DiócesisCartas Pastorales Mons. Dorado

Dios creó el mundo para todos

Publicado: 13/02/2005: 1077

Carta Pastoral de Mons. Dorado Soto Campaña de MANOS UNIDAS

Fiel a sus raíces y a su fundamento evangélico, la organización “Manos Unidas” ha elegido como lema para este año “Norte-Sur, un futuro común”. Con el sano realismo que la caracteriza, ha centrado su mirada en ese fenómeno complejo que denominamos globalización, porque la circulación del dinero, los productos y las ideas ya no conoce fronteras. Aunque se trata de un fenómeno humano irreversible, hay que repetir con tenacidad y esperanza que “otra globalización es posible y necesaria”, porque el Norte rico no tiene futuro si continúa creciendo el abismo que le separa del Sur empobrecido. Los cristianos aceptamos de buen grado la globalización y el progreso, pero sostenemos que “la persona es necesariamente fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales”; y sostenemos con la Conferencia Episcopal de América Latina (CELAM) que una globalización “bien orientada, podría ofrecer alimento suficiente y existencia digna a todos los habitantes del planeta; sería capaz de hacer una transferencia tecnológica, que permitiría destruir las infamantes desigualdades que existen hoy entre los pueblos”.

Por eso, “Manos Unidas” denuncia una vez más, con audacia humana y cristiana, que uno de cada cinco habitantes del mundo vive con menos de un euro diario. Y lo más grave es que la situación de injusticia ha empeorado durante el último año, pues el número de pobres ha crecido en 400 millones de personas, según informes de la ONU. La falta de alimentos, de agua, de medicinas, de escuelas y viviendas que se cobra miles de vidas cada día no es una fatalidad histórica, sino que tiene remedio, porque el hombre moderno posee capacidad para crear riqueza, aunque carece de la voluntad necesaria para distribuirla.

Tras esta denuncia, que “Manos Unidas” presenta de forma pormenorizada en materiales didácticos al alcance de niños y de mayores, nos recuerda con las palabras del Vaticano II, que “Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos de forma equitativa” (GS 69).

En lugar de quedarse en reflexiones abstractas y en hermosas teorías ante la pobreza que oprime a una tercera parte de la humanidad, “Manos Unidas” propone tres actuaciones muy concretas. La primera, aportar fondos económicos para crear riqueza en los lugares más empobrecidos de la tierra. Ya conocéis su forma de actuar, que consiste en estudiar proyectos capaces de generar riqueza, en implicar en ellos a las poblaciones que reciben esa ayuda y en acompañarlas el todo tiempo que sea necesario.

La segunda, conseguir que se conozcan las situaciones de hambre que afectan a una tercera parte de los habitantes del planeta y las causas de las mismas. Mediante unos materiales muy bien elaborados, pretenden dar a conocer la situación sangrante en la que viven los empobrecidos y analizar las causas que provocan esta situación de injusticia, que se ha venido agravando durante los últimos años.

Finalmente, alentar la esperanza y la solidaridad en medio de un mundo cada vez más desesperanzado e individualista. La colecta que realiza, con ser muy importante, es una gota de agua ante el problema. Por eso, pretende al mismo tiempo despertar las conciencias y aunar las voluntades, de manera que logren crear una opinión pública que impulse a los gobiernos a tomar medidas urgentes. Y lo hace con la confianza puesta en Jesucristo, que ha vencido la muerte y el pecado y sabe desatar en el corazón del hombre esas energías impresionantes que movilizaron a los Santos y nos pueden movilizar hoy a nosotros.

✝ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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