DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Despertar la fe de los padres

Publicado: 03/04/2005: 923

Carta Pastoral de Mons. Dorado Soto, I Domingo de Pascua

La celebración de las primeras comuniones de los niños coinciden, en muchas parroquias, con el tiempo de Pascua. Me consta de los esfuerzos y de la imaginación que derrochan los catequistas, junto con los sacerdotes, para evitar que este acto se quede en una fiesta social sin contenido evangélico. Comprendo que es una cuestión difícil, y que no siempre los resultados visibles se corresponden con la entrega y la dedicación que se ha venido haciendo a lo largo de tres años.

Pero también me consta que, para muchos padres, puede haber servido de acicate para reavivar una vida de fe que estaba latente. Son personas que, en su día, recibieron una formación religiosa sólida, e incluso estuvieron integradas en grupos apostólicos, y que por razones diversas abandonaron luego la práctica religiosa. Sólo Dios conoce lo que hay en el corazón de cada uno, pero tengo la firme convicción de que la primera comunión de un hijo puede ser la circunstancia de la que se sirve el Espíritu Santo para tocar el alma de esa persona.

En los encuentros que se tienen con los padres de forma periódica, en particular durante estas semanas que preceden a las primera comuniones, hay que recordarles que, un día, al pedir el sacramento del bautismo para sus hijos, se comprometieron ante Dios a educarlos en la fe de Jesucristo y a ser, para ellos, testigos de vida evangélica. Además, no es infrecuente que deseen acompañarlos a recibir la sagrada comunión. En tal caso, por el respeto que nos merece el sacramento y los padres que se plantean dicha posibilidad, tenemos que hablarles con absoluta franqueza y ayudarlos.

Hay que explicarles con toda delicadeza y claridad que no se debe acceder a la sagrada comunión sin haberse acercado previamente al sacramento de la penitencia, con verdadero propósito de enmienda. O lo que es igual, que es contrario a la sinceridad de su decisión confesar como de paso, sin plantearse a fondo el compromiso que adquieren con Dios y con su conciencia al confesar y comulgar. Con frecuencia, será necesario hablarles, mediante catequesis sencillas y prácticas, sobre el significado del sacramento de la penitencia y la manera de acercarse a recibirlo.

Me consta que sois muchos los que vivís esta etapa de las primeras comuniones como una ocasión propicia para salir al encuentro de personas buenas que se alejaron de la comunidad cristiana sin motivo. Las necesitamos, porque pueden aportar importantes valores que enriquecen al Pueblo de Dios. Y también nos necesitan ellas, ya que la fe cristiana no se puede vivir al margen de la comunidad, sin el apoyo sólido de los demás miembros del Cuerpo Místico de Cristo.

Aunque las apariencias externas nos desmoralicen muchas veces, sabemos que Dios nos está buscando a todos y que sale al encuentro de sus hijos por los caminos más insospechados. Por eso, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor, Jesucristo, los sacerdotes tenemos que derrochar imaginación, cercanía y actitud de entrega a favor de los padres que han pedido la primera comunión para sus hijos; y recordarles que dependerá en gran medida de ellos el que los niños se integren en la comunidad parroquial.

✝ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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