DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

La fuerza de la oración

Publicado: 13/03/2005: 1533

Al regresar de mi visita a Roma, esa visita que hacemos periódicamente todos los Obispos del mundo para hablar con el Santo Padre, como expresión de afecto y de comunión con el Obispo de Roma y sucesor de Pedro, y para rezar ante la tumba de los Apóstoles Pedro y Pablo, quiero agradecer a todo el Pueblo de Dios vuestras oraciones.

Como sabéis, en esta ocasión ni los fieles que me han acompañado ni yo mismo hemos podido encontrarnos con el Papa, por hallarse hospitalizado. Sin embargo, si que hemos realizado las demás actividades programadas, como visitar las Basílicas Mayores, informar sobre la marcha de nuestra Diócesis y cambiar impresiones con las personas que están al frente de los principales organismos de la Iglesia Católica.

Como sabéis por DIOCESIS y por los informativos diocesanos de POPULAR TV y de COPE, me han acompañado un numeroso grupo de fieles, entre ellos algunos sacerdotes. Y aunque no hemos podido encontrarnos con Juan Pablo II, sí que hemos acudido al Hospital Gemelli, en el que estaba ingresado, para orar allí por él y hacerle llegar una carta llena de cariño y cercanía. Es otra manera de expresarle todo el afecto y la gratitud de nuestras comunidades cristianas. En el Hospital estábamos cristianos de toda Andalucía, Obispos y sacerdotes incluidos. Fue un momento de especial intensidad, en el que sentimos de modo muy profundo la fuerza de la oración, que alimenta la fe y logra activar las mejores energías que cada uno lleva dentro.

Y es que, como dice Tertuliano, "la oración sacó a las almas de los muertos del mismo seno de la muerte, fortaleció a los débiles, curó a los enfermos, liberó a los endemoniados, abrió las mazmorras, soltó las ataduras de los inocentes. La oración perdona los delitos, aparta las tentaciones, extingue las persecuciones, consuela a los pusilánimes, recrea a los magnánimos, conduce a los peregrinos, mitiga las tormentas, aturde a los ladrones, alimenta a los pobres, rige a los ricos, levanta a los caídos, sostiene a los que van a caer, apoya a los que están en pie". "Solamente la oración vence a Dios; pero Cristo la quiso incapaz para el mal y todopoderosa para el bien".

Por eso, además de agradecer a todos vuestras oraciones por los frutos de esta visita, que ha tenido mucho de peregrinación para los que la hemos realizado, os invito a seguir orando sin desfallecer por la salud del Papa, a dar gracias a Dios por su servicio a la Iglesia y a bendecir al Señor que nos ha dado el don precioso de la fe. No olvidéis que estamos en plena Cuaresma y todo nos invita a convertirnos para celebrar la Pascua.

Y la oración, a la vez que nos trae las bendiciones divinas, revierte sobre la persona que ora y abre su corazón al amor de Dios. Aunque nuestro entorno cultural no valora sino aquello que se ve y se toca, lo más decisivo de la historia humana se juega en el corazón del hombre, en el corazón de cada uno de nosotros y de todos juntos, allí donde se fraguan todos los proyectos de futuro y donde la oración, "incapaz para el mal y todopoderosa para el bien" según expresión feliz de Tertuliano, puede alumbrar esos frutos de santidad que tanto necesita nuestra Iglesia.


✝ Antonio Dorado Soto
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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