple". Pero yo os digo algo más: el culto verdadero al Santísimo Sacramento se expresa de forma tangible en el amor a los hermanos y en la solidaridad con los más pobres. El Señor lo dio todo por nosotros, hasta la última gota de su sangre en la cruz. Y cuando la pobreza hace estragos en nuestro mundo, un cristiano tiene que dar hasta que le duela. Pues como dice san Juan, "si alguno posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra el corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (I Jn 3,17).

+ Antonio Dorado,

Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

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