DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Mantener la identidad de nuestra fe

Publicado: 11/09/2005: 1140

En su encuentro con los jóvenes, el Papa Benedicto XVI nos ha ofrecido a todos un interesante cuerpo de doctrina. Con estilo sencillo y austero, ha presentado algunos aspectos de la fe que necesitamos meditar. Considero muy provechoso leer y estudiar las homilías que pronunció durante la Vigilia de Oración y la de la misa de clausura, así como el discurso a los Obispos de Alemania. Sus enseñanzas sobre quién es Dios, sobre el sentido de la muerte y de la resurrección de Jesucristo, sobre la Eucaristía y sobre la escucha a los jóvenes encierran una seductora hondura mística y una singular belleza.

De paso, ha puesto el dedo en la llaga sobre el tipo de renacimiento religioso que se da en algunos ambientes, especialmente entre jóvenes e intelectuales. Con palabras del Papa, "junto al olvido de Dios existe como un ‘boom’ de lo religioso. No quiero desacreditar todo lo que se sitúa en este contexto. Puede darse también la alegría sincera del descubrimiento. Pero exagerando demasiado, la religión se convierte casi en un producto de consumo. Se escoge aquello que place y algunos saben también sacarle provecho. Pero la religión buscada ‘a la medida de cada uno’, a la postre, no nos ayuda. Es cómoda, pero en el momento de crisis nos abandona a nuestra suerte". Considero que es conveniente reflexionar sobre este aviso fraterno, que explica la escasa radicalidad evangélica de muchos miembros de nuestras comunidades. ¡Una fe hecha a medida!

La escasa formación doctrinal de numerosos cristianos, que no alimentan su fe con la lectura de la Palabra de Dios, con la oración y el estudio de las enseñanzas de la Iglesia, hace que les resulte muy difícil ejercer de testigos de Jesucristo en el seno de la cultura tan secularizada en la que vivimos. Son muchos los que no saben dar razón de su esperanza a quienes se la piden y los que no logran armonizar la fe que profesan con los avances de las ciencias. Al final, unos renuncian a pensar críticamente como cristianos adultos, y muchos dejan llevar por opiniones aparentemente sensatas y modernas, que los alejan más cada día de la fe apostólica.

Especialmente en cuestiones de moral social, de moral sexual y de moral de los negocios, numerosos católicos se fabrican unas pautas de conducta que, sin advertirlo, los alejan del Evangelio. Aunque determinados encuentros de oración y actos de culto pueden alimentar sus sentimientos religiosos, éstos no los inducen a comprometer luego su vida con la profundidad del Evangelio, porque se quedan en la superficie. El hecho cierto de que aumenta el número de personas que comulgan en la misa, a la vez que disminuye el recurso al sacramento de la penitencia, es un signo elocuente de que cada uno se ha dado una moral a su medida.

De ahí la importancia enorme que nuestro Plan Pastoral Diocesano concede a la formación, tomada en sentido amplio, y el aliento que ofrece a la Iniciación cristiana, a los diversos tipos de catecumenados de adultos, a las escuelas de Biblia, de oración y de Agentes Pastorales. Porque la fe no es cuestión de simples sentimientos, sino también una manera de entender la existencia a la luz de Dios y un compromiso con el otro, que brota de la unión con Jesucristo. Por consiguiente, es muy necesario que aprendamos a reflexionar sobre sus contenidos de la fe y el comportamiento que nos piden. Pues una religión a la medida de cada uno termina por convertirnos en "sal insípida", como nos enseñó Jesucristo, que "en el momento de la crisis nos abandona a nuestra suerte".


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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