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El Señor te necesita (Domund)

Publicado: 16/10/2004: 996

Pastoral del Obispo de Málaga sobre la Jornada del DOMUND
 

El domingo 24 de Octubre la Iglesia celebra el DOMUND, el Domingo Mundial de la Propagación de la Fe. Miles de hombres y mujeres han dejado su tierra y su familia para proclamar el Evangelio en todos los rincones de la tierra. Su existencia y su trabajo han escrito y siguen escribiendo algunas de las páginas más luminosas y elocuentes de la vida de la Iglesia.

Incluso personas que se declaran no creyentes, cuando han tenido la oportunidad de visitar una misión y convivir con los misioneros, se hacen lenguas de la generosidad y el servicio abnegado de estos hermanos y resaltan su labor humanitaria. Aunque olvidan lo esencial, que es la dimensión evangelizadora, tienen toda la razón de que al presentar a Jesucristo, los misioneros ayudan a los pueblos a crecer en humanidad. Desde siempre, junto con el Evangelio, han llegado escuelas, hospitales, el desarrollo de los derechos y el sentido profundo de la dignidad de la persona.

Durante el siglo XX la Iglesia española contribuyó al trabajo misionero con una entrega extraordinaria en personas, en medios económicos y en comunión de oraciones y de vida. Los recientes cambios de nuestra sociedad y nuestra Iglesia se han dejado sentir también en lo referente a una presencia misionera menor, pero podemos contribuir a esta espléndida labor con una nueva intensidad evangelizadora. Precisamente el lema para la jornada del DOMUND de este año nos recuerda algo importante: "Es la hora, dice, de tu compromiso misionero". Porque el Señor y tus hermanos te necesitan y tú puedes dar más de lo que piensas.

Por lo pronto, puedes rezar por las misiones. Si eres un jubilado o un enfermo, tienes tiempo para leer las revistas misioneras, para orar por esta hermosa labor y para ofrecer tu vida y tus sufrimientos por la evangelización de los pueblos. Aunque a nuestra mentalidad pragmática le resulte difícil entenderlo, la oración es el abono imprescindible para fecundar el trabajo de los que están en primera línea. Su vida no es nada fácil, por la tentación del desaliento, la dureza de las condiciones materiales y los peligros que los acechan. Ser misionero constituye hoy una misión de alto riesgo y necesitan que oremos.

Si eres joven o relativamente joven y has descubierto por tu experiencia personal que Jesucristo nos salva y transforma nuestra vida, tal vez estés a tiempo de dedicar unos años o toda tu vida a las misiones. Muchas personas, religiosos, religiosas, matrimonios y jóvenes con inquietud vocacional siguen dedicando sus mejores energías a las misiones. Unos lo hacen de por vida y otros durante un tiempo limitado. Deja que la Palabra de Dios anide en tu corazón, por si Dios te llama. Ser misionero, es una de las maneras más hermosas de sacarle jugo a la propia existencia.

Por otra parte, todos podemos aportar algún dinero para sostener la obra de los misioneros. Saben vivir en pobreza y vivir alegres con lo que tienen, pero en la medida en que disponen de medios, pueden mejorar sus servicios religiosos y sociales. El dinero que gastamos un día de fiesta puede salvar la vida de un enfermo, que necesita medicinas y otras atenciones médicas. Aunque nos parezca poco, en las misiones da mucho de sí y consigue salvar vidas en todos los sentidos.

Finalmente, la mejor manera de alentar el esfuerzo misionero consiste en avanzar en santidad. La historia de la Iglesia nos enseña que donde hay un santo se desarrolla un impulso evangelizador y misionero de alcances insospechados. Para ello, contamos con la ayuda de María, la Estrella de la Evangelización, como la llamó Pablo VI. Os invito a acudir a su maternal ayuda en este mes del Rosario y en vísperas de la celebración del 150 aniversario de la definición del dogma de su Concepción Inmaculada.

✝ Antonio Dorado,
Obispo de Málaga.

Diócesis Málaga

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