DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Tierra Santa, aceptadme como un peregrino más

Publicado: 16/10/2005: 1002

Carta Pastoral Mons. Dorado Soto
Con ocasión de la peregrinación diocesana a Tierra Santa

Para los cristianos, Tierra Santa es un lugar privilegiado, porque allí está la cuna de nuestra fe. Además de ser el lugar donde acontecieron la mayoría de los hechos que nos narra el Antiguo Testamento, es la tierra en la que el Hijo de Dios se encarnó, nació, vivió, fue crucificado y resucitó de entre los muertos. Es natural que sus seguidores de todos los tiempos hayan deseado visitar estos lugares, y España tiene el privilegio único de contar con el diario que fue escribiendo a finales del siglo IV, bajo la forma de cartas a una hermana suya, la religiosa Egeria. En él describe los principales lugares en los que vivió Jesús (Belén, Betania, el Monte de los Olivos, el Santo Sepulcro...) y cómo se celebraba la fe en ellos-

Para cuidar los templos que se habían levantado en estos lugares y prestar ayuda a los peregrinos que acudían de todas partes, los Padres franciscanos abrieron casas en lugares estratégicos. De paso, atendían a los cristianos de Palestina, herederos de las primeras comunidades que fundaron los Apóstoles y los varones apostólicos. El servicio era mutuo: ellos custodiaban los Santos lugares y ayudaban a los peregrinos, y éstos les aportaban ayuda económica para mantener y para llevar adelante su obra. Gracias a esta presencia bienhechora de los franciscanos, se abrieron escuelas cristianas, se realizaron excavaciones, se ayudó a los peregrinos a adentrarse en las raíces de su fe y se amplió el estudio de la Biblia.

Durante estos últimos años, han disminuido las peregrinaciones, y la presencia de aquellos hermanos en la fe, y de los mismos Padres franciscanos, se ve hoy amenazada por falta de recursos. De ahí la enorme importancia de dar a conocer la posibilidad y la conveniencia de peregrinar a Tierra Santa. Pero es que estas visitas suponen, además, una ayuda preciosa para los cristianos que las realizan con fe, pues no son una excursión ni una visita turística sin más, sino una búsqueda de Dios.

En Palestina, cada palmo de tierra y cada piedra nos hablan de la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo; de la grandeza del amor de Dios, que se hace compañero de camino y de la miseria del hombre También la miseria de los creyentes, que hace más patente la misericordia divina y la necesidad de perdón.

Por otra parte, al recorrer los lugares en los que se desarrolla la Historia Sagrada, se despierta el interés por la lectura y por un conocimiento más profundo de la Sagrada Biblia. Cuantos hemos visitado estos lugares, sabemos que, al leer y meditar la Palabra de Dios, hay un antes y un después de nuestra visita a Tierra Santa.

Y lo que es más importante, la semana que abarca la peregrinación es un tiempo precioso para profundizar en la fe, para dejar que Dios nos hable al corazón y para celebrar con todos los hermanos que nos acompañan esa actualización de la muerte y la resurrección de Jesucristo que es la Eucaristía.

Entre las diversas peregrinaciones que ha programado la Diócesis, Dios me ha concedido la gracia de poder participar en la que visitará Tierra Santa a comienzos del mes de Noviembre, entre los días 6 y 13. Espero que me aceptéis como un peregrino y un hermano más, que busca con vosotros conocer más a fondo a Jesucristo, para amarle más y servirle mejor.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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