DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Un corazón misionero (Misión Diocesana)

Publicado: 23/04/2006: 2330

El Proyecto Pastoral Diocesano, en cuya revisión estamos comprometidos, dice con clarividencia que “la mirada primera a nuestro entorno no nos debe de hacer olvidar la misión universal a la Iglesia. Cada uno de nosotros somos misioneros de corazón, que con nuestros latidos impulsamos la misión “ad gentes”, recordada continuamente entre nosotros por la misión diocesana en Caicara del Orinoco (Venezuela)”.

Se trata, como sabéis, de un compromiso evangelizador que adquirió la diócesis de Málaga hace ya veinte años, al hacerse cargo de una zona muy pobre en el diócesis hermana de Ciudad Bolívar. Desde entonces, como dice también el Proyecto Pastoral, el corazón misionero de nuestra Iglesia diocesana sigue latiendo con gran fuerza, porque “los misioneros seglares, los sacerdotes y religiosos en misiones y nuestra colaboración económica frecuente es un signo de esta comunión eclesial que rompe fronteras”.

La práctica de compartir evangelizadores, medios económicos y oraciones entre las diversas comunidades cristianas hunde sus raíces en la Iglesia Apostólica. Lo podéis comprobar en las lecturas de la misa de este tiempo de Pascua que estamos celebrando. La segunda lectura de hoy nos recuerda cómo compartían sus bienes los cristianos de Jerusalén. Con el avance de la tarea evangelizadora, se crearon nuevas comunidades en diferentes países y se vio la necesidad de compartir los bienes, como pone de manifiesto la colecta que organizó San Pablo en Asia Menor, Macedonia y Grecia para ayudar a los cristianos de Jerusalén.

Por otra parte, también compartían misioneros, como dice el libro Los Hechos de los Apóstoles, a propósito de la comunidad de Antioquía, cuando les dijo el Espíritu Santo: “Separadme a Bernabé y a Saulo para la misión a la que los he llamado” (13, 2). Y por supuesto, compartían la oración, las cartas que recibían de los Apóstoles y todo tipo de noticias sobre la marcha de la Iglesia.

Este aliento misionero, que los impulsaba a compartir su vida, oración, recursos económicos y evangelizadores, lejos de empobrecerlos, fortalecía su hondura evangélica y sus anhelos apostólicos. Por eso, sigue siendo para nosotros hoy un ejemplo a imitar en nuestra relación con las misiones y, de forma especial, con esa porción querida de la Iglesia que está en Caicara del Orinoco.

Como recalca la Delegación Diocesana de Misiones, en un sugerente díptico que se ha repartido por las parroquias, “si no se ama apasionadamente la misión... ésta se muere o queda como una embajada religiosa en el extranjero”.


Por mi parte, considero un acierto el hecho de que cada vez sean más frecuentes y abundantes las noticias de Caicara que aparecen en los medios de comunicación de la Diócesis. Además, a pesar de nuestra escasez de sacerdotes, he solicitado voluntarios que se decidan a dedicar el tiempo que les dicte su conciencia a vivir su fe y a ejercer su ministerio sacerdotal en aquella querida tierra que pude visitar al poco tiempo de llegar a Málaga.

Hoy pido también la colaboración de los seglares. Es posible que haya algunos que tengan la preparación requerida y que se ofrezcan a marchar. Y es seguro que todos pueden colaborar con recursos económicos según sus posibilidades, manteniendo vivo el contacto con nuestros misioneros y rezando por ellos cada día.

 

+ Antonio Dorado Soto,

Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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